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La infidelidad como argumento de venta

Para mí, uno de los éxitos del capitalismo consiste en haber logrado convertir el consumismo (el consumo exacerbado, el consumo de cosas que no son imprescindibles) en algo cotidiano, normal y, hasta cierto punto, inevitable. Nuestra sociabilidad, la creación de nuestra identidad, nuestro ocio, etc. se basan cada vez más, como tenencia histórica, en el consumo y menos en otras cuestiones como la política.

La creación de necesidades no puede, sin duda, surgir de la nada, sino que se construye a partir de alguna de las necesidades básicas: la necesidad de relacionarnos con otros, de alimentarnos, de disponer de un techo… A partir de ahí, el capitalismo empieza a bombardearnos con anuncios y discursos sobre lo imprescindible que es para nosotros disponer del último modelo de iPhone, beber agua embotellada o quedar con los amigos en el garito de moda de Malasaña.

En cualquier caso, no pretendo discutir aquí el hecho de que estos artefactos mejoren o no nuestra vida, ni quiero dejar entrever que debamos prescindir de todo lo que no es absolutamente necesario y volver a vivir en cuevas. Sólo pretendo señalar el hecho de que, en la mayoría de los casos, nuestras formas de consumo no son fruto de una reflexión que nos lleve a pensar que necesitamos un producto o servicio (donde necesitar puede traducirse perfectamente por querer), sino que son consecuencia principalmente de un bombardeo constante de mensajes que nos incitan a ser de una forma determinada, lo cual lograremos a través del consumo de ciertos productos.

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Escena de la película They Live

Generalmente este bombardeo es tan constante y a gran escala que no somos conscientes de él y, sin embargo, parece ser efectivo. En mi opinión (advierto que no he estudiado publicidad y no es más que eso, una opinión), esa efectividad se basa en el hecho de que la publicidad -y otro tipo de herramientas empleadas para convencernos de que consumamos- apelan a sentimientos, ideas con las cuales nos sentimos cómodos, entretenidos, etc. y que calan de manera suave en nosotros, a base de repeticiones. ¿Que también podría ser que acabemos comprando un producto porque la forma de venderlo nos desagrada o no estamos de acuerdo con los valores que transmite? Puede ser, pero no lo creo.

Y esto me lleva al punto central de este post, que es la proliferación (o quizás el número haya sido constante en el tiempo y me haya ido yo a fijar ahora) de anuncios que nos venden un producto a través de la mención de la infidelidad.

El primero que vi fue uno de Canal+ que forma parte de una serie bastante extensa de anuncios que venden su paquete de cine, series y fútbol por diez euros. En él aparecen dos chicas charlando en el coche sobre el novio de una de ellas, porque a ella le molesta cuando él se pone futbolero. La amiga le dice que pase de él y “se lo monte” con varios personajes de ficción, a lo que ella responde que le va a “dar un repaso” a uno de estos personajes. Obviamente no se hace referencia a una infidelidad real, pero queda ahí.

 

El segundo iba en la misma línea, es de Movistar y reza “Mi novia me engaña con otra serie”, en enormes dimensiones en plena plaza de Jacinto Benavente.

Mi novia me engaña con otra serie

Publicidad desplegada en la madrileña plaza de Jacinto Benavente

El último, quizás el más explícito, es de la web de venta de ropa Zalando, y muestra a una mujer probándose ropa en su casa mientras le pide al repartidor que le vaya pasando prendas. El que suponemos que es pareja de la chica llega a casa, se encuentra la escena, pone mala cara y la mujer le dice que no se preocupe, que puede devolverlo todo hasta en 100 días. (No entraremos en el hecho de que tenga que justificar ante el hombre lo que compra o deja de comprar, porque no viene al caso, pero también es digno de análisis). El tío, que parece ser que no era eso por lo que estaba mosqueado, le pregunta si al repartidor también le puede devolver, como insinuando que no le mola nada que ese hombre estuviera ahí, con su chica, haciendo vete tú a saber qué cosas.

De estos tres ejemplos me llama la atención el hecho de que se recurra a la infidelidad para vender un producto. En ellos se pasa del tono jocoso del anuncio de Canal+ al dramático en el de Movistar y por último a la construcción de una situación en la que uno de los protagonistas parece creer realmente que una infidelidad ha ocurrido o
podría ocurrir (también bañada de un tono jocoso). ¿Qué quiere decir esto? ¿Por qué se recurre a la infidelidad? Tengo varias hipótesis: puede ser que la infidelidad genere (o, en fin, los publicistas crean que genera) un gran rechazo en la población y por eso se intente hacer chiste con ella. Para suavizar su peso, como queriendo decir “empatizo contigo, te comprendo, la infidelidad es una mierda”. Puede ser también que estemos sufriendo una crisis de identidad de las relaciones, el amor y la familia que todo nos haga un poco de
gracia y no sepamos muy bien cómo gestionar esto de la infidelidad (lo cual no es incompatible con lo primero). O puede ser, frente a esto, que la infidelidad esté bastante extendida y no sea algo que genere tanto rechazo como cabría pensar. Quien ve el anuncio se siente interpelado, no necesariamente de manera reflexiva, porque es o podría ser parte activa de esa relación de infidelidad.

En cualquier caso, para mí no cabe duda de que el capitalismo apela a nuestros sentimientos y debilidades para vender y hacernos conscientes de esto puede ser una herramienta poderosa.

Animal de Compañía (Manos de Topo, 2012)


Manos de Topo – Animal de Compañía from Boogaloo Films on Vimeo.

 

Manos de Topo son un grupo que desde el principio jugaron a buscar la diferencia. Textos irónicos que ahondan en la caricatura de la canción romántica, no tomarse demasiado en serio (se llaman así en referencia a su supuesta escasa destreza con los instrumentos) y, sobre todo, la voz de Miguel Ángel Blanca: desafinada, llorosa y, definitivamente, valiente. Porque hay que ser valiente para subirse a un escenario y cantar así.

Bien por el efecto «traje nuevo del emperador» o bien porque efectivamente Manos de Topo tienen algo, se han hecho un hueco en el indie nacional (sea lo que sea eso) y unos fans incondicionales. Desde «Ortopedias bonitas» (2007) hasta hoy, Manos de Topo acumulan 4 referencias discográficas crecientes en calidad pero menguantes en sorpresa.

Manos de TopoHan sido acusados de misóginos infinidad de veces por unas letras en las que se describen relaciones sentimentales en las que el protagonista varón sufre por lo mal que lo tratan las mujeres. Ellos han salido al paso de esas acusaciones, a veces con humor y a veces con hartazgo, pero siempre explicando que son parodias de las típicas canciones de amor despechado y, por tanto, están criticando la misoginia de los «originales». Sea como sea, el mensaje está ahí y han hecho de él su seña de identidad. No en vano, Blanca canta entre sollozos.

Cabe plantearse, de todas formas, hasta qué punto un amante despechado es un amante que no ha sido capaz de hacer autocrítica. Y cuánto en su queja hay de reproche justificado y cuánto de verdadera misoginia (o misandria, aunque el hecho de que el término sea tan poco conocido da una pista de lo poco frecuente que es).

Para el tema que nos ocupa, amores que lo parecen pero no lo son, nos viene al pelo la que es, en mi opinión, su mejor canción hasta ahora, que nos habla de una relación destructiva y posesiva, empezando por el título: Animal de Compañía.

Muchas personas piden poco más a su pareja que ser bonitos, obedientes y fieles. Y a veces no lo piden, sino que lo exigen. Y otras veces ni siquiera es necesario porque la educación ya nos ha hecho ser animales de compañía para otros. Para conseguir seguridad, cariño o sexo, sacrificamos lo que nos hace humanos: nuestra capacidad para elegir qué queremos, al margen de instintos y normas sociales no escritas.

De ahí que el cantante diga luego «Ahora brillas en mí». Yo he perdido mi brillo propio. Si quiero hacer algo bueno tendrá que ser a través de mi pareja.

El videoclip termina de impactarnos: Gatos, sexo (o debería decir porno), muertes, catástrofes y otras imágenes de dudoso gusto, todo ello con un acabado amateur del youtube más infecto.

 

Los gatos quieren escapar de tu casa
Los gatos quieren escapar, visitar al vecino,
(Los gatos quieren escapar de tu casa,)
sólo están contigo por obligación.
(los gatos quieren escapar de tu ca… sa…)

Los problemas se hacen realidad cuando los verbalizas
(Los gatos quieren escapar de tu casa,)
y sé tantas cosas que nunca sabrás.
(los gatos quieren escapar de tu ca… sa…)

Junto a mí no tienes conciencia de ser
un animal de compañía,
estarás aquí toda tu vida.

Y tal vez alguien encienda una luz
debajo de toda tu piel
y te haga de nuevo brillar un poco en mí.

Verte llegar, simplificar
y ahora brillas en mí, ahora brillas en mí.
Multiplicar la eternidad
y ahora brillas en mí, ahora brillas en mí.

 Verte llegar, simplificar
y ahora brillas en mí, ahora brillas en mí.
Multiplicar la eternidad
y ahora brillas en mí, ahora brillas en mí.

Brillas en mí,
brillas en mí,
brillas en mí,
brillas en mí.

 Desde ahí pensabas que era divertido
hacerme el muerto en la playa,
ahora sabes que no es un juego.

 Mantén el demonio escondido bajo la cama,
él no sobrevive al veneno
del querer del fin de semana.

 Y tal vez no haya ni un rincón en ti
que no se pueda amar,
estoy dispuesto a esperar un poco más.

 Los gatos quieren escapar de tu casa.

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