Los Nobel no son para mujeres
Hace unos días leíamos el siguiente tweet referente a los premios Nobel de este año:
Los Premios Nobel de este año han reconocido a siete científicos, dos economistas, un político y un músico. Once galardones = CERO mujeres.
— Ángela Bernardo (@maberalv) 13 de octubre de 2016
Cualquiera habría pensado que la cosa quedaría ahí, en la denuncia de un hecho incuestionable: las mujeres vienen recibiendo, históricamente, muchos menos premios Nobel que los hombres. Algo así como media mujer por cada 10 hombres.

Pero la cosa, por supuesto, no quedó ahí: Twitter se incendió con las respuestas al mencionado tweet, con comentarios a cada cual más desagradable. Que es una paranoia pensar que dan los Nobel en función de tu sexo, que si es que hay que dar los premios a quienes no se los merecen sólo por mantener la equidad y no por la calidad de su trabajo, que a ver, qué mujeres se merecían más el premio que los propios premiados…
Aunque no lo creáis, vivimos en un sistema que, históricamente, se ha encargado de invisibilizar a las mujeres y sí, este sistema tiene preferencia por premiar a los hombres. Por premiar, siendo más exacta, a quienes se ajustan a la normatividad, discriminando a quienes no lo hacen. Esto incluye «publicitar» para bien las figuras de hombres más que las de mujeres. Por eso no eres capaz de mencionar 10 mujeres deportistas, 10 mujeres artistas y 10 mujeres científicas de carrerilla, pero sí eres capaz de hacerlo con hombres. Y por eso es tan importante rescatar referentes históricos femeninos. Porque haberlos, haylos.
No eres capaz de mencionar 10 mujeres deportistas, 10 artistas y 10 científicas de carrerilla. Clic para tuitear
Las cosas han cambiado en cierta medida en los últimos años: ya no queda tan bien decir abiertamente que las mujeres somos tontas o estamos locas así, en general. Por eso el gráfico ha variado un poco y, en los últimos 34 años, 30 mujeres han recibido el Nobel, mientras que en 79 años lo recibieron 19 mujeres. Pero la brecha sigue siendo intolerable.


Y es que, cuando denunciamos que no se conceden premios Nobel a mujeres, precisamente lo que decimos es que hay una estructura en forma de embudo que hace que, en España, en muchos ámbitos haya más mujeres licenciadas, pero sólo un 40% de profesoras, un 20% de catedráticas y una rectora. Está claro que históricamente ha habido un mayor acceso a la educación por parte de hombres (porque se nos ha discriminado, no por otra cosa), y eso lo seguimos arrastrando. Pero en el hecho de que haya pocas mujeres en altos cargos, premiadas o simplemente reconocidas influyen muchas otras dinámicas que tienen que ver no con nuestras capacidades biológicas sino con una socialización profundamente desigual.
A las mujeres nos enseñan a callar y nos llaman histéricas cuando replicamos; no nos enseñan a tener capacidad de negociación, a reclamar lo que nos corresponde o a «echarle morro» como a nuestros compañeros varones, por lo que muchas no conseguimos un ascenso o un aumento de sueldo; si tratamos de exponer nuestro punto de vista o destacamos, somos unas «marimacho» o unas «mandonas». Y, sin duda, se nos sigue invisibilizando sobremanera en áreas en las que valemos tanto o más que los hombres. Recuerdo un taller sobre feminismos donde todos los ponentes eran hombres. ¿De verdad no había ninguna mujer que pudiera hablar sobre el tema?
Cuando denunciamos que no hay mujeres que reciban el premio Nobel estamos denunciando este embudo y todas las dinámicas que subyacen. Las cosas están cambiando, sí, pero muy lentamente, y por eso es necesario seguir reivindicando una mayor igualdad y reconocimiento de las mujeres. No se trata de dar el premio a quien «no lo merezca» (de esto podríamos hablar también, pero es otro tema…). Se trata de poner de relieve que hay muchas mujeres que merecen o han merecido el Nobel y son o han sido invisibilizadas. Se trata de remarcar que muchas de las mujeres que llegan lejos lo han tenido mucho más difícil que los hombres que llegan a ese mismo punto.
Porque también se trata de remarcar que muchas mujeres no llegarán a conseguir el Nobel porque se quedarán por el camino. Dejarán sus carreras de lado por tener que volcarse en los cuidados (tareas que recaen de manera abrumadoramente mayoritaria en las mujeres y siguen sin valorarse) o serán menospreciadas por su género. Tendrán más dificultades para recibir financiación, para publicar, o simplemente serán desalentadas en su día a día. Oirán desde pequeñas que la ciencia no es para chicas, sus compañeros de laboratorio se reirán de ellas, harán «chistes inocentes«. Y al final se quedarán en alguno de los escalones de su carrera. Por cualquiera de estas razones y probablemente por muchas más.
En resumen: con todos esos comentarios machistas, con la negación de un sistema que penaliza a las mujeres (el patriarcado), estáis celebrando una estructura que impide que muchas mujeres lleguen a ser premios Nobel. Estáis matando a las futuras premio Nobel.