Etiqueta : 2010s

Perdona si te acoso, amor

Celebramos San Valentín publicando este post de nuestras compañeras de El Violeta es el nuevo Negro, proyecto dedicado a desgranar las narrativas de la literatura, las series y las películas de nuestro día a día desde una perspectiva de género. ¡Os animamos a seguirlas!

En los últimos años han aparecido unas serie de películas románticas para adolescentes que, realmente, romantizan el acoso sistemático. En los 90 ya existía esa idea. La famosísima comedia de Algo pasa con Mary se caracteriza por el acoso de varios ex de la protagonista y sus tácticas, a cada cual más sucia, para poder ganársela. Al menos, ahí nos hacía gracia. Ahora, a las niñas actuales les parece algo perfectamente deseable.

La novela y después película Crepúsculo fue una onda expansiva que llegó a todas. Si en aquel momento eras mala lectora, probablemente te engancharía el libro por pura curiosidad. Y si no, sacaron las películas. Yo me leí los dos primeros porque me sentía capaz de leerlos en inglés. Y me enganché porque coincidieron con mi primer amor y su posterior desengaño.

Escena en que Bella y Edward se conocen en la película Crepúsculo.

Bella conoce a Edward en Crepúsculo vía Blogger

El libro es fácil con ganas, se nota. Pero en tu soledad en la playa donde tu mejor amiga tiene que ser por obligación tu hermana, Bella es perfectamente compatible con ser tu alterego veraniego. Edward te parece maravilloso. Y ves casi lógico que fuera fantástico que se te apareciera a ti en el apartamento de vacaciones. Te parecería muy deseable conocer a Jacob también, que es un tío fantástico. Y es muy apetecible además que se metan en todo tipo de situaciones incómodas contigo de por medio. ¿Siendo más mayores no habéis sentido lo desagradable que es gustarle a una persona a la que no correspondes?

Yo dejé estos libros cuando empezaron a tener un punto turbio. Recuerdo una escena donde ella quiere desesperadamente llamar a Edward, el vampiro cañón y emocionalmente distante, y para ello se tira por un acantilado. ¡¡¡Se tira por un acantilado a aguas heladas SÓLO por llamar a su amor!!!

Bella considera a Edward una droga

Para Bella, Edward es una droga, vía Giphy

En Europa fuimos un pasito más allá y ahora todos los puentes andan llenos de candados. El culpable de esto es A tres metros sobre el cielo de Federicco Moccia. Al menos Crepúsculo estaba escrito por una mujer, esta saga es el producto de un señor de 40 años. Ojo con esto.

En esos libros, interpretados después por María Valverde y Mario Casas, se ve que la relación estupenda es aquella en la que la segunda vez que ves a un tío decide pegar a tu exnovio. Ella es el mismo prototipo que Bella, el mismo prototipo que Victoria de Memorias de Idhún… La chica cualquiera que podemos ser todas. Pero él es un tío que va dando palizas a cualquiera que se le cruce en un stop con la moto, cuyos problemas vienen causados -atención- porque pilló a su madre teniendo sexo con un vecino. Su reacción lógica fue casi matar al vecino, para después huir y ser buscado por la policía. O sea, yo no sabía que resulta que Hermano mayor era pionero en los realities de encontrar pareja.

Escena de pelea en A tres metros sobre el cielo

El «Match de la Lucha», con lo mejor de Hombres, Mujeres y Viceversa y la novela de Chuck Palahniuk. Chorrearás testosterona, vía Tumblr

Ella, en el curso de su delirante relación con él, aparece en la carrera de moteros del Mario Casas. En principio va para discutir porque le han puesto otra denuncia por lesiones, pero acaba tatuándose su inicial. La película sube en su escalada de psicosis sexoafectiva cuando se acuesta con él después de que él haya secuestrado el perro de su profesora. Ella, como ocurre en muchos casos de violencia de género, asume los comportamientos de él y se pega con un ex-rollo suyo. Finalmente, deciden darse un tiempo cuando Babi se entera de que además del secuestro han robado en su casa.

Escena de A tres metros sobre el cielo en la que los protagonistas se besan en una piscina

Un profesor mío tenía un término para este tipo de escenas: porno emocional. Vía OkChicas

Cada día sale en las noticias cómo la violencia de género está aumentando entre las jóvenes. Echan la culpa a los móviles y a Internet (cómo no) y a que la educación en machismo no cala en las más jóvenes. Educadores, poneos un espejo al final de la clase y veos reflejados entre tanto pupitre. Pensad en lo viejos que parecéis en ese momento. Sólo desde ahí se puede ver que en esta edad donde es tan fácil irse a los extremos, estos críos sólo quieren irse a la otra punta de la relación entre sus padres. La única alternativa lo suficientemente buena que ofrecen los medios es esta.

¿Cómo va a reconocer una chica que su novio es un maltratador si se ponen filtros de Instagram en las peleas? ¿Cómo va a plantearse una chica un problema de dependencia si en estas películas se enseña que cuando quieres de verdad tu vida vale menos que una mirada suya?

No hay ninguna clase de tres cuartos de hora de violencia de género en el instituto que sustituya poner un candado en un puente con tu novio. Si consiguiéramos conocer y respetar más el lenguaje de las adolescentes, podríamos encontrar los modelos sanos de relación que ellas necesitan.

Escena en la que sale Bella Swan en la saga Crepúsculo

Bella Swan vía Giphy

La cultura patriarcal nos exige amar

Tarde de domingo,  grupo de chicas en el que una de ellas cuenta desanimadamente que ha tenido una discusión con su pareja. Él no muestra ni un mínimo de interés de arrepentimiento. Aun así todas intentan animarla, excusándolo, con comentarios tales como «Estará pasando por un mal momento». Dos mesas más allá, otro grupo de chicas comenta sobre el mismo tema. En el fondo del bar dos chicas debatiendo sobre el amor.

¿Por qué tantas conversaciones sobre el mismo debate? ¿Será coincidencia o es que a las mujeres, en ciertas etapas, nos preocupa especialmente el amor?

Creo que hay una etapa en la vida de una mujer en la que todos sus pensamientos giran en torno al mismo asunto: tener una pareja. A veces, el problema radica en que quedan atrapadas en ese círculo que parece no tener fin. He visto a muchas mujeres dejar su vida aparcada por mantener una relación de amor romántico que no les beneficia.

Jedi vs. princesa vía Feminista Ilustrada

Amor romántico, amor insano o tóxico, como queráis llamarlo, he aquí la raíz del problema. Hemos crecido con las películas de Disney, las cuales nos dicen que somos princesas indefensas que necesitamos ser salvadas por nuestro príncipe azul. No somos princesas, somos unas guerreras. Luego, llega la sociedad para volver a repetirte que busques a tu media naranja, o de lo contrario nunca serás feliz, porque eres una persona incompleta. Prueba de ello, todos los programas que existen, tales como Mujeres y hombres y viceversa o First Dates, entre otros.

Este amor que nos refleja la sociedad no es un amor sano, nos roba todo lo que somos para que tengamos una actitud sumisa ante la vida. Este es un factor determinante para establecer relaciones en las que cabe la violencia de género. El amor romántico nos lleva a atravesar límites que dejan nuestra autoestima y dignidad heridas. Es una relación basada en la conquista y la seducción, exime de toda culpa al hombre y castiga duramente a la mujer. Nuestra cultura ha idealizado este amor, dando sentido a nuestra vida cuando llega. Que un hombre te elija te da valor y éxito social.

Nosotras no tenemos la culpa de que nos preocupe tanto el amor, es la sociedad la que nos lo exige. Hemos nacido en una cultura patriarcal en la que nos educan para ser la parte pasiva de la sociedad. Nuestra misión: amar por encima de todo. 

El amor ha sido el opio de las mujeres, como la religión el de las masas. Mientras nosotras amábamos, los hombres gobernaban. Tal vez no se trate de que el amor en sí sea malo, sino de la manera en que se empleó para engatusar a las mujeres y hacerlas dependientes, en todos los sentidos. (Kate Millet)

Para romper con este esquema hay que dejar el amor insano a un lado, dejar de creer en su existencia. Olvidar el amor tóxico y conversar de lo verdaderamente importante: el amor hacia ti. Habla de ti, de lo que sientes, de tus intereses, de lo que te preocupa. Búscate y conócete, porque nadie te va a querer tanto como tú misma. Elimina los hábitos de amor insano. Rechaza preocuparte exclusivamente de la persona que menos te quiere. Evita los consejos que nos hagan ser sujetos pasivos. Actúa. Recuerda siempre que las mujeres no necesitamos del amor romántico para vivir.

Hemos nacido en una cultura patriarcal en la que nos educan para ser la parte pasiva de la sociedad. Compartir en X

La única persona que va a estar contigo durante toda tu vida eres tú misma. Para plantarle cara al patriarcado, quiérete, porque si tú te quieres jamás aceptarás comportamientos que vayan contra tu dignidad. Tú eres el pilar fundamental de tu vida, descúbrete y disfruta de este viaje. Puedes hacerlo sola o acompañada, solo tú eres quien decide. Te perteneces a ti misma.

Recuérdaselo a todas las mujeres guerreras de tu alrededor, porque siempre unidas es mejor.

Descreídos de treinta años

Al margen de todos los prejuicios de una sociedad patriarcal, de todos los medios de información y publicidad, películas que circunscriben el amor hacia un mundo rosa que más valdría dejar de llamar “comedia romántica” para tildarlo de “ciencia ficción”. Dejando a un lado la irradiación maravillosa que reflejan algunos de nuestrxs amigxs sobre sus relaciones amorosas y pasionales (sí… esxs amigxs tuyos que llevan juntos desde los 17, ya tienen casa, van a por la parejita y parece que su vida es tan perfecta que casi dan ganas de vomitar); al margen de todo eso, entérense: el amor no suele durar siempre, el amor duele en muchas ocasiones. El amor no es como lo pintan o como creías que era.

El amor, tal y como lo presentan, es una de las mayores mentiras que ha habido y habrá siempre.

Y nada te salva de ello. Por mucho que unx sea inteligente y tenga una gran perspicacia en la vida, es difícil de digerir, de entender y de, finalmente, asumir para actuar en consecuencia.

Tal vez porque el bombardeo mediático-social es tenaz, porque los mismos mecanismo psicobiológicos del enamoramiento juegan en tu contra o, simplemente, porque nos encanta tropezar en esa deliciosa piedra.

Un hombre le pone un parche al corazón de una mujer.

Corazón parcheado vía Facebook

Y eso que no podemos decir que no hemos sido avisadxs. Todxs estamos hartxs de escuchar a esos amigxs (o ex parejas) pesimistas e irónicxs que pasean de un lado a otro martirizándose (y, por tanto, martirizándote cuando estás a unos metros de ellxs) lanzando a discreción proclamas contra cualquier tipo de romanticismo que nos hacen dudar incluso de si son humanos. Mujeres y hombres de hojalata que no tienen corazón. Lxs mirabas antes, con aire de superioridad, a veces incluso con cierta lástima pero siempre con benevolencia, que para esos son tus amigxs, pensando que no se puede ir por la vida con una mirada tan negra sobre las relaciones, que en la vida merece la pena luchar por lo que se cree, que el amor todo lo puede, y todo ese tipo de consignas que te han cañoneado a lo largo de tu vida.

Pero la vida pone a cada uno en su sitio, como dicen muy acertadamente las madres, y llega por fin un tiempo determinado, que puede ser más tarde o más temprano, sin que casi te des cuenta, en que parece —y solo parece— que todo recobra el sentido y te das cuenta de la verdad:

Esos lúgubres amigxs no estaban tan equivocados. (Con ciertas salvedades, claro).

A muchos, esa reflexión les pasa con treinta años, aunque ese es un tiempo estipulado en el que nada tiene que ver, de hecho, la edad. Como dije antes, puede ser antes o después, todo tendrá que ver con el momento vital que atravieses, por ejemplo, que te deje la pareja de toda la vida, que se escuche la llamada de tener un hijo y no se tenga con quién, multitud de bodas en verano y yo compuestx y sin novix, etc.

El caso es que esas cosas suelen suceder en España en unos hipotéticos treinta solteros años, y así te plantas a esa edad, con algunas relaciones a sus espaldas, y miras para atrás y miras para adelante, y piensas: «¿Y ahora qué?».

“¿Estoy bien solx? ¿Quiero tener un hijx? ¿Podré volver a tener una relación?”.

“¿El amor es de color de rosas?”.

Preguntas existenciales a las que deberemos dar respuestas mientras disfrutaremos de ese maravilloso estado que es la libertad de estar solx (no os equivoquéis, no digo que sea mejor que estar en pareja, porque tanto lo uno como lo otro es maravilloso).

Y ¡qué diablos!, me voy a tirar a la piscina, y decir algo muy alto: en mi opinión deberían dar subvenciones a los solterxs de más de treinta años porque, sin lugar a dudas, mueven el mundo.

  • Trabajan su jornada laboral como si nada, y luego se marchan al cine, al teatro, al bar, de concierto con los pocxs amigxs que queden sin ennoviar.
  • Siguen saliendo los fines de semana, mientras los demás ven distraídamente una película en el calor del hogar.
  • Por lo tanto, mueven los engranajes del sector hostelero y del espectáculo de este y muchos países.
  • Alquilan pisos que decoran fervientemente como si fueran casas de Ikea o hipsters de Instragram.
  • Contratan paquetes de viajes concertados o, mejor aún, viajan solitarixs en busca del significado de su existencia por lo más recónditos lugares del planeta tierra, que luego muestran en Facebook o por fotos de su móvil en los grupos de sus amigxs (sólo por dar envidia).
  • Consumen toneladas de preservativos y otros métodos anticonceptivos.
  • Son los mejores tíos y tías del universo y engalanan de regalos inverosímiles a los hijos de su hermanx, a los que adoran.
  • Compran paquetes de comida en el supermercado que saben que no van a poder consumir enteros, maldiciendo porque no hacen packs individuales.
  • Son la fuente más grande de adopciones y cuidadores de animales del mundo.
  • Y, por último, sustentan, por sí solos, a familias enteras que viven de las páginas e-dating o de ligoteo.

Pero, sobre todo, están prevenidos sobre el amor, con una mochila de buenas y malas experiencias que les hacen discernir, de una manera cada vez más nítida, qué es lo que unx quiere para sí.

Lo bueno es eso: que ya no se andan con gilipolleces, que saben que el amor no es “ciencia ficción” sino realidad.

Lo malo es que, normalmente, eso se aprende por las malas, después de una fea experiencia,  y una vez que se rompe un corazón es difícil encontrar todos los trozos para arreglarlo y que se recomponga igual.

Aunque quizás no debería quedar igual, debería formarse un corazón nuevo, una escultura de formas propias que fuese capaz de latir pero también de razonar y  pensar como un analítico cerebro.

Se debería aprender, en vez de olvidar, pero sin echar la mirada atrás.

Si consigues eso, enhorabuena, estarás bien solo y en pareja.

Pero si acaso, por lo que sea, vuelven a romperte el corazón en mil pedazos, no te preocupes porque siempre te haremos un lugar en el “Club de los descreídos”.

Mañana, cañas a las 20:00 en el bar de siempre.

El dilema de no ser suficientemente buenas

A menudo nos autoboicoteamos a traición, a menudo nos creemos impostoras y farsantes de nuestras propias vidas. A menudo el cursor parpadea al principio de un documento en blanco. Ese blanco tan vacío que es capaz de congelar y hacer enmudecer el pensamiento. Cuando las ideas geniales se convierten en una amalgama oscura e informe, la voluntad de escribir se torna en miedo, angustia e inseguridad. La mente se nubla y ya nada está claro. En esos momentos puedes dudar, retroceder, escribir, borrar, volver a escribir y volver a borrar en una vorágine de confusión y sinsentido. Te repliegas sobre ti misma, encogiéndote en la silla mientras la confianza en tu propio criterio no para de menguar y Pepito Grillo susurra al oído que no eres capaz de empezar aquella tarea porque no vales, porque no eres buena o porque te faltan conocimientos.

Pero la sensación de no saber lo suficiente persistirá aunque te conviertas en una experta en la materia sobre la que quieres escribir, hablar o trabajar. Intentarás que esa conciencia malvada y autodestructiva, que mete baza sin pedir permiso en los momentos más inesperados, se calle, pero no puedes. Por lo tanto, buscarás apoyos en otras personas. Y en la mayoría de los casos acabarás recibiendo sus respuestas con modestia e incredulidad: ¿En serio? ¿De verdad que te ha gustado? ¿No te parece que esta parte se podría mejorar? En realidad no me ha salido muy bien, pero creo que he tenido suerte. Tenía mucho a mi favor, es un tema que está de actualidad.

Las mujeres a menudo nos sentimos impostoras y farsantes de nuestras propias vidas. Compartir en X

No aceptarás del todo las críticas positivas y pensarás que la gente podría estar siendo demasiado amable o educada contigo. De modo que no crees merecer cumplidos y felicitaciones por lo que haces. Pero sin embargo sí piensas que los necesitas para validarte y esto resulta casi siempre muy frustrante. Parece que esa parte de ti quisiera alimentarse de comentarios negativos para consolidarse como única opción. De esta forma se acabaría la contradicción y ya no habría que cuestionarse nada. Pero dejarse llevar por estos pensamientos nos abocaría a no realizar nuestras metas y, por lo tanto, a la infelicidad por no vernos realizadas.

Es curioso, pero tengo la sensación de que muchas mujeres se quedan a las puertas de tener éxito en sus carreras y propósitos y, estando a punto de conseguirlo, desisten. O cuando por fin lo logran no pueden dejar de estar en contradicción consigo mismas. Así, ocurre de manera frecuente con algunas mujeres que después de aprobar el carnet de conducir sienten que no están preparadas para ello y empiezan a tener miedo. Quizás pasarán a ocupar el puesto de copiloto para siempre. Hay otras que, al ver una oferta de trabajo en su especialidad, suspiran con anhelo y piensan resignadas que seguramente ya habrá otras personas mejor preparadas para ese puesto que ellas. Y otras que creen que solo van a decir tonterías y por eso sistemáticamente callan lo que piensan.

El sentir que no somos suficientemente buenas nunca y que cuando tenemos éxito no es el resultado de nuestro esfuerzo sino de una suerte de contingencias favorables, o que este se debe a la ayuda y al mérito de los demás y no al propio, no es una casualidad: es un factor común.

Joan Rivière (1929) desde el campo del psicoanálisis hablaba del papel que juega la feminidad como una máscara en el caso de las mujeres intelectuales, que tras realizar una conferencia encontraban mucha angustia y la necesidad de verse afirmadas por los hombres adoptando una máscara de ingenuidad. O el caso de otra mujer que llevaba a cabo con destreza tareas del hogar típicamente masculinas como puede ser arreglar objetos, pero cuando había que acudir a un tapicero u a otro técnico se sentía obligada a disimular todos sus conocimientos y fingir ser una mujer ignorante en esas cuestiones.

He podido hablar con compañeras y amigas y la sensación de frustración, de bloqueo, de no dar la talla ante un nuevo reto o las contradicciones frente a la consecución de las metas y el triunfo es algo que se repite de una u otra manera. Es importante ponerlo en común y visibilizarlo porque no se trata tan solo de que seamos muy exigentes y perfeccionistas con nosotras mismas, como podría parecer, es también el miedo a brillar con luz propia, a saber más o a llevar la voz cantante. En definitiva, el miedo a tener poder. Por eso resulta crucial comprender estas contradicciones en común y tratar, en la medida de lo posible, de tener otro tipo de afectos para nosotras mismas, de querernos mejor, permitiéndonos afirmar que somos buenas, que somos competentes y que estamos seguras de lo que somos y hacemos.

Referencias:

Rivière, Joan (1929) «Womanliness as a mascarade» International Journal of Psycho-Analysis.

Querida General Organa

Querida General Organa:

Star Wars no se hizo para mí. Nací en los 90, de padres suburbanos a los que la trilogía original les pilló mayores. Además nací en los 90 siendo una niña, así que no consideraron que La guerra de las galaxias fuera algo interesante para mí. De ti escuché hablar cuando salió la trilogía del 2000, pero sólo de tus peinados y tu traje blanco. No me sentí identificada con tu imagen, pero por mucho empeño que pusiera Padme mucho menos con ella. La trilogía del 2000 me pareció blanda, predecible, un blockbuster más.

Ojalá te hubiera conocido antes de los 10 años. Te hubiera amado-odiado a partes iguales. Tu valentía, tu arrojo, tu amor con Han Solo a regañadientes, tu «lo sé» burlón. Me hubiera imaginado siendo tu rival, tu amiga. Siendo tú.

Haberte descubierto a los 20 también ha sido una suerte. Aunque iba ya curtida de cine de autor pero también de mucho peliculón hollywoodiense, Star Wars me absorbió completamente. La forma de aunar culturas de George Lucas, su inspiración en la mitología y en el trabajo de Joseph Campbell sobre ella y, por qué no, que en 1979 hubiera una mujer autosuficiente y guerrera (aunque princesa) es fascinante. Creo que por eso me dolió tanto leer en un análisis de Star Wars desde el punto de vista del viaje del héroe que eras un acompañante masculino, literalmente según el texto, una tomboy.

Porque no, no eres la Princesa Leia. Como dice Anne Thériault no debes ser recordada como una princesa, sino como una general.

Leí la carta que Carrie Fisher te escribió. En ella habla de ti como del retrato de Dorian Gray, tú resplandeciente y blanca y ella envejeciendo e hinchándose. Pero, afortunadamente, pudo volver a interpretarte, porque sin Carrie Fisher quizás tú serías una anécdota.

Cuando fui a ver El despertar de la fuerza me retorcía los dedos buscando palomitas, pensando en si esta sería la puñalada final a la saga después de que la trilogía del 2000 la dejara agonizando. No fue así. Y no fue así, entre otros motivos, por ti.

Tú siempre has sido el corazón de la Rebelión. Con unos orígenes por un lado reales y por el otro lado perturbadores, fuiste capaz de seguir tus propias decisiones. En vez de dar tumbos de un lado a otro de la galaxia, fuiste fiel a tus ideales, a la rebelión. A diferencia de Luke, al que cada perturbación de la Fuerza le hacía cometer imprudencias arriesgadas, tú te mantuviste impasible. También sentías la Fuerza, pero sentías que la Rebelión valía más.

Leia le dice a Han Solo que deje de llamarla alteza.

Leia y Han Solo en una escena de El imperio contraataca vía Giphy

Y en El despertar de la fuerza se ve a la mujer hinchada y mayor que describe Carrie Fisher. Esa mujer que cuadra igualmente con la vida de Fisher que con la vida de una mujer cuyo hijo se ha vuelto lo que ella más podía temer, cuya relación de amor terminó, pero lo más importante: que fue dejada sola ante las circunstancias. Tanto Han Solo como Luke decidieron desentenderse del problema, cada uno a su manera.

Tú no. Tú retomaste las armas y te dispusiste a ser lo que siempre has sido: una líder. No puedo más que dar gracias a Carrie Fisher por habernos mostrado la evolución de Leia, la misma mujer fuerte y decidida que abraza con cariño y protección a la nueva generación de mujeres que se disponen a emprender la lucha. Porque sabe que no es fácil, pero que huir no es una actitud posible.

Algunos románticos dicen que la partida de Han te hizo irte. Cualquiera que te conozca mínimamente sabe que no es cierto. Cualquiera que te conozca sabría que, por mucho dolor que te supusiera, hubieras seguido siendo la líder de tu pueblo, no porque fuera lo que ellos necesitaban, sino porque era lo que tú querías. Tu papel terminó como termina el de Yoda, o el de Obi-Wan Kenobi; aquellos que saben que ya han cumplido un ciclo y necesitan descansar. Creo que en el episodio VIII haces un papelón, y estoy deseando verte, aunque sepa que vaya a ser la despedida final. Sin embargo, siempre te veré, ya sea como la princesa con moño de fallera o la general con ojeras marcadas. Me da igual, porque sé que siempre estarás. Lo maravilloso de la Fuerza es que nunca te has ido del todo.

Gracias por todo, Carrie Fisher. Gracias por todo, General Organa.

No conozco la autoría de este fantástico gif, si alguien lo conoce estaré encantada de citarle.

Queridas reinas magas

El año pasado, las cabalgatas del día de Reyes estuvieron salpicadas de polémica: algunos distritos de Madrid decidieron que las mujeres tendrían un papel protagonista como reinas magas y en Valencia directamente recuperaron la cabalgata republicana.

Reinas Magas en Valencia (2016)

Reinas Magas en la cabalgata de Valencia en 2016 vía El Diario

Más allá de la anécdota, no cabe duda de que el peso de las compras y cenas navideñas sigue recayendo en las mujeres, así que no es tan descabellado hablar de reinas magas. No hay por qué regalar algo material ni algo caro, a pesar de que la publicidad nos bombardee con imágenes machistas de perfumes caros. Muchas veces, una manualidad o un regalo pequeño que encaje con los gustos de la persona a la que regalamos son mejores que un regalo caro e impersonal. Si te decides por comprar algo, aquí tienes algunas ideas de regalos amorosos para facilitar la tarea. ¡Espero que os inspiren!

Literatura:

Experiencias:

Cine, televisión y (video)juegos:

Fragmento del videojuego Alice: madness returns

Fragmento del videojuego Alice: Madness Returns vía EA Games

¡Y recuerda! Las niñas pueden jugar con camiones y los niños con cocinitas.

Y tú, ¿qué vas a regalar estas fiestas? ¡Cuéntanoslo en los comentarios!

[Nota: este post ha sido actualizado en diciembre de 2017]

Ulises y Penélope: el reencuentro de OT

Hace 15 años los realities se llamaban “experimentos sociológicos”. Mantenían las mismas cuotas de pantalla altísimas que ahora, pero nadie buscaba información en Internet sobre un concursante en el modo incógnito del Chrome. Y no es porque en ese momento usáramos Explorer y el mejor buscador fuera Yahoo; no, es porque conmocionaron a la sociedad entera. Gran hermano pronto demostró que de experimento tenía lo que mezclar Mentos con Coca-Cola y se hacía incómodo de ver después de las noticias sentados en familia, pero Operación triunfo conquistó esos mismos sillones familiares.

OT generó emoción con aquellos chavales que parecían haberse bajado de un autobús desde Kansas, con su estilo medio moderno, medio bakala. OT produjo lloros en niñas de primaria que tenían que irse a dormir sin saber a quién habían nominado, que al medio día al llegar del colegio se veían el VHS grabado por sus padres, si ninguna suertuda había podido irse a dormir más tarde de las 12. OT fue el primer concierto para muchas, el primer acercamiento con el mundo fan teenager. Me pasé toda la adolescencia negando haberme comprado una bandana de Beth y escuchando música que representara mi ennui adolescente. A tu lado desde hacía mucho era demasiado optimista y descafeinado.

OT1, Operación triunfo, concursantes,

Vía El Mundo: El Reencuentro de los Concursantes de Operación Triunfo 1

Yo tenía 10 años cuando salió el primer OT. A mí me gustaba la música, jugar a hacer galas en los recreos y emocionarme tanto por algo en conjunto con tanta gente. Así que no me motivó tanto la relación Chenoa – Bisbal como las expulsiones y ver qué temas iban a cantar. Tampoco reaccioné tanto a que Chenoa y Bisbal lo dejaran como a que Rosa perdiera Eurovisión (qué lagrimones echamos unas amigas vestidas de comunión esa noche). Sólo recuerdo que ella estaba verdaderamente afectada mientras él, como Tarzán, saltaba de liana en liana televisiva.

Ahora, 15 años después, lo destacado del reencuentro no es cómo una productora jugó con las emociones de un grupo de chavales que pasaron, en palabras textuales, de no poder salir de casa por los fans a pasar desapercibidos. Cómo la gran mayoría no ha encontrado un futuro en la industria musical y se limitan a sobrevivir mientras los productores amasaron dinero.

No, la gran conclusión es la “cobra” de Bisbal a Chenoa.

Imagen obtenida de "Cuore": Bisbal, Chenoa, la cobra y el otro ángulo de cámara (http://www.revistacuore.com/ocio/television/noticias/bisbal-chenoa-la-cobra-y-el-otro-angulo-de-camara)

Vía Cuore: Bisbal, Chenoa, la cobra y el otro ángulo de cámara

Da igual que haya salido otro plano, otro vídeo, una declaración jurada en un estrado de los Estados Unidos. No, queremos ver a Chenoa como alguien devoto de amor más de diez años después, alguien que sigue esperando las migajas de Bisbal al que describen como jugando con ella a su antojo. El público quiere etiquetar a Chenoa en Penélope, en la mujer que siempre ama y espera por mucho daño que le hayan hecho, en disculpar que no haya tenido tiempo de llamarte en dos semanas pero sí de irse de fiesta con sus colegas, en que te proponga una relación abierta pero se enfade si te has whatsappeado con otro, en que te deje colgada con los niños para coger un ascenso laboral que el único beneficio que va a repercutir es quitarle marrones a él en casa. Pero tú lo toleras, porque en el fondo le amas, y ese amor te redime, y te da la compasión de los otros. Eres una buena mujer, no como esas que en los divorcios arramplan con todo. Eres una buena mujer porque amas y esperas.

De él se dice que no se ha comportado bien. Así, como hablarías de Pablo Escobar o Walter White porque la serie te ha llevado a empatizar con narcotraficantes. Con la boca pequeña, porque en el fondo te cae bien. Le disculpas. Le entiendes o le envidias. Él ha triunfado, y el resto sale cantando con ropa hortera y petacas que no terminan de funcionar mientras él brilla en el escenario.

Bisbal era un cantante de orquesta que entró en el casting de OT porque le convenció una novia. Una novia que le amaba y le esperaba pacientemente para las visitas de la academia. Una novia de la que prácticamente no trascendió el nombre, porque rápidamente surgió su historia de amor con Chenoa. “Qué bonito”, pensó mi yo de 10 años, y supongo que el yo de mucha gente más. Porque la historia fue un boom.

Tan poco acostumbrados entonces a los realities, creo que ninguna nos podíamos plantear que Bisbal, debajo de los rizos, podía ser un tío muy listo, que sabía que la popularidad amorosa dentro de la academia podía aumentar el share del programa y su propia cuota de popularidad y llevarle a la final. Aunque la historia de superación de Rosa nos tocó a todos la fibra y eso desplazó su romance. Porque, afortunadamente, todos preferimos ser la mejor versión de nosotros mismos que un rollete apasionado.

Y tal y como vino, su amor con Chenoa se fue. Chenoa salió verdaderamente afectada en los medios y él siguió. Siguió con otra, siguió con una carrera musical con grandes hits, y siguió con la fama. Alguien dirá “quien a hierro mata a hierro muere”, pero ser la mujer que espera y ama significa también verse superada por el amor correspondido, que debe ser aceptado a cualquier coste. Además, que yo sepa las parejas son decisiones de dos, y dejarlo o engañar probablemente de uno.

Así que Bisbal triunfó, y Chenoa creo que está de jurado en Tu cara me suena. No sé que ha hecho en estos últimos años, pero supongo que este programa es su logro más reciente desde OT. Me alegro por ella. Bisbal desarrolló una carrera prolífica, ha salido con supermodelos y se comió el escenario en el concierto. Con la historia de la famosa cobra sí se ha comentado que igual su comportamiento no fue el más adecuado, que igual le perdió la ambición, pero nadie ha pensado que diez años después tenga historias que superar de OT.

Sin embargo, seguimos dando por hecho que Chenoa sigue estancada en esa ruptura tan inesperada. En la Odisea, cuando Ulises vuelve Penélope ha hecho su propio viaje sin salir de casa. Ella ha crecido en su telar, ha tomado sus propias decisiones, cuando Ulises aparece se encuentran dos extraños. Pero preferimos la Odisea Disney, donde Penélope espera como el primer día. Porque eso hacen las mujeres que aman de verdad. Porque Chenoa era una chica simpática, porque hacían una pareja muy bonita para ponerla en la carpeta, porque Chenoa era una buena chica, y las buenas chicas aman para siempre.

chenoa, bisbal, ot, reencuentro, ot1, amor,

Vía Vanitatis: «Chenoa confiesa cómo vivió su historia de amor con Bisbal en Operación triunfo«

Los Nobel no son para mujeres

Hace unos días leíamos el siguiente tweet referente a los premios Nobel de este año:

Cualquiera habría pensado que la cosa quedaría ahí, en la denuncia de un hecho incuestionable: las mujeres vienen recibiendo, históricamente, muchos menos premios Nobel que los hombres. Algo así como media mujer por cada 10 hombres.

Mujeres y hombres premiados con el Nobel

Mujeres y hombres premiados con el Nobel vía Sin Embargo

Pero la cosa, por supuesto, no quedó ahí: Twitter se incendió con las respuestas al mencionado tweet, con comentarios a cada cual más desagradable. Que es una paranoia pensar que dan los Nobel en función de tu sexo, que si es que hay que dar los premios a quienes no se los merecen sólo por mantener la equidad y no por la calidad de su trabajo, que a ver, qué mujeres se merecían más el premio que los propios premiados

Aunque no lo creáis, vivimos en un sistema que, históricamente, se ha encargado de invisibilizar a las mujeres y sí, este sistema tiene preferencia por premiar a los hombres. Por premiar, siendo más exacta, a quienes se ajustan a la normatividad, discriminando a quienes no lo hacen. Esto incluye «publicitar» para bien las figuras de hombres más que las de mujeres. Por eso no eres capaz de mencionar 10 mujeres deportistas, 10 mujeres artistas y 10 mujeres científicas de carrerilla, pero sí eres capaz de hacerlo con hombres. Y por eso es tan importante rescatar referentes históricos femeninos. Porque haberlos, haylos.

No eres capaz de mencionar 10 mujeres deportistas, 10 artistas y 10 científicas de carrerilla. Compartir en X

Las cosas han cambiado en cierta medida en los últimos años: ya no queda tan bien decir abiertamente que las mujeres somos tontas o estamos locas así, en general. Por eso el gráfico ha variado un poco y, en los últimos 34 años, 30 mujeres han recibido el Nobel, mientras que en 79 años lo recibieron 19 mujeres. Pero la brecha sigue siendo intolerable.

Evolución del número de mujeres premiadas a lo largo de la historia vía Fortune

Evolución del número de mujeres premiadas a lo largo de la historia vía Fortune

Y es que, cuando denunciamos que no se conceden premios Nobel a mujeres, precisamente lo que decimos es que hay una estructura en forma de embudo que hace que, en España, en muchos ámbitos haya más mujeres licenciadas, pero sólo un 40% de profesoras, un 20% de catedráticas y una rectora. Está claro que históricamente ha habido un mayor acceso a la educación por parte de hombres (porque se nos ha discriminado, no por otra cosa), y eso lo seguimos arrastrando. Pero en el hecho de que haya pocas mujeres en altos cargos, premiadas o simplemente reconocidas influyen muchas otras dinámicas que tienen que ver no con nuestras capacidades biológicas sino con una socialización profundamente desigual.

A las mujeres nos enseñan a callar y nos llaman histéricas cuando replicamos; no nos enseñan a tener capacidad de negociación, a reclamar lo que nos corresponde o a «echarle morro» como a nuestros compañeros varones, por lo que muchas no conseguimos un ascenso o un aumento de sueldo; si tratamos de exponer nuestro punto de vista o destacamos, somos unas «marimacho» o unas «mandonas». Y, sin duda, se nos sigue invisibilizando sobremanera en áreas en las que valemos tanto o más que los hombres. Recuerdo un taller sobre feminismos donde todos los ponentes eran hombres. ¿De verdad no había ninguna mujer que pudiera hablar sobre el tema?

Cuando denunciamos que no hay mujeres que reciban el premio Nobel estamos denunciando este embudo y todas las dinámicas que subyacen. Las cosas están cambiando, sí, pero muy lentamente, y por eso es necesario seguir reivindicando una mayor igualdad y reconocimiento de las mujeres. No se trata de dar el premio a quien «no lo merezca» (de esto podríamos hablar también, pero es otro tema…). Se trata de poner de relieve que hay muchas mujeres que merecen o han merecido el Nobel y son o han sido invisibilizadas. Se trata de remarcar que muchas de las mujeres que llegan lejos lo han tenido mucho más difícil que los hombres que llegan a ese mismo punto.

Porque también se trata de remarcar que muchas mujeres no llegarán a conseguir el Nobel porque se quedarán por el camino. Dejarán sus carreras de lado por tener que volcarse en los cuidados (tareas que recaen de manera abrumadoramente mayoritaria en las mujeres y siguen sin valorarse) o serán menospreciadas por su género. Tendrán más dificultades para recibir financiación, para publicar, o simplemente serán desalentadas en su día a día. Oirán desde pequeñas que la ciencia no es para chicas, sus compañeros de laboratorio se reirán de ellas, harán «chistes inocentes«. Y al final se quedarán en alguno de los escalones de su carrera. Por cualquiera de estas razones y probablemente por muchas más.

En resumen: con todos esos comentarios machistas, con la negación de un sistema que penaliza a las mujeres (el patriarcado), estáis celebrando una estructura que impide que muchas mujeres lleguen a ser premios Nobel. Estáis matando a las futuras premio Nobel.

Las caras borrosas de los violadores de Sanfermines

En los medios se pixelan las fotos de los cinco acusados de violación en los pasados Sanfermines. Si se hace para proteger su imagen, resulta infructuoso: a estas alturas las fotos son públicas y han sido ampliamente difundidas por medios de comunicación y redes sociales, así como sus nombres y apellidos: Ángel Boza Florido, Antonio Manuel Guerrero Escudero, José Ángel Prenda Martínez, Alfonso Jesús Cabezuelo Entrena, Jesús Escudero Domínguez.

violadores sanferminesTal vez se difuminan sus rostros por otra razón: para ocultar lo normales que se ven.

Cinco tíos en un grupo como conocemos todos, más o menos macarras unos que otros, pero bastante comunes, bastante españoles. Se parecen a la pandilla que tiene un amigo del pueblo, a los colegas de uno del equipo de fútbol, a los de toda la vida de tu compañero de curro, a los habituales del bar de la esquina, a la panda de un ex compañero del cole. Bastante NORMALES.

Incluso dos de ellos eran miembros de las Fuerzas de Seguridad del Estado, esas destinadas a protegernos. No uno, no una manzana podrida: DOS de cinco.

Son cinco chavales a quienes, cuando aún no se conocían todas las pruebas, se les ha defendido en foros, en comentarios, en tertulias de radio, en algún plató de televisión. Sin las grabaciones y los chats a lo mejor todavía se estaría discutiendo si no fue todo una invención de una chica ligera de cascos, si no fue culpa de ella por incitarlos, si no se habrá arrepentido después del calentón para acusarlos falsamente.

violadores sanferminesNo son solo los cinco que abusaron de (que hasta ahora sepamos) dos chicas, sino los otros 16 que estaban en un chat donde se narró el delito y aplaudieron la gracia en vez de protestar de alguna forma. Ninguno de ellos salió indignado de la conversación o manifestó su desacuerdo. Ya con esto sumamos 21 manzanas podridas, que viene siendo una cifra más difícil de ignorar.

Porque nadie quiere creer que en su entorno haya gente como ellos, que entre tus amigos, tus compañeros de trabajo, tus colegas de fiesta, tus amigos del barrio, hay gente capaz de abusar de ti. Y, sin embargo, la mayor parte de las violaciones que se denuncian ocurren en entornos cercanos. Eso si se realiza la denuncia, porque más de la mitad se quedan en la vergüenza, la humillación y el miedo. Eso si la denuncia es aceptada, porque en muchos casos no se cree a la víctima, como le sucedió a la chica abusada en Córdoba.

Tal vez se difuminan sus caras porque, a diferencia de otros casos, resulta difícil mostrarlos como los monstruos que son, convertirlos en algo ajeno al día a día, como suelen hacer los medios de comunicación. Es más fácil hacernos creer que son cinco casos aislados, que no representan el machismo y la cultura de la violación que son reales y existen en nuestro entorno… aunque queramos negarlo o no sepamos verlo.

Adictos al amor: la búsqueda de pareja en la red

He vivido un mes en un auténtico torrente emocional. En una montaña rusa de citas, hechizos, me gustas, situaciones extrañas, mensajes por WhatsApp, cafés, picnics en el parque, conciertos con personas que no conocía de nada:

– Llevo unas sandalias blancas y un vestido de flores

– Vale, yo voy con mi gorrita gris.

Sí, he estado en una app para ligar. Cuando se lo cuento a la gente, todo el mundo dice “no jodas, no te pega para nada”; “tío, tú no necesitas eso”; “¿tan desesperado estás?”, o peor aún… “te vas a hinchar a follar”.

Imagen via Morguefile

Imagen via Morguefile

El dating online se ha convertido en un instrumento más para establecer relaciones sociales, emotivas o de pareja. El submundo formado en este tipo de aplicaciones es un extracto perfectamente equivalente al de la sociedad en general, una buena muestra. Habría, obviamente, que establecer algún tipo de investigación sobre el tipo de personalidad, quizás más dada a la experimentación, de quien utiliza estas apps, pero no sé si tendría mucho sentido. Estamos en el 2016 y ya lejos quedaron los estereotipos de “salidas y pervertidos” que utilizaban las páginas web para algún encuentro casual. Si utilizamos apps para compartir coche, información, comprar comida, ¿por qué no para compartir tiempo y conocernos? Sin embargo, sigue habiendo un cierto tabú, valoraciones de juicio que algunas personas hacen cuando descubren que alguien utiliza ese tipo de webs: «Seguro que es un cabronazo» o «a esa le gusta demasiado follar».

¿Qué problema hay en ser promiscux? ¿Qué problema hay en buscar una relación seria en este tipo de páginas? La respuesta es clara: ninguno. Sin embargo, la falta de flexibilidad, de respeto y la concepción diferente que ha adquirido en la actualidad las relaciones emocionales y sexuales, es sumamente difícil de aceptar por muchos. Y si ya introducimos en la ecuación toda la perspectiva de género, apaga y vámonos. Seguramente, podríamos estar hablando de este tema horas: sobre los roles de ligón virtual discotequero, fotos de penes, insultos cuando llega el rechazo y páginas que defienden el honor de la mujer, pero creo que hay un genial artículo escrito en esta página que lo explica mucho mejor

Obviando todos estos factores externos, ¿qué proporcionan este tipo de webs? Y lo que es más importante, ¿que nos prometen? Nos prometen una serie de experiencias que van desde conocer gente, al sexo casual o relaciones a largo plazo. En definitiva, nos prometen la felicidad convirtiendo en realidad tus deseos, y eso, como supondréis, no es ni tan sencillo ni del todo cierto.

Las “experiencias” que cada usuarix busca en estas páginas son muy diferentes (rollo casual vs, amor eterno) y aunque muchas de ellas están especializadas en cierto tipo de relaciones (más o menos comprometidas) la mayoría, básicamente, juegan con la ambigüedad. El problema es que crearse unas expectativas excesivamente altas sobre lo que unx va a encontrar allí (ya sea la mujer/hombre de tu vida o miles de relaciones esporádicas) puede conllevar decepción, hastío o incluso enfado. Es como la vida misma, no existen princesas o príncipes, solo gente normal con sus virtudes y fallos. Por eso, tal vez la premisa más importante que uno debe de tener en el Tinder, Adopta un tío, puf, Meetic, etc… es que hay que adaptar los deseos a la realidad. Y no morir en el intento.

“Estaba empeñado en enseñarme su coche y yo, simplemente, quería huir rápidamente de allí”

A este tipo de apps entra gente interesada en una relación a largo plazo, gente en búsqueda de una experiencia nueva, gente que pretende olvidarse de su antigua pareja sin haber superado todavía la perdida, una relación casual, un polvo, solo hablar. Vamos, una heterogeneidad de razones, de las cuales es difícil coincidir en espacio y tiempo. Por eso, no te extrañe que se torne complicado encontrar a alguien interesante «sin faltas de ortografía», «que no se haga fotos frente al espejo», que te guste (y viceversa) y que, además, quiera lo mismo que tú. Imagínate ya ponerte a encontrar tu media naranja, el “superflechazo químico”.

Buscar una aguja en un pajar.

No obstante, ¿es posible encontrar un amor más a largo plazo: sano, real y basado en la compenetración en vez de en la fantasía del amor romántico, en una página de estas características? Seguramente sí, pero no es fácil. Asistimos actualmente a una devaluación del amor como símbolo de atadura y falta de libertad, seguramente por la fuerte dictadura que el amor tradicional y patriarcal nos ha sometido durante centenares de años. Todo ese complejo desarrollo que estamos viviendo hacía un amor más real gracias a las ciencias sociales, al desarrollo de la sociedad y a todas esas libertades alcanzadas por la lucha a pie de calle (democracia, lucha feminista, la revolución sexual, mayo del 68), han provocado que podamos vivir las relaciones emocionales, la sexualidad y la propia identidad de cada unx a un nivel más saludable. Sin embargo, estamos asistiendo a un fenómeno interesante en los últimos tiempos: “nos hemos pasado de rosca”. En la búsqueda de nuestra propia identidad e independencia, de nuestros propios deseos y apetencias, lejos de los convencionalismos y la moral imperante, hemos saltado al otro extremo del amor romántico, y ahora, muchxs confundimxs compromiso con atadura, intimidad con la falta de libertad, los naturales problemas de cualquier relación con obstáculo insalvables que nos llevaran inexorablemente al dolor. Relaciones poco profundas que se rompen con mucha facilidad, cuando podrían ir más allá, a veces por el miedo a sufrir, otras por ceñirnos solo a una elección dejando escapar “otras posibilidades”. Límites que unx mismo se impone.

No dejar fluir la emocionalidad.

Por otro lado, también siguen en pie los antiguos esquemas patriarcales de amor, totalmente irreales (no ayudan nada las películas y los libros más comerciales). La búsqueda constante de mujeres y hombres idealizadxs y perfectxs, superhéroinas o superheroes del amor, Romeos y Julietas… Sin parar a pensar que sería más útil la búsqueda de un compañerx de carne y hueso.

Imagen via Morguefile

Imagen via Morguefile

“Tan rápido como empezaba a intimar con una chica, empezaba a buscar alguna otra en la página…¿Y si me perdía a alguien mejor? ¿Y si mientras estaba con ella, se me escapaba mi verdadero amor?”

Buscar la pareja perfecta, unas expectativas demasiado altas, ir en busca de algo de manera casi ansiosa, la dependencia emocional, limitar el compromiso más íntimo…factores todos que, seguramente, no permiten llegar a algunos usuarios que buscan una relación a largo plazo, a una disposición “adecuada” para encontrar pareja. Y sin embargo, es irónico que muchos de ellos perciban que sus posibilidades sean más altas de lo que realmente son. Aunque existan (al menos en las ciudades más grandes, las pequeñas es otra historia) un buen número de candidatxs a elegir y todos ellos estén “solterxs y dispuestxs”, a menudo se desprecia el propio estado emocional y vital que alberga en ese momento unx mismx y esos aspectos pueden entorpecer muchos más esa búsqueda que otros factores externos. A veces nuestro peor enemigo somos nosotrxs mismxs.

“Me empeñaba en quedar con chicos cuando realmente seguí pensando en mi ex, la página me ayudaba a mantener mi mente ocupada, pero a la hora de las citas, eran un desastre…”

No es menos cierto, que muchas veces es la otra persona que encontramos la que tiene ese tipo de problemas. Podría ser lógico realizar un intento de seguir adelante si la otra persona está dispuesta a cambiar ciertos aspectos muy concretos a través de una comunicación abierta y asertiva, pero es inútil en empeñarse en que la relación funcione eternamente, tirando solo unx del carro. Lo más seguro es que si ha empezado mal, no vaya a cambiar demasiado, así que lo mejor que puedes hacer unx en ese momento es: cooorrreeerrrr.

“La chica se quedó un fin de semana entero en mi casa, pero luego no me escribía. Yo era la que me empeñaba siempre en llamarla y en quedar, y ella siempre accedía, pero no sé, no parecía muy ilusionada, era como que pasaba el rato. Al final decidí que lo mejor sería que no nos viésemos más”

No obstante, la experiencia es única y embriagadora para aquellxs que sepan mirar con ojos curiosos, dejándose llevar y sabiendo gestionar toda la marabunta emocional que generan un carrusel de citas constantes, con sus aciertos pero también con sus fracasos. . Hay momento que pueden llegar a ser ciertamente divertidos (algunos mirando en perspectiva, no en el momento) y ya, solo por eso, merece la pena. Cualquiera que haya estado en este tipo de apps tiene un buen puñado de anécdotas que contar: quedar para ir a un concierto y que liguen delante de ti, silencios de más de quince minutos porque después de una hora te has cansado hablar y la otra persona es sumamente callada, personas que no son igual que en la foto, “me quiero ir y solo llevo diez minutos”, “habla demasiado sobre sí mismx»…

  • “Estoy saliendo de casa, llego en veinte minutos”
  • “Ay, se me olvidó decirte pero no puedo quedar porque… (añada en la línea de punto cualquier excusa que se le ocurra)”

Tengo que reconocer que para seres ineptos emocionalmente como yo, es muy difícil reconocer las señales de interés. Una vez le pregunté directamente a alguien si le interesaba sexual o emocionalmente hablando, meramente por intentar comprender como funciona todo esto. Me dijo que no. Menos mal, ella tampoco me gustaba. Pero no la saqué de su error cuando me pidió dos veces disculpas porque no había “feeling”. Al menos era maja la chica.

  • “Me gustas, por mí repetimos”
  • “Vale, pero como colegas”

Otras veces no es tan agradable y la cosa se pone tensa. Suele pasar cuando quedas con alguien que no te termina de dar buena espina y aun así, acudes a la cita (¡haz caso a tu sexto sentido!). De repente, estás escuchando una serie de opiniones totalmente contrarias a ti sobre la homosexualidad, se enfada porque no le contesta dos minutos después de que te escriba, llora delante tuya porque has llegado diez minutos tarde o te envía fotos de su pene y ofrece acostarse contigo a los cinco minutos de conocerte. Unx casi se enamora perdidamente de alguien de estas páginas meramente normal con el que conversar…

  • “Ya sé de qué palo vas, no quiero saber si me gustas o no me gustas, estoy enfadada, así que no voy a ir a la cita”
  • Ehmmm, ¿qué he hecho?

Fuera de buenas o malas experiencias, las apps de ligar no son más que un facilitador, una herramienta más que ayuda a las personas a buscar una relación. La herramienta es útil y muy interesante, sin embargo, todo depende del uso que nosotros hagamos de ellas y de la gestión emocional. Está claro que el mundo y la forma de relacionarnos está cambiando, el amor también está cambiando. Las relaciones están cambiando. Y este es simplemente otro vehículo que cada vez estará más usado y normalizado . Sin embargo, es lícito preguntarse si este tipo de aplicaciones no estarán potenciando un tipo de relación menos profundas, más rápidas y de usar y tirar que impidan cierto compromiso sano o la búsqueda infinita del amor perfecto, totalmente irreal. Tal vez, este tipo de páginas estén creando ejercito de mujeres y hombres enganchados a el amor fugaz, estableciendo forma de relacionarse basadas en la artificiosidad.

Sí. los peligros están ahí. ¿Sabrás sortearlos?

Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Ver Política de cookies
Privacidad