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10 canciones de amor nada románticas

Todas conocemos canciones que cantan al amor romántico y sus mitos. Los celos que llevan al asesinato en Cruz de Navajas de Mecano, el Sin ti no soy nada de Amaral, La tortura de Shakira y Alejandro Sanz defendiendo que hay que aguantar de todo en nombre del amor…. Pero también hay muchas canciones que los desmontan, canciones de amor nada románticas. Hoy se celebra San Valentín. Aprovechando la ocasión, os voy a hablar de algunos mitos del amor romántico y de mis canciones favoritas para bailar sobre ellos.

Queremos celebrar San Valentín bailando sobre los mitos del amor romántico. Clic para tuitear

Mito de la media naranja

Según este mito, somos seres incompletos. Solo una persona está destinada a nosotras y completará nuestros huecos, llenando nuestra vida y proporcionándonos felicidad.

La Otra, en su canción Contigo, habla de ese amor sano en el que somos seres completos, capaces de ser felices sin pareja, pero que junto a quien queremos todo nos parece un poco más fácil. En realidad, esta canción desmonta bastantes mitos y es un canto a esa libertad que nos regala el saber amar bonito.

Mito de la finitud

Si amas a alguien no puedes amar a otra persona. Este mito nos cuenta que el amor es algo que se acaba y que hay que repartir. En realidad, el amor, como la amistad, cuanto más se reparte más crece.

En Corazón Nómada, Rebeca Lane canta al amor como agua, abono y tierra donde todo puede crecer. El amor no es un producto, es sangre y es vida dando vida.

Mito del amor jerarquizado y la pareja como “todo”

El amor de pareja es lo máximo a lo que aspiramos en cuanto a relaciones. Familia, amistad, soledad elegida… todo queda en segundo plano. Esto puede llevarnos a alejarnos de muchas personas que nos quieren y a quienes queremos. Recordemos que el amor romántico es solo una parte de nuestra vida: nuestros sueños, amistades, aficiones, trabajo, familia, etc. forman también parte del puzle.

Tremenda Jauría prefiere “bailar cumbia hasta que amanezca” en su canción Esta noche a pasar la noche con alguien. No siempre el romance es la opción elegida.

Mito de la exclusividad y mito de los celos

Nos cuentan que si nos gusta alguien no nos pueden gustar otras personas y que los celos son un signo de amor. Sin embargo, podemos amar a varias personas a la vez y no sentir inseguridad si ellas también aman a otras personas. Muchas veces los celos son síntoma de inseguridad, de querer poseer a la otra persona en lugar de dejarla crecer.

La preferida es una de mis canciones favoritas desde que la escuché. Un precioso bolero de Las Taradas que canta al amor sin ataduras, pero sí con cuidados y cariño.

Mito de la omnipotencia

“El amor todo lo puede”, “si me quiere cambiará”, “mi amor lo sanará”… ¡PELIGRO! Hay obstáculos internos en todas las personas y también hay circunstancias externas que pueden afectar. El amor no es una poción mágica, y menos en personas que no saben querer. Querer que una persona cambie es no quererla tal y como es, pretender que alguien que nos hace daño deje de hacérnoslo si aguantamos es peligroso para nuestra autoestima y puede serlo para nuestra integridad física.

No soy muy fan de Operación triunfo, pero sí de que en formatos tan generalistas se empiecen a escuchar discursos como el de “tengo claro que no me voy a fijar en un chico malo” de la canción Lo malo de Ana Guerra y Aitana. Me encanta que acabe esa leyenda de que los chicos “malos” nos gustan y que si aguantamos sus malos tratos cambiarán y nos amarán.

Mito de la eternidad y el sacrificio

Esa idea de que el amor verdadero es eterno, que si se acaba no encontraremos algo igual, que estaremos devastadas. Esa leyenda de que si queremos que algo dure hay que aguantar lo que sea, de que hay que darlo todo por el amor aunque se sufra, ese horrible refrán: “Quien bien te quiere te hará llorar”. Se puede amar muchas veces, se puede romper una relación aunque aún se ame, se puede amar de diferentes maneras. Cambiemos el refrán por “Que el amor valga la alegría y no la pena”.

Buika, esa voz con duende que nos habla de romper con las relaciones que nos hacen daño, canta Jodida pero contenta.

Mito de la heterosexualidad

Parece mentira, pero aún damos por sentada la heterosexualidad en el amor. Por suerte, cada vez más artistas cantan a diferentes manera de amar.

Kumbia Queers es uno de mis grupos favoritos de canciones de amor no románticas y siempre andan enamoradas de alguien, en esta canción le toca el turno a Daniela.

Mito del matrimonio o de la convivencia

Hay muchas manera de vivir el amor y de configurar una pareja. Y, aunque la sociedad en muchos casos nos conduce a registrar nuestra forma de vida de alguna manera, no todo amor está abocado al matrimonio o la convivencia. Tampoco el fin de todas las persona es acabar sus días en pareja.

De nuevo tenemos a Las Taradas, que este año han sido mi descubrimiento y me tienen loca con sus canciones de amor al no amor, con su canción Que no, que no!

 El mito de «o mala o buena»

A las mujeres siempre se nos ha situado en el binomio o bruja o santa, o amante o esposa, o sexy o madre. Pero las mujeres somos personas como los hombres, con múltiples facetas, y no se nos puede reducir a un tópico. No es necesario ser de ninguna manera para que nos quieran, lo válido es que nos quieran por nosotras mismas, tal como somos. Y si eso nos transforma en una Mujer inconveniente, siempre podemos cantar esta canción de Liliana Felipe.

El mito del libre albedrío

Esta es una concepción del amor como algo mágico. Es perder de vista que todos nuestros sentimientos, incluidos los amorosos, están influidos por factores socio-biológico-culturales.

Hay diversos estudios desde las distintas ciencias sociales (psicología, antropología, sociología…) que muestran qué factores afectan a nuestra elección de una pareja y a nuestra manera de entender el amor. Entender esos factores nos ayuda a deconstruirlos y a lograr que nos afecten menos. Esto nos permite comprender mejor nuestras elecciones y decidir un poco más fríamente, sobre todo en el caso de relaciones tóxicas.

El himno de más de una generación Me gusta ser una zorra de Las Vulpess ilustra esto. Las mujeres dejamos de ser sujetos pasivos esperando a nuestro príncipe azul. La sociedad cambió y la concepción del amor también.

Si queréis escuchar estas 10 canciones en Spotify, aquí tenéis la lista de reproducción.

Me he dejado muchos mitos y muchas canciones pero os recomiendo mucho esta otra lista de reproducción, El feminismo también se baila, para que sigáis bailando sobre la tumba de tantos mitos.

canciones de amor no románticas

Amor romántico: qué es y cómo contribuye a nuestra idea de amor

Hace unos días vi la película A tres metros sobre el cielo, protagonizada por María Valverde y Mario Casas, basada en el libro de mismo título y que narra la historia de amor adolescente entre Babi y Hache. A pesar de que la película parece la inocente historia de dos adolescentes enamorados, en realidad es violencia disfrazada de romanticismo, en la que se ve cómo Hache no duda en humillar y violentar a Babi para intentar que ella se fije en él, y Babi se enamora perdidamente de él a pesar de todo lo que la hace pasar.

El amor romántico sirve de modelo a la hora de establecer las relaciones de pareja así como a la idea que se tiene de estas

Esta es una de las muchas historias que podemos encontrar en el cine, los libros, las canciones y que contribuyen a crear la concepción social que tenemos del amor y de las relaciones de pareja. Sin embargo que esta visión esté plagada de violencia puede ser una idea inquietante ya que eso contribuye a que las relaciones sean desiguales y fomente comportamientos tóxicos. Para entender qué mecanismos hay detrás de todo esto hay que hablar del amor romántico, de qué es y de cómo ha ido moldeando la idea que tenemos de las relaciones amorosas en la sociedad occidental.

¿Qué es el amor romántico?

El amor romántico podría definirse como la concepción del amor actual en nuestra sociedad y que sirve de modelo a la hora de establecer las relaciones de pareja, así como a la idea que se tiene de estas. El amor romántico se basa en la pareja monógama y heterosexual, en la institución matrimonial y en la familia nuclear.

Cuando decimos que el amor romántico se basa en la heterosexualidad queremos decir que la idea de pareja que tenemos es aquella formada por una mujer y un hombre, en esto no hay más que ver los medios de comunicación y culturales, donde habitualmente las parejas que se representan son heterosexuales. Asimismo, se considera que las parejas tienen que ser monógamas, no se contempla la posibilidad de otros modelos como las relaciones abiertas o el poliamor. Esto se debe en parte porque se espera que las parejas en el futuro consoliden su relación a través del matrimonio y la familia nuclear (aquella formada por un padre, una madre y los hijos e hijas).

El  patrón chico/a conoce a chica/o, se enamoran, lo pasan mal porque su amor es complicado, para finalmente terminar juntos, casarse y formar una familia ha sido repetido desde los cuentos infantiles acabados con la famosa frase se casaron y comieron perdices, hasta la actualidad, en diferentes historias, independientemente de su origen y de su género. Esta estructura es la base de las películas románticas, entre ellas las orientadas al público adolescente, muy sensible a las historias que se muestran en ellas ya que son su modelo a seguir.

Mitos del amor romántico

El amor romántico alimenta, y a su vez se basa, en una serie de mitos como los celos, el del amor verdadero que es para siempre, que el amor lo puede todo, la media naranja y un largo etcétera. A través del amor romántico se ha creado la idea en el imaginario colectivo de que somos seres incompletos que vagamos a lo largo de nuestra existencia para encontrar una pareja, para encontrar ese amor verdadero que nos complete y de sentido a nuestra vida. Asimismo, según la visión actual de las relaciones, una vez tenemos pareja esta tiene que ser el centro de nuestra vida, es lo más importante que tenemos y por ello debemos hacer todo lo posible por mantener el amor incluso cuando es dañino para nosotros.

Si una relación nos ata y limita entonces puede significar que no es una buena para nosotros

Todo esto contribuye a crear una imagen irreal e inalcanzable del amor que únicamente crea frustraciones, como el no tener pareja y por lo tanto pensar que algo está mal con nosotros mismos o que la relación no sea esa montaña rusa de emociones que nos imaginamos y nos parezca que no es amor de verdad.

Del amor a la violencia

También contribuyen a crear una idea nociva de amor que genera violencia. En el amor romántico la pareja es similar a una propiedad privada ya que el propio modelo crea una idea de pertenencia, de ahí la justificación de los celos como símbolo de amor. Es muy peligroso ver a la pareja como un objeto y no como un ser humano con plenas facultades de decisión y de relación, lo que fomenta el control y los celos, siendo esta la idea que se esconde detrás del maltratador que mata a la mujer con la justificación de que “era mía”.

Todo el mundo tiene inseguridades y al haber sido educados en este modelo relacional es normal sentir celos, la diferencia radica en cómo se gestionan esos celos: se puede intentar hablar con la pareja explicándole la situación emocional, pero sobre todo debemos entender qué nos genera esos celos para poder resolverlo y comprender que no somos los dueños de nadie y que nuestra(s) pareja(s) tiene(n) derecho a relacionarse con el resto del mundo.

Igualmente, habría que erradicar la idea de que el amor todo lo puede. No, no es así, el amor no puede con todo ni es para siempre. Que una relación se termine no es un fracaso, es simplemente que se ha acabado, y eso no implica que sea algo malo. Tampoco hay que fomentar la idea de que el amor hay que cuidarlo incondicionalmente. No se tiene que estar en una relación que provoca sufrimiento, ya que esto indica que no es una buena relación y por lo tanto es mejor acabar con ella en cuanto se pueda, aunque no sea algo fácil y si no somos parte de ella intentar ayudar a aquellas personas que estén en una relación de maltrato.

¿Qué podemos hacer al respecto?

Tras todo esto podemos pensar que en nuestras relaciones no reproducimos, o lo hacemos ligeramente, todo lo dicho anteriormente. Sin embargo, vemos que las cifras de violencia de género cada año aumentan entre los más jóvenes, quienes reproducen los patrones del amor romántico. Por ello es fundamental que a través de la cultura y la sociedad se generen modelos más sanos, que reflejen relaciones de pareja que no fomenten los estereotipos de género ni refuercen los mitos del amor romántico.

Todo esto pasa por crear nuevas historias con nuevos referentes, que incluyan la representación del colectivo LGTBI+,  así como nuevos modelos que reflejen relaciones más equitativas en las que el amor no sea algo idealizado y deformado, sino un sentimiento positivo compartido y disfrutado, que no genere sufrimiento y violencia y que nos permita ser un poco más felices. Asimismo que se muestren otros tipos de amor, a los amigos, a la familia, a uno mismo, que también son fundamentales para el desarrollo personal. Construyendo nuevas formas de ver y entender el amor se podrán desarrollar relaciones más positivas que, apoyadas a través de la cultura y la sociedad, permitan crear lazos más fuertes y sanos.

Construyendo nuevas formas de ver y entender el amor se podrán desarrollar relaciones más positivas que permitan crear lazos más fuertes y sanos

El día de la madre son todos

Hoy me gustaría dedicar este post a todas las madres, especialmente a la mía. En mi experiencia personal no me he dado cuenta del trabajo no pagado y no valorado que realizan las madres a diario, hasta que me he independizado. Un trabajo restado de su tiempo de ocio, en parte por la horrorosa cuasi-inexistencia de la conciliación laboral y personal, pero en eso no me voy a meter que da para dos o tres artículos más y muchas barbaridades que no debo decir.

Tradicionalmente, las mujeres siempre nos hemos dedicado a los trabajos de cuidados, no por razones biológicas —no os dejéis engañar—, sino por simple supervivencia de los bebés, ya que dependen de un adulto durante un largo periodo de tiempo en comparación con el resto de los mamíferos. Y qué mejor que las mujeres para tal tarea, ¿verdad?

El amor es lo más importante y requiere entrega total

Ese es uno de los axiomas del amor romántico del que hoy quiero hablaros. La referencia que tiene una misma de la propia existencia personal se elimina para convertirse en algo completamente dependiente de la pareja: no eres nadie sin tu media naranja. Si después de creerte todo eso encima tienes hijos, ya es el summum de la desintegración personal, y es que ya no eres ni media naranja, eres un gajo como mucho.

El amor romántico es la herramienta omnipotente y omnipresente para someter a las mujeres 

Efectivamente como dijo el machirulo Nietzsche, Dios ha muerto, pero en su lugar siempre ha estado el patriarcado. Lo que me pregunto ahora es: en las “sociedades formalmente igualitarias”, como dice la grandísima Ana de Miguel, ¿por qué el amor romántico invita a las mujeres, de manera sutil —o no tanto—, a dejarlo todo por amor? Lo curioso es que no lo dejamos todo realmente, solo dejamos lo que nos gusta hacer, nuestra profesión, nuestros amigos… y, por el camino, a nosotras mismas.

Hablo de mis padres porque es lo que conozco, y porque esto lo escribo como hija de una madre que tuvo que dejar sus sueños para trabajar al lado de su marido y cuidar de sus hijos. Ambos son hijos sanos del patriarcado, mi madre está alienada y mi padre es el prototipo de machirulo (menos mal que sé que no lo va a leer). Tras años de rebelión y de concienciación, el camino feminista me ha llevado a un estado de autoconciencia de la lucha contra el patriarcado que personalmente me hace sentir muy orgullosa. Sin embargo, me ha tocado irme de casa para darme cuenta de las muchas horas que ha dado mi madre por mí quitándoselas a ella misma.

Efectivamente, lo dejó todo.

via: https://morguefile.com/search/morguefile/17/mother%20bike/pop

Madre e hija via: https://morguefile.com/search/morguefile/17/mother%20bike/pop

Su negocio, su casa, sus amigos… Porque claro, después de 25 años casados es inconcebible que tengan amigos propios; de hecho si mi padre se entera de que algún amigo común habla con ella por WhatsApp se monta la de Dios es Cristo. Lo curioso es que la alienación de mi propia madre dentro de su burbuja de amor romántico consigue que lo vea como un gesto excepcionalmente bonito y, finalmente, que ella acabe haciendo lo mismo con él. Comen juntos, beben juntos, duermen juntos y no cagan juntos porque solo hay un váter, pero no os preocupéis que lo hacen con la puerta abierta.

Mi madre tuvo que ir sola a las ecografías, sola al paritorio y estuvo sola en su recuperación, que realmente duró tres días porque al cuarto tuvo que ir a casa a poner lavadoras y a trabajar. Porque otro tema, además, son las mujeres autónomas, que también da para decir muchas barbaridades. Eso es simplemente un ejemplo de todas las tareas que realiza diariamente, que ella jura que le gustan, pero que le ha tocado hacer sin intervención alguna de sus propios deseos. Al fin y al cabo, te casas y tienes que cuidar de tu familia y tu casa, porque si no vaya mierda de mujer eres, que no vales ni para limpiar.

El contrato que se firma con el matrimonio para hacer perdurar las relaciones de amor romántico no es más que una herramienta para controlar el tiempo de la mujer, un tiempo que podríamos dedicar a derribar un sistema social que nos oprime con creencias falsas como que lo tienes que hacer todo por tu pareja y, si no, eres un fracaso; ideas como que tienes que cuidar de tus hijos, educarles, ayudarles a hacer los deberes y hasta hacerles la cama. Una vez te casas, dejas de ser mujer para ser madre y esposa.

Estatua de madre e hija via https://morguefile.com/search/morguefile/17/mother%20statue/pop

La cama la tienen hecha los hombres por nosotras, mujeres trabajadoras que día a día hacemos por mejorar la vida de los demás sin importar la nuestra. Madres, esto va para vosotras, gracias. Gracias por querernos y cuidarnos, gracias por luchar con todo el peso del patriarcado que lleváis a las espaldas.

Vosotras nos estáis inspirando y nosotras nos estamos liberando

* También va por ti space mom; siempre estarás en nuestros corazones, Carrie.

Cuando se les va la mirada

Estación de cercanías de Sol, media tarde. Voy caminando por la pasarela central que está encima de los andenes. La gente marcha en ambas direcciones, unos hacia las vías, otros hacia la salida. Dos chicas caminan delante de mí, van distraídas hablando entre ellas.

Voy a llevar a cabo una prueba. Solo tengo que estar atenta a lo que suceda a partir de ahora. Me estoy anticipando a la situación porque la he vivido un millón de veces; en la estación o en cualquier lugar en que pudiera haber estado. Con otras mujeres o sola. Me la conozco al dedillo.

Empiezo, y voy a tratar de no perder la cuenta. Veo al primero venir de frente, un chico de unos treinta y tantos años, diría. Camina deprisa y parece abstraído, enfrascado en sus propios pensamientos. Pero al sobrepasar a las dos chicas que llevo delante, el devenir tranquilo de su vida se altera por un instante. Sale asombrosamente rápido del estado de sopor que mantenía hasta entonces y ¡chas!, como si un resorte hubiese saltado en su interior, gira la cabeza, les mira el trasero a las compañeras, y retorna igual de rápido a su estado anterior.

Pasa el siguiente. Repite el mismo gesto, pero esta vez con una pequeña modificación. Parece que a este señor el resorte (o la vista) le falla, porque no para de saltarle; gira la cabeza hacia atrás una y otra vez compulsivamente, haciendo, mientras tanto, un gesto zafio con la boca.

De lejos llega un padre con una niña pequeña, la lleva cogida de la mano. En un momento dado se gira hacia la pequeña y hace un amago de colocarle bien la trenca, pero en realidad ni siquiera la está mirando. Es una excusa, un gesto enmascarado para poder girar la vista hacia las chicas.

Esta es una táctica habitualmente utilizada. Los hay que hacen como si se rascasen una pierna o la espalda, los hay que disimulan mientras se atan o se colocan bien el zapato. Luego están los que no disimulan. Hay, incluso, quienes se giran con chulería y mantienen la mirada fija durante un rato.

Ha pasado solo cerca de un minuto y medio, el tiempo que hemos tardado en recorrer la pasarela, y he llegado a contar hasta siete hombres que, con más o menos descaro, giraban la cabeza para mirarles el culo a las chicas.

Da igual si son jóvenes o mayores, si son padres, casados, novios o solteros. Da igual si son de clase alta o baja, si es el señor del banco, el señor catedrático o el señor que trabaja en la obra. Da igual si son feos o guapos. Si son de acá o de allá. El resorte les salta casi universalmente. De la manera más normal y natural. Hay algunos hombres respetuosos y concienciados que no actúan de esta manera con nosotras. Pero aún son pocos y no suelen estar bien vistos en los círculos masculinos, donde son tildados de «calzonazos» o «pavisosos», usando adjetivos suavecitos. A vosotros: ánimo, compañeros. Sois valientes por no seguir la norma.

El problema de todo esto viene cuando la libertad de unos no acaba donde debería empezar la libertad de otras. Ellos son los que observan y desean, mientras que nosotras somos observadas y deseadas. Es complicado salir de esa dinámica, incluso a propósito. Para esos hombres, la pasarela de la estación es una especie de pasarela Cibeles de delanteras y traseros con los que pueden deleitar a sus ojos. Y les sale automático pensarlo así.

A nosotras, en cambio, no. Más bien, nos sale pensar: «Me voy a subir un poco la camiseta, que creo que me he pasado» o «No se por qué esas de allí tienen que ir así vestidas» o «Creo que tengo celos». ¿Dónde queda eso de desear? ¿Dónde queda la sororidad o camaradería femenina?

Últimamente han estado emitiendo una serie de anuncios titulados: No infidelidad. Esta publicidad pertenece a un banco que anuncia la opción de solicitar un préstamo sin pertenecer directamente a él. En los spots se intercalan situaciones  y eslóganes como: «Que se te vaya la vista no es una infidelidad», «Seleccionar en el metro no es una infidelidad» o «Puntuar al nuevo no es una infidelidad». Si bien es cierto que en las cuatro versiones del anuncio que he visto, en dos aparecen hombres y en dos mujeres, también es cierto que en la vida real esto no es así. No te encuentras todos los días por la calle a la «típica mujer» que hace como si se subiese una media para aprovechar a mirarle el culo a un joven atractivo o hace como que le arregla el pelo a su hijo para no dejar pasar la oportunidad de echarle una miradita a un hombre que casi se le pasa de largo, o a la típica mujer que se para en seco y con cara de deseo clava los ojos y persigue con la mirada a aquel con el que se acaba de cruzar. Esa no es la norma, por mucho que en los anuncios o en las películas se trate de equiparar. Nuestra forma de desear es mucho más tímida que la suya. A nosotras nos han enseñado a no traspasar la línea de su libertad.  Y si la pasamos, resulta que nos meten en el saco de frívolas, de groupies locas, de obsesionadas, de ninfómanas o de desesperadas. Igualito que a ellos, ¿verdad?

Fuente:http://www.marketingdirecto.com/creacion/spots/no-infidelidad-campana-ing/

Anuncio vía Marketing Directo

Resulta que el anuncio en cuestión habla principalmente de infidelidad, y aquí retomo un cabo que he dejado suelto antes. Cuando pensamos que la compañera va un poco exagerada, cuando parece que sentimos celos porque nuestra pareja le acaba de hacer una radiografía con los ojos, y el debate gira en torno a lo que es o no es una infidelidad, ¿no será que en realidad sentimos un terrible descontento, el cual no nos atrevemos ni a analizar, con que a las mujeres no se nos perciba como sujetos?

Quizá, mujeres, estamos yendo en una dirección que no nos beneficia nada cuando nos dedicamos a juzgarnos las unas a las otras, y llamamos celos a lo que en realidad es impotencia ante una situación injusta y desigual que creemos no poder cambiar.

Igual empezaríamos a resolver todo esto si nos uniésemos un poco más entre nosotras, si nos diésemos cuenta de que no se trata de que unas reciban más atención de los hombres y otras menos, sino de que de un modo u otro todas estamos subordinadas. A lo mejor esto nos ayudaría a vernos menos como deseadas y más como personas que tienen deseos propios.

Va siendo hora de que nos pongamos de acuerdo y no permitamos que se sobrepase la línea de nuestras libertades.

Miranda, o cómo los niños pueden conocer a las mujeres relevantes de la historia

(Vaya por delante que trabajo para Edelvives, ¿eh?)

Miranda tiene 8 años. Le gustan las pompas de jabón, el olor de las tardes de lluvia y los pájaros que le caben en la mano pero, sobre todo, le gusta que le cuenten historias y más si son de verdad. Esta niña curiosa y pizpireta es la protagonista de la nueva colección que Edelvives ha lanzado para acercar a los niños las biografías de mujeres relevantes de la historia.

Itziar Miranda, Jorge Miranda y Nacho Rubio son los creadores de esta pequeña que no quiere ser princesa, no viste de rosa, ni canta el “Suéltalo”. Las ilustraciones de Lola Castejón (Thilopia), elegantes y delicadas, nos muestran una cría muy alejada del estilo Disney. Miranda es alta, espigada, lleva trenzas, calcetines de rayas y, sobre todo, tiene ideas propias.

Las recetas de Miranda. Ilustración de Lola Castejón (Thilopia)

Las recetas de Miranda. Ilustración de Lola Castejón (Thilopia)

Miranda es lista y centra su atención en mujeres significativas de la historia que conocemos de manera muy superficial. Y es que la historia ha ninguneado a muchas de esas mujeres por el mero hecho de no haber nacido hombres.

La historia ha ninguneado a muchas mujeres por el mero hecho de no haber nacido hombres. Clic para tuitear

Mujeres como Juana la Loca, Frida Khalo o Marie Curie dejaron en el pasado una huella que tendrá peso en el futuro, pero sus hazañas han dejado un poso ligero en nuestras mentes como simples menciones en los libros de historia. ¿Qué sabemos de ellas realmente?

Miranda nos invita a conocer a Juanita, Frida y Marieta (como ella las llama) desde la inocencia de sus 8 años. Con mucho ojo crítico, Miranda analiza los matrimonios concertados en la infancia, los amores obsesivos, los destructivos (esos que parecen amor pero no lo son), la infidelidad, los celos. También da un repaso a la prohibición de acceder a la cultura, la negación del reconocimiento profesional, la asfixia del talento femenino eclipsado por un hombre…

Frida. Ilustración de Lola Castejón (Thilopia)

Frida. Ilustración de Lola Castejón (Thilopia)

¿Habríamos conocido el talento de Frida Khalo si no hubiera dejado atrás a Diego Rivera para volar sola? ¿Qué tal habría gobernado Juana si no la hubieran tildado de loca? ¿Qué habría sido de la humanidad si Marie Curie se hubiera sometido a la prohibición de estudiar de su Polonia natal?

Personalmente, creo que a Frida le habría pasado lo que a las mujeres que rodearon a los Beatles. Me parece aberrante que un país europeo prohibiese estudiar a las mujeres en los albores del siglo XX y creo firmemente que a todo el mundo le importaba un pito si Juana estaba realmente loca porque, en un momento en que Castilla era el mundo y se configuraban los confines de un imperio en el que jamás se pondría el sol, ¿alguien habría dejado gobernar a una mujer? ¡Venga ya!

La colección Miranda es valiosa y valiente. Debe seguir creciendo

Quiero que esta cría contestataria nos cuente las vidas de más mujeres porque ya era hora de poner el foco sobre las artistas, las científicas, las reinas, las políticas… Ya era hora de profundizar en sus vidas. Ya era hora de que los niños las conocieran en la infancia y ya va siendo hora de aumentar el espacio que se les dedica en los libros de arte, ciencia e historia.

Marieta. Ilustración de Lola Castejón (Thilopia)

Marieta. Ilustración de Lola Castejón (Thilopia)

Miranda me mola. Por eso he utilizado a mi niño de conejillo de Indias. Le enseñé los libros y los rechazó porque “son para niñas”. Le juré que no y como el enano este se da un aire a Miranda pero sin trenzas, concluyó que yo estaba ciega. ¿Acaso no veía yo esos colores pastel, esas líneas delicadas? “Esto es de niñas y tú no te enteras.”.

Me ha costado que se decidiera a empezar con Marieta pero al enemigo se le vence por cansancio, así que en cuanto le repetí 20 veces a mi futuro CSI que si no llega a ser por Marieta, ahora no existirían las radiografías y los forenses no podrían usar los rayos X para resolver casos, claudicó. Aunque “Los dibujos son de niñas”. Si logro que sepa que Marieta obtuvo 2 Premios Nobel y fue la primera mujer en enseñar en la Sorbona, ya sabrá de ella mucho más que los niños de su edad. Sólo por eso ya vale la pena la pelea.

Eso sí, como tengo enchufe en Edelvives, voy a aprovechar para hacer una pregunta: ¿podemos hacer que estos libros entren también por los ojos de los niños? Es que ese pequeño detalle puede contribuir a derribar muchas barreras desde la más tierna infancia 😉

Los asesinatos «normales»

Hace unos días, un avión se estrelló contra los Alpes, aparentemente a voluntad del copiloto, dejando 150 muertos. Los periódicos parecen haber convertido en un tema personal demostrar que volar es seguro, incluso si para ello tienen que estigmatizar a quienes viven con depresión. Como si las 3.000 personas que anualmente se suicidan en nuestro país tuvieran la costumbre de hacerlo llevándose a más de un centenar por delante. De hablar de la relación entre desempleo, precariedad, desahucios y suicidios pues que se encarguen los sociólogos, que eso no le interesa a nadie. De buscar a especialistas en salud mental que analicen el caso con un poco de perspectiva, los medios pequeños, y una semana después. ¡Tranquilos! No tenemos prisa.

Esta semana, la Policía Nacional ha emprendido una encomiable acción que por fin ha acabado con esa fuente de terror que nos preocupaba a todos: los anarquistas. ¿No estaban aterrorizados, ustedes, ante el enorme crecimiento de los grupos organizados radicales y anarquistas? Yo debo de ser una inconsciente, porque vivo enfrente de uno de los CSOAS desalojados el martes y, sinceramente, me parecían majísimos.

En cambio, ¿saben qué me tiene realmente aterrorizada? Loca de mí, feminazi, paranoica y odiahombres, a mí lo que me aterra es vivir en un sistema en que cinco mujeres son víctimas de sus parejas en un solo día y no nos parece noticia.

Imagen via Twitter

Un tipo se suicida estrellando el avión que pilota y copa todas las portadas durante una semana. ¿Saben quiénes son muy de suicidarse después de acabar con los demás? Los feminicidas. Pero de eso no se habla. «El 13% de las españolas tiene miedo de sus parejas masculinas. Dos millones y medio de mujeres en España han sufrido golpes o violaciones a lo largo de su vida según los últimos datos del Gobierno español«. Esto lo tengo que leer, claro, en un blog feminista.

Sinceramente: eso es terrorismo, y no lo de los anarquistas.

Es terrorismo porque no se trata de un caso aislado. No se trata de cinco casos aislados en 24 horas (7 si contamos los frustrados), o de todos estos casos en 2014. Hay una forma enferma de pensar que acaba casi con tantas mujeres al año como las que llenarían un avión, sólo en España.

Por favor, ¿podría alguien encontrar un estudio que asegure que los anarquistas han causado miedo al 15% de las mujeres en España, o eso sólo pasa con sus parejas? ¿Puede alguien localizarme una página del ministerio del Interior que indique al 50% de la población cómo defenderse del otro 50% por si es anarquista?

Es terrorismo porque lo que funciona para dominar a las mujeres no es la violencia física: basta con el propio miedoMuchas mujeres víctimas de violencia de género se ponen como tope el ser golpeadas: necesitan esa comprobación de que lo que viven es realmente un maltrato, que no están locas. ¿Cómo es posible que lleguemos a esta situación?

Me tiene cansada tu Doble Discurso

Es terrorismo porque lo que creemos que es amor es violencia. Es terrorismo porque en un enorme número de relaciones las mujeres tienen que pagar el impuesto revolucionario de tener sexo sin desearlo para no hacer enfadar a su pareja.

Hay más de 100 muertas al año sólo en España por lo mismo por lo que existe este blog: porque llamamos amor a cosas que no lo son. Y eso hace que nos parezcan románticas, tiernas, normales, cosas que son inaceptables. Y ante este panorama, no puedo hacer sino sumarme al grito de Faktoría Lila: no me pidáis que esté tranquila

La infidelidad como argumento de venta

Para mí, uno de los éxitos del capitalismo consiste en haber logrado convertir el consumismo (el consumo exacerbado, el consumo de cosas que no son imprescindibles) en algo cotidiano, normal y, hasta cierto punto, inevitable. Nuestra sociabilidad, la creación de nuestra identidad, nuestro ocio, etc. se basan cada vez más, como tenencia histórica, en el consumo y menos en otras cuestiones como la política.

La creación de necesidades no puede, sin duda, surgir de la nada, sino que se construye a partir de alguna de las necesidades básicas: la necesidad de relacionarnos con otros, de alimentarnos, de disponer de un techo… A partir de ahí, el capitalismo empieza a bombardearnos con anuncios y discursos sobre lo imprescindible que es para nosotros disponer del último modelo de iPhone, beber agua embotellada o quedar con los amigos en el garito de moda de Malasaña.

En cualquier caso, no pretendo discutir aquí el hecho de que estos artefactos mejoren o no nuestra vida, ni quiero dejar entrever que debamos prescindir de todo lo que no es absolutamente necesario y volver a vivir en cuevas. Sólo pretendo señalar el hecho de que, en la mayoría de los casos, nuestras formas de consumo no son fruto de una reflexión que nos lleve a pensar que necesitamos un producto o servicio (donde necesitar puede traducirse perfectamente por querer), sino que son consecuencia principalmente de un bombardeo constante de mensajes que nos incitan a ser de una forma determinada, lo cual lograremos a través del consumo de ciertos productos.

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Escena de la película They Live

Generalmente este bombardeo es tan constante y a gran escala que no somos conscientes de él y, sin embargo, parece ser efectivo. En mi opinión (advierto que no he estudiado publicidad y no es más que eso, una opinión), esa efectividad se basa en el hecho de que la publicidad -y otro tipo de herramientas empleadas para convencernos de que consumamos- apelan a sentimientos, ideas con las cuales nos sentimos cómodos, entretenidos, etc. y que calan de manera suave en nosotros, a base de repeticiones. ¿Que también podría ser que acabemos comprando un producto porque la forma de venderlo nos desagrada o no estamos de acuerdo con los valores que transmite? Puede ser, pero no lo creo.

Y esto me lleva al punto central de este post, que es la proliferación (o quizás el número haya sido constante en el tiempo y me haya ido yo a fijar ahora) de anuncios que nos venden un producto a través de la mención de la infidelidad.

El primero que vi fue uno de Canal+ que forma parte de una serie bastante extensa de anuncios que venden su paquete de cine, series y fútbol por diez euros. En él aparecen dos chicas charlando en el coche sobre el novio de una de ellas, porque a ella le molesta cuando él se pone futbolero. La amiga le dice que pase de él y “se lo monte” con varios personajes de ficción, a lo que ella responde que le va a “dar un repaso” a uno de estos personajes. Obviamente no se hace referencia a una infidelidad real, pero queda ahí.

 

El segundo iba en la misma línea, es de Movistar y reza “Mi novia me engaña con otra serie”, en enormes dimensiones en plena plaza de Jacinto Benavente.

Mi novia me engaña con otra serie

Publicidad desplegada en la madrileña plaza de Jacinto Benavente

El último, quizás el más explícito, es de la web de venta de ropa Zalando, y muestra a una mujer probándose ropa en su casa mientras le pide al repartidor que le vaya pasando prendas. El que suponemos que es pareja de la chica llega a casa, se encuentra la escena, pone mala cara y la mujer le dice que no se preocupe, que puede devolverlo todo hasta en 100 días. (No entraremos en el hecho de que tenga que justificar ante el hombre lo que compra o deja de comprar, porque no viene al caso, pero también es digno de análisis). El tío, que parece ser que no era eso por lo que estaba mosqueado, le pregunta si al repartidor también le puede devolver, como insinuando que no le mola nada que ese hombre estuviera ahí, con su chica, haciendo vete tú a saber qué cosas.

De estos tres ejemplos me llama la atención el hecho de que se recurra a la infidelidad para vender un producto. En ellos se pasa del tono jocoso del anuncio de Canal+ al dramático en el de Movistar y por último a la construcción de una situación en la que uno de los protagonistas parece creer realmente que una infidelidad ha ocurrido o
podría ocurrir (también bañada de un tono jocoso). ¿Qué quiere decir esto? ¿Por qué se recurre a la infidelidad? Tengo varias hipótesis: puede ser que la infidelidad genere (o, en fin, los publicistas crean que genera) un gran rechazo en la población y por eso se intente hacer chiste con ella. Para suavizar su peso, como queriendo decir “empatizo contigo, te comprendo, la infidelidad es una mierda”. Puede ser también que estemos sufriendo una crisis de identidad de las relaciones, el amor y la familia que todo nos haga un poco de
gracia y no sepamos muy bien cómo gestionar esto de la infidelidad (lo cual no es incompatible con lo primero). O puede ser, frente a esto, que la infidelidad esté bastante extendida y no sea algo que genere tanto rechazo como cabría pensar. Quien ve el anuncio se siente interpelado, no necesariamente de manera reflexiva, porque es o podría ser parte activa de esa relación de infidelidad.

En cualquier caso, para mí no cabe duda de que el capitalismo apela a nuestros sentimientos y debilidades para vender y hacernos conscientes de esto puede ser una herramienta poderosa.

Single ladies que no quieren ser singles aunque van de que sí (Beyoncé – Single ladies, 2008)

Now put your hands up
Up in the club, we just broke up
I’m doing my own little thing
I decided to dip
but now you wanna trip
Because another brother noticed me
I’m up on him, he up on me
Don’t pay him many attention
Because I cried my tears,
for three good years
You can’t be mad at me

If you liked it
Then you should have put a ring on it
If you liked it then you should’ve put a ring on it
Don’t be mad once you see that he want it
If you liked it then you should’ve put a ring on it

♬ Oh, oh, oh, oh, oh,oh, oh, oh, oh, oh, oh, oh! ♬

I got gloss on my lips,
a man on my hips
Got me tighter than my Dereon jeans
Acting up, drinking my cup
I could care less what you think
I need no permission, did I mention
Don’t pay him many attention
Because you had your turn
But now you’re gonna learn
What it really feels like to miss me

If you liked it
Then you should have put a ring on it
If you liked it then you should’ve put a ring on it
Don’t be mad once you see that he want it
If you liked it then you should’ve put a ring on it

♬ Oh, oh, oh, oh, oh,oh, oh, oh, oh, oh, oh, oh! ♬

Don’t treat me to this things of the world
I’m not that kind of girl
Your love is what I prefer, what I deserve
He’s a man that makes me, then takes me
And delivers me to a destiny, to infinity and beyond
Pull me into your arms
Say I’m the one you own
If you don’t, you’ll be alone
And like a ghost I’ll be gone

All the single ladies (x7)
Now put your hands up

♬ Oh, oh, oh, oh, oh, oh, oh, oh, oh, oh, oh, oh! ♬

Ahora, levantad las manos,
en el club, acabamos de romper,
estoy haciendo las cosas a mi manera.
Yo decidí mojarme,
pero ahora quieres fastidiarme
porque otro hermano se ha fijado en mí.
Yo estoy detrás de él, y él detrás de mí,
no le presto mucha atención
porque lloré mis lágrimas
durante tres buenos años,
no puedes enfadarte conmigo.

Si te gustaba,
deberías haber puesto un anillo
si te gustó, entonces haberle puesto un anillo.
Ahora no te enfades cuando veas que él sí quiere.
Si te gustaba, tendrías que haberle puesto un anillo.

♬ Oh, oh, oh, oh, oh,oh, oh, oh, oh, oh, oh, oh! ♬

Tengo brillo en los labios,
un hombre en mis caderas,
me tiene más sujeta que mis pantalones Dereon,
Dando guerra, bebiéndome mi copa,
no podría importarme menos lo que piensas,
no necesito permiso, ¿lo he mencionado?
No le prestes tanta atención,
porque tú tuviste tu oportunidad,
pero ahora vas a aprender,
cómo sienta de verdad echarme de menos.

Si te gustaba,
deberías haber puesto un anillo
si te gustó, entonces haberle puesto un anillo.
Ahora no te enfades cuando veas que él sí quiere.
Si te gustaba, tendrías que haberle puesto un anillo.

♬ Oh, oh, oh, oh, oh,oh, oh, oh, oh, oh, oh, oh! ♬

No me trates como cualquier cosa de este mundo,
no soy esa clase de chica,
tu amor es lo que prefiero, lo que merezco,
él es un hombre que me hace, me toma,
y me entrega a un destino, a la infinidad y más allá,
arrástrame a tus brazos,
di que soy tuya (la que posees),
si no lo haces, estarás solo,
y como un fantasma, me iré.

Todas las chicas solteras (bis)
Levantad las manos

♬ Oh, oh, oh, oh, oh, oh, oh, oh, oh, oh, oh, oh! ♬

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Oh, wait…

¿Sabéis cuál es mi historia de terror preferida? Esa en la que Beyoncé, símbolo feminista desde su etapa de Destiny’s Child (y feminista declarada, además), pasaba de gritarle al mundo que a ella no le hacía falta un maromo para vivir a escribir una canción en la que se ponía “a la venta”.

Pues sí, en el 2008 Beyoncé lanzaba Single Ladies y, encima, iba y lo petaba. Era poner la canción en cualquier momento de la noche y todas las chicas de la discoteca y algún que otro chico extendía los brazos y gritaba como si no hubiera mañana “Siiiiiiiingle leiiiiiiiiidissssss”, y a darlo todo. Y yo me consolaba pensando que en España no sabemos inglés.

Pero es que resulta que eso pasaba en todo el mundo y, oye, en el resto del mundo sí saben inglés…

Entonces, ¿por qué las mujeres celebraban esto?

Because I cried my tears, for three good years. You can’t be mad at me: aquí el dato importante es lo de los 3 años que estuvo llorando por el ex-chorbo. Obviamente, si fueran 2 y 364 días, un tío con el que ya no estás tiene todo el derecho del mundo a enfadarse si te ve con otro y a pedirte explicaciones.

If you liked it Then you should have put a ring on it: ya sabes, si te gustaba haberme dado un anillo y ahora no te tendrías que preocupar de que otra persona me atraiga. Como comprar un coche, una vez que lo compras, el coche no se va con nadie más. Es tuyo y punto. Chicas jóvenes y solteras, tenedlo en cuenta, vuestra máxima aspiración en la vida debe ser que un señor os haga el favor de daros un anillo. Y si no, preguntadle a Gollum. Él lo entiende.

♬ Oh, oh, oh, oh, oh, oh, oh, oh, oh, oh, oh, oh! ♬: esto me encanta, en realidad.

I could care less what you think, I need no permission: no necesito tu permiso porque no me diste un anillo. Si lo hubieras hecho, sí lo necesitaría, obviamente.

Because you had your turn, But now you’re gonna learn, What it really feels like to miss me: tú tuviste tu turno y ahora le toca a otro, que para eso soy un servicio público, hombrepordiós. Ahora él puede comprarme como tenías que haber hecho tú dándome un anillo. Ah, y de paso sufres, siente celos cuando otro macho me mea encima.

Don’t treat me to this things of the world, I’m not that kind of girl: esto lo comento por comentar, la verdad, porque no entiendo qué quiere decir. ¿Qué Beyoncé no es materialista?

Your love is what I prefer, what I deserve: ¿pero no decías que ya no lo querías, Beyoncé? O es lo que mereces precisamente porque ya no lo quieres? Estoy confusa y quiero llorar.

He’s a man that makes me, then takes me and delivers me to a destiny, to infinity and beyond: sólo puedo decir que me alegro de que mi madre me enseñara a ir a donde me diera la gana, sin necesidad que otra persona (en general) me llevara. Si Beyoncé se refiere al orgasmo de una manera así como muy sutil y elegante, también sé llegar solita, y si lo consigo en pareja no considero que nadie “me haya llevado”.

Pull me into your arms, say I’m the one you own: … what…

 

If you don’t, you’ll be alone and like a ghost I’ll be gone: si no me dices que soy tuya vas a estar muy solo o, visto de otra manera, si me respetas como mujer y no me consideras un objeto que pueda constituir una propiedad, te va a ir muy mal en la vida, majete.

Y esta visión perturbada que tiene la señora Beyoncé (señora porque a ella sí le pusieron el anillo y supongo que su chorbo-marido la llevará a muchos sitios y le dirá que es de su propiedad y por eso ella es tan feliz) de las relaciones es la que nos cuela en este pretendido himno a la soltería. Soltería que, por supuesto, está muy bien sólo al empezar la noche, porque en vez de pasárselo bien y tal, se dedica a ligar con un tío toda la noche para poner celoso al ex de hace 3 años, con el que al final resulta que quiere volver.

Muy mal, Beyoncé, muy mal.

Parece amor, pero sólo es drama: estereotipos del cine lésbico

Habitualmente, cuando se piensa en una relación homosexual, se tiende a considerarla mejor o peor que las heterosexuales, o en cualquier caso distinta a ellas. Esto ocurre, además de por los prejuicios homófobos aún extendidos en la sociedad, porque las personas hemos otorgado al hombre y a la mujer un rol en la pareja y en la vida, y nos negamos a deshacer esa asociación. Tenemos que comprender que no todas las mujeres son codependientes y frágiles emocionalmente, y no todas las personas codependientes y frágiles son mujeres (de igual forma, no todos los hombres son controladores y protectores, y no todas las personas de ese perfil son hombres).

Tradicionalmente, en la filmografía lésbica ha existido una predominancia clara del drama por encima de otros géneros, si bien ha habido honrosas excepciones (desde comedias románticas hasta películas de acción o históricas). Ya sea por la querencia de muchas lesbianas a meterse en relaciones tortuosas o por el deseo de los directores y guionistas de mostrarlas en pantalla, puede decirse que el cine lésbico es, mayoritariamente, famoso por sus bollodramas. El caso es que, si nos paramos a pensarlo, tiene todo el sentido del mundo porque ¿qué crea más y mejor drama que la dependencia psicológica y el extremismo emocional? Nada. Y ¿dónde hay de eso? Pues en la mujer, claro (pensarán los directores). Así que, ¿para qué voy a representar a una Bridget Jones enamorada, obsesionada y anulada completamente si puedo representar a dos y ponerlas a interactuar?

En 2001, Léa Pool nos trajo Lost and Delirious (más conocida en España como El último suspiro). En ella, Paulie y Tori son dos estudiantes de un internado de chicas que mantienen una relación a escondidas del resto. Una de ellas (Paulie) es valiente y no teme las consecuencias de que salga a la luz su romance; la otra (Tori), sin embargo, vive atemorizada por ello y decide cortar la relación cuando su hermana pequeña las descubre juntas en la cama una fría mañana. Hasta aquí, la historia podría parecerse a otras muchas que siguen la fórmula del «amor prohibido». El drama viene cuando, tras verse abandonada, Paulie comete todo tipo de locuras autodestructivas para llamar la atención de Tori y del colegio entero. Al final, como no podía ser de otra forma, se suicida tirándose desde el tejado del edificio.

Esa misma lógica bollodramática siguió el director Pawel Pawlikowski cuando escribió la historia de Mona y Tamsin (My summer of love), dos jóvenes que, ante la perspectiva de pasar un aburrido verano en el campo, deciden liarse y prometerse amor eterno porque es mucho más divertido. Este planteamiento no tendría nada de especial si no fuera porque su relación está dominada por los celos de Mona y la ciclotimia de Tamsin. Esta, para alimentar los celos de su novia, decide liarse también con su hermano. Mona, tras averiguar esto, la intenta asesinar ahogándola en el río, pero Tamsin consigue huir y ahí termina la película. También hay que entender a Mona… ¿Quién no ha intentado matar a su ex después de que le ponga los cuernos?

Tal y como dictan los cánones, he reservado para el final el mejor exponente del drama lésbico que estos ojos míos han podido ver: Love and suicide. Creo que viendo el título no hará falta decir mucho más, pero no os voy a ahorrar el gusto. Esta película es de bajo presupuesto, no creo que llegase a estrenarse ni siquiera en DVD, así que las críticas al apartado técnico no han lugar. La historia es simple: Kaye es una adolescente de familia muy religiosa que se muda a una ciudad nueva. Allí conocerá a Emily, otra adolescente de carácter fuerte y con las ideas muy claras. Ninguna de las dos sabe aún que es lesbiana, pero lo descubrirán juntas. Evidentemente, la familia de Kaye no tardará en enterarse y ésta se verá obligada a cortar la relación y a iniciar una vida heterosexual «normal» que satisfaga a su familia y a la sociedad en la que vive. Emily intentará llamar su atención en repetidas ocasiones y, una vez se rinda, se suicidará. La escena del suicidio es la cosa más dolorosamente lamentable que he podido ver en una pantalla: una chica tirada en el suelo, llorando, rodeada de fotos de su ex destrozadas, con botellas de alcohol vacías aquí y allá y regocijándose en el momento del suicidio durante varios minutos. Lo lamentable no es el deseo de suicidio, ni pillarse una borrachera cuando tienes el corazón roto, ni romper a bocados las fotos de tu ex, ni desear que le pille un autobús. Lo lamentable es que lo juntes todo, hagas una película y pretendas venderme que eso es el amor entre dos mujeres (o el amor a secas). 

Para terminar, me gustaría recomendaros algunas películas que presentan historias de amor sanas entre mujeres, sin suicidios ni asesinatos ni órdenes de alejamiento. Por mencionar algunas: If walls could talk 2, Aimée & Jaguar , Desert hearts, Imagine me & you y I can’t think straight.

¿Qué hace realmente que una tía sea guay?

Perdida no es un thriller, o, al menos, no es sólo un thriller. Desde mi punto de vista es, sobre todo, un retrato increíble de cómo los estereotipos desiguales de hombres y mujeres en las relaciones románticas generan dinámicas tóxicas. Incluso aunque no llegara a los extremos a los que llega (y advierto que a partir de ahora comienzan los spoilers, por lo que si no la has visto o leído, es mejor que lo dejes aquí), la obsesión de Amy por adaptarse a lo que debe ser una chica guay y el desapego de Nick, fomentado por sus inseguridades al tener una esposa perfecta a cuya altura no siente que llegue, habrían terminado mal. Al menos, eso es lo que transmite el libro. Creo que en la película el magistral relato tridimensional de los personajes queda anulado, y con ello «lo que le da calidad a la película», que diría aquel.

«Estaba confundida. Ninguna de las personas a las que he amado habían carecido nunca de propósitos ulteriores. Así que ¿cómo iba a saberlo? (…) Ha sido necesario llegar a esta terrible situación para que los dos nos demos cuenta. Nick y yo encajamos bien juntos». (Amy Elliott Dunne, en Perdida)

«Era cierto que yo también había experimentado aquella sensación, durante el mes anterior, en las raras ocasiones en las que no había estado deseándole todos los males a Amy. (…) Detectaba un pinchazo de admiración, y más que eso, de cariño por mi esposa, justo en el centro de mi ser, en las tripas. (…) Todo aquel tiempo pensando que en realidad éramos unos desconocidos y resultó que nos conocíamos intuitivamente, en los huesos, en la sangre». (Nick Dunne, en Perdida)

 

Fotograma de Perdida

¿Qué hacen las chicas enrolladas?

Lo que Nick y Amy quieren ser queda perfectamente plasmado cuando Amy está aún retratando su feliz y modélica historia de amor y pone el ejemplo de una «noche de chicas» que debe terminar con que sus novios se unan a ellas. Uno de ellos llega cuarenta minutos tarde, lo que conduce a una discusión tensa con su novia llena de reproches velados («Sí, perdona que gane dinero para los dos»). Nick no aparece y Amy no se da por aludida; en ese momento, incluso el novio de la tercera amiga, aparentemente feliz por estar junto a ellas, muestra una cierta envidia hacia Nick, ese novio que no tiene que ir «a cumplir». Lo que, siguiendo el relato de Amy, le convierte en un «mono bailarín»: aquel que se pliega a «tareas sin sentido, la miríada de sacrificios, las interminables rendiciones», que piden sus parejas para demostrar su amor. Ellos se ríen y lo consideran un ejercicio de poder, de sumisión, de obediencia. Nick y Amy no necesitan tareas de monos bailarines. Ellos se quieren. Amy no necesita jugar con Nick ni que este le demuestre su amor. Segura de sí misma, divertida, tranquila, comprensiva, Amy es una Chica Enrollada: una tía guay.

Ser la chica enrollada significa que soy una mujer atractiva, brillante y divertida que adora el fútbol americano, el poker, los chistes verdes y eructar, que juega a videojuegos, bebe cerveza barata, adora los tríos y el sexo anal y se llena la boca con perritos y hamburguesas como si estuviera presentando la mayor orgía culinaria del mundo a la vez que es capaz de algún modo de mantener una talla 34, porque las chicas enrolladas, por encima de todo, están buenas. Son atractivas y comprensivas. Las chicas enrolladas nunca se enfadan; solo sonríen de manera disgustada pero cariñosa y dejan que sus hombres hagan lo que ellos quieran. (Amy Elliott Dunne, en Perdida)

Una chica guay no tiene problemas discutiendo abiertamente prácticas sexuales con sus compañeros de trabajo. Incluso de forma insinuante. ¡Está sexualmente liberada! Como muestra, el personaje de Becky en Clerks 2, que utilizaba la foto de Rosario Dawson junto al eslogan «It’s open» para anunciar el estreno.

 

 

Podríamos creer que esto es cosificación. Podríamos incluso decir que esto es acoso sexual en el entorno laboral. Pero, eh, eso sólo se dice de broma, como hace Randal. Tomárselo en serio, creer que las prácticas sexuales no son un tema de charla de máquina de café sino parte del espacio privado de cada uno, eso es de feminazis. Las chicas guays no necesitan el feminismo, entre otras cosas porque las chicas guays se portan como hombres. En el sentido de que tienen sexo abiertamente, les gustan los deportes y beben cerveza, claro. No en todos los demás sentidos. Porque una chica guay, que no se nos olvide, es una chica sexy. Sin eso, da absolutamente igual que cumpla todos los demás criterios. Y una chica sexy debe ser muy, muy, muy femenina.

Rosario Dawson, durante el rodaje de Clerks 2

¿Qué no hacen las chicas enrolladas?

Nick llega a casa, tarde y borracho, manda a Amy a tomar por culo (literalmente) y ella escribe en su diario que siente que es la única que se compromete (a negociar, a comunicarse, a no irse enfadada a la cama), justo antes de contar cómo ha ido a buscar a la basura los recibos que le cuenten las anécdotas de la noche que su marido le niega, descubriendo que ha estado en dos clubes de striptease. Se imagina la escena con todo lujo de detalles, sobre todo cuando encuentra un número de teléfono y concluye que Nick le ha sido infiel. Amy, por supuesto, no critica a Hannah («es Hannah, una mujer real, presumiblemente como yo»), pero puede ver a su marido negándole su existencia y se echa a llorar. La narración concluye con un «es un rasgo muy femenino, ¿no? Eso de tomar una salida nocturna entre amigos y agigantarla hasta convertirla en una infidelidad que destruirá nuestro matrimonio».

Fotograma de Perdida
Pero sobre todo, una chica guay no se enfada. No se enfada nunca. ¿Cómo iba a enfadarse? Es lo que los anglosajones llaman una chica de mantenimiento bajo: no tiene necesidades propias. No necesita que se la trate con respeto, que se escuchen sus problemas, que se mantengan los compromisos adquiridos. «¿No vas a venir, cariño? No, claro que no me importa»: una chica guay se quita su aspecto de chica lista para salir a cenar en dos minutos y se sienta a ver La jungla de cristal otra vez frente al PC comiendo ganchitos, ¡qué más da! Por eso una chica guay, por sexy que sea, tiene que disimularlo: es el prototipo de «recién salida de la cama», es decir, despeinada pero lo justo, maquillada pero sin que se note. Tiene que ser perfecta de serie. Una chica guay, de hecho, más que Amy, es Margo, la hermana de Nick. Que, por supuesto, como persona sin necesidades que es, cumple únicamente el papel de «escudera» de Nick, y está puesta en la trama para que alguien gestione el bar que no sea él, para que alguien haya cuidado de los padres cuando él estaba en Nueva York. Pero como hermana de Nick, no es objeto de deseo. Por tanto no puede ser una chica enrollada, ¿recuerdan?Una chica guay no hace «esas cosas tan femeninas». Una chica guay no tiene síndrome premenstrual. Es más, no tiene ciclos hormonales de ningún tipo. Una chica guay siempre quiere sexo. Si sólo es «una de los chicos», y se limita a compartir con ellos las actividades sociales pero no la cama, entonces les ha «friendzoneado», y ya se sabe que una tía que coloca a todos los tíos en la friendzone en realidad es una calentona.

¿Qué hay detrás de una chica enrollada?

La locura de Amy (que la hay, también) se justifica precisamente a partir del sacrificio. De la idea de que tiene que pasar de ser La asombrosa Amy que diseñaron sus padres («Ser hija única conlleva una responsabilidad injusta; te educas en la certeza de que en realidad no tienes permitido causar desengaños (…) Eso te conduce a desesperarte por ser perfecta y también te vuelve ebria de poder») a ser Amy Eliott Dunne, la esposa «del Medio Oeste» que «se emociona cuidando de su marido y de la casa». Amy se siente como una marioneta de los deseos ajenos y todo el complot es su forma enfermiza de empoderarse, de erguirse como autora de una trama, de convertirse en un personaje diseñado por sí misma, que el de la arpía manipuladora. Y cuando Amy se libera, lo primero que hace es acudir al episodio del mono bailarín.

¿Aquella absurda entrada en mi diario? (…) No eran sino estupideces de la Chica Enrollada. Menuda imbécil. Una vez más, no lo entiendo: si permites que un hombre cancele planes o se niegue a hacer cosas por ti, estás perdiendo. No has obtenido lo que deseabas. Es perfectamente evidente. Por supuesto, puede que con eso le hagas feliz, puede que diga que eres la tía más enrollada del mundo, pero lo dice porque se ha salido con la suya. ¡Te llama la Chica Enrollada para tenerte engañada» Es lo que hacen los hombres: intentan que creas que eres una chica enrollada para que te sometas a sus deseos. (Amy Elliott Dunne, en Perdida)

No se trata de ganar o de perder, pero sí, indudablemente, de eso tan femenino de agradar, de renunciar, de callar y conceder. De ese papel secundario que se supone que la mujer debe adoptar para ser capaz de encajar en una pareja («detrás de un gran hombre hay una gran mujer»). Volvamos a Margo: ella, sin embargo, no tiene una relación. ¿Cómo es posible? Quizá porque ella sí es una verdadera chica enrollada, y tampoco permite que su pareja ejerza ningún control sobre su libertad. Quizá en el caso de Margo es ella quien llega borracha del bar sin dar explicaciones o quien no se esfuerza demasiado por cuidar a su pareja.

¿Sabes? Durante todas las eras, hombres patéticos han abusado de las mujeres fuertes que amenazan su masculinilidad – está diciendo Desi -. Sus psiques son tan frágiles que necesitan ejercer ese control…
Yo estoy pensando en otro tipo de control. Estoy pensando en control disfrazado de preocupación: «Aquí tienes un suéter para protegerte del frío, querida, ahora póntelo y acomódate a mi visión». (Amy Elliott Dunne, en Perdida)

Las chicas enrolladas deben mostrar vulnerabilidad y ternura y dependencia, también, una vez iniciada la relación. Porque si no, se corre el riesgo de hacer que su pareja (varón) se sienta insegura y se vaya con otra chica que no sólo sea enrollada, sino que sea mediocre. Porque ser brillante, ser independiente, ser fuerte, implica no necesitar, de verdad. Y nada es peor para el romanticismo tal y como lo conocemos hoy día que no necesitarse.
Imagen promocional de Perdida

 

Muchas personas se sorprenden al llegar al final de Perdida. ¿Cómo es posible que vuelvan? Vuelven porque deben volver. Porque lo que Perdida intenta demostrar es que seguir estas actitudes estereotipadas conduce a unas dinámicas de codependencia en las que no sólo no se puede salir dentro de la misma pareja, sino tampoco a lo largo de la biografía sexoafectiva de cada uno de ellos (no es que la relación de Amy y Desi fuese sana, precisamente). El dedo de Flynn señala lo tóxico: y lo tóxico implica también que el estado natural sea el de la pareja.

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