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Las relaciones amorosas en Pretty Little Liars (II): Aria

En mi último post, expliqué los motivos por los que algunos colaboradores de este blog y servidora somos fanses acérrimos de la serie Pretty Little Liars. Tal y como adelanté al final del post, hoy vamos a continuar el repaso a las vidas amorosas de estas muchachas hablando de Aria Montgomery.

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Aria Montgomery, personaje de Pretty Little Liars

Aria es la sensible, la poeta, la única de ellas que muestra inquietudes artísticas claras. Le apasiona leer y escribir, por lo que no es nada raro que su gran amor sea un profesor de Literatura recién llegado al instituto al principio de la serie.

Aria presenta en la serie dos grandes obsesiones: sus outfits imposibles y su amor por Ezra. Se conocen casualmente (my ass) en un bar de Rosewood y el flechazo es instantáneo. Más tarde averiguaremos que aquel encuentro fue buscado por Ezra porque estaba escribiendo un libro sobre la desaparición de Alison y necesitaba penetrar de alguna forma en su círculo de amigas, pero qué más da. El flechazo ya se ha producido.

Durante las dos primeras temporadas, la muchacha es monotemática. Que si Ezra esto, que si Ezra lo otro. A tu mejor amiga igual la acaban de atropellar, pero OyemiraloquemehadichoEzra, quémonoes.

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Y es verdad que el chico es muy mono, pero, ¿y la lucha interior por enrollarte con una alumna menor de edad? ¡Que la serie es de ABC Family! No, a Ezra sólo le preocupa que no les pillen y, más tarde, cuando los padres de Aria se enteran, que ellos les acaben aceptando. En fin, supongo que hay opiniones para todo en este aspecto. La mía, desde luego, es que el comportamiento de Aria es comprensible (tiene 16 años y se enamora) pero el de Ezra no. Al menos sabemos que no tienen relaciones sexuales desde el principio, pero… Aun así, esa relación me parece de una moral, cuando menos, dudosa.

Pero volvamos a Aria. Aunque es indudable que Ezra es el niño de sus ojos, no pierde la oportunidad de algún escarceo puntual en los momentos in-between. Tontea un poco con Noel, un estudiante tan malvado como guapo; con Jason, el hermano de Alison, y para terminar, con Jake, un profesor de artes marciales que huye despavorido de Rosewood cuando A le deja el saco de boxeo minaíto de cuchillas (pobre muchacho). A pesar de todas estas minihistorias, la sombra de Ezra nunca deja de planear su día a día; como dije al principio, es su obsesión durante toda la serie. De hecho, ambos forman una pareja muy querida por los fans. Tanto, que Marlene King (la creadora de la serie) se hizo caquita encima y no fue capaz de mantener a Ezra como A (aunque los que siempre defendimos su implicación tuvimos varios capítulos para disfrutarlo).

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Conversación entre Aria y Jake

En definitiva, Aria es otra adolescente un poquito disfuncional en sus relaciones amorosas, pero al menos es consistente en sus obsesiones (eso no podemos negárselo). Hasta que no lleguemos a Hanna Marin y su relación con Caleb no veremos una relación madura y sensata en la serie. No obstante, para eso aún nos queda, porque en el próximo post hablaremos de… ¡Spencer Hastings!

Las relaciones amorosas en Pretty Little Liars (I): Emily

Como ya habréis notado, en este blog la temática de muchos posts viene muy marcada por la actualidad. Es un blog que tiene un planteamiento serio y unas ideas serias, pero que no renuncia en ocasiones a reflejar otros puntos de vista más cómicos. Entre las miles de cosas que debatimos de forma cibernética los que colaboramos aquí se encuentran también las series de televisión y el cine, y cómo estos contribuyen a perpetuar esos tópicos que tanto nos desagradan en esta página. Pues bien, os lo confieso: yo tengo alma de adolescente. Es más, la mamá de este blog, de este proyecto, también tiene alma de adolescente. Y, como tales adolescentes que en parte somos, nos encanta la serie Pretty Little Liars.

No es momento de hablar del argumento de la serie (eso sería más apropiado en otro tipo de blogs), sino que sólo nos interesa dejar constancia (con un poco de rigor y un mucho de guasa) de cómo son las relaciones amorosas entre adolescentes según los productores de este éxito de la televisión estadounidense. Dado que hay cuatro personajes protagonistas, serán cuatro los posts que vamos a ir presentando. Hoy comenzaré con el plato fuerte: Emily Fields. Ah, que no se me olvide: major spoilers included.

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Emily Fields, de Pretty Little Liars

Emily es una muchacha muy tímida que, en la primera temporada de la serie, confiesa a sus amigos y a su familia que es lesbiana. Aunque en los primeros capítulos está saliendo con un chico, muy pronto lo deja e inicia una relación con el que será su primer gran amor (Maya), otra adolescente viejoven recién llegada a Rosewood. Hago aquí un pequeño paréntesis para aplaudir a ABC Family por incluir este personaje y tratar de presentarlo con la mayor naturalidad posible, eso hay que reconocérselo. Emily encandena varias parejas, tontea con ellas, se besa con ellas, corta con ellas, y todas las fases y la problemática habitual es mostrada con el mismo respeto que la productora tiene hacia el resto de adolescentes.

Peeeeeeeeeeeeeeeero (porque tenía que haber un pero) el personaje de Emily tiene un problema: es tan sosa y tan lacia que no te crees sus relaciones. Y, para más inri, todas las cosas raras le pasan a ella. Sí, no exagero: os voy a contar su historial amoroso y veréis que tengo razón. A ver, el primer gran amor de Emily es su mejor amiga (Alison), que durante su adolescencia se dedica a tontear con ella y darle algunos besitos mientras espera the real thing (dicho por ella misma). Un día, Alison desaparece (¿es asesinada?) y Emily cae en depresión.

Al tiempo, conoce a su primera novia (Maya), pero apenas les dejan tiempo de disfrutar: Maya es enviada a una especie de campo de trabajo barra reformatorio para curarse de su adicción a las drogas (porque le encuentran un porro en la mochila, cuidao) y allí conocerá al que después será su asesino. Off topic: al final Emily se venga y lo asesina a él, en defensa propia, claro.

Cualquiera diría que acaban de matar a su novia

Cualquiera diría que acaban de matar a su novia

Total, ¿por dónde iba? Maya se va al campo de trabajo barra hogar católico antidrogas y Emily se enrolla con otra nadadora (porque Emily nada y es muy guapa) (¿no había dicho aún que Emily es SÚPER guapa?) pero, como esta nadadora (Paige) también tiene arranques de homofobia, intenta ahogarla en la piscina así, para hacer la gracia. No lo consigue y, como premio, se lían un tiempo. Muy lógico y adolescente todo. Emily se cansa de los rollos de lesbiana in-the-closet de Paige y se lía con Samara, una rubia muy mona y que no está loca ni fuma porros, pero A (el malo malísimo de la serie) las separa con sus amenazas y sus chantajes de siempre.

A Emily parece que todo esto le afecta mucho, porque siempre tiene su cara de estreñimiento dramático:

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Emily Fields, de Pretty Little Liars

Después de ser asesinada Maya, Emily pasa su duelo con Paige de nuevo, y este reprise están varios meses (¿años? El tiempo en PLL es un concepto difícil de abarcar) juntas, y puede decirse que es la época «normal y sana» de Emily. Pero ese período normal dura poco: Paige se marcha fuera a vivir y Emily cae en una etapa un poco confusa de la que aún no ha conseguido salir: primero, se lía con una cocinera casada (con un hombre); después, ¿se enrolla? ¿se acuesta? (el sexo en PLL es otro concepto difícil de entender) con Alison, su primer gran amor prohibido (que sí que estaba viva, a todo esto), porque sí, porque that’s what friends are for. Y ya para terminar, acoge en su casa a una chica, un personaje nuevo (Sara Harvey) con el que también se enrolla, porque Emily es Emily y nunca nos defrauda.

Al principio dije que Emily tenía dos problemas: que los guionistas sólo escriben historias dramáticas para ella y que ella en sí es muy sosa. Sobre este segundo aspecto sólo diré que aún estoy esperando una escena apasionada de Emily, y no creo que sea porque es lesbiana, sino porque es MUY LACIA. Pero como siempre le digo a mis amigos… Es tan guapa que todo se le perdona.

En la próxima entrega os hablaré de Aria y su amor ilegal con su profe de Literatura.

Glee: aceptate a ti mismo y atrévete a cambiar el mundo (Ryan Murphy, 2009- 2015)

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Hacía tiempo que tenía muchas ganas de escribir este post porque va directo a la categoría «Construyendo». Y porque hace pocas semanas que se terminó la serie Glee y creo que en muchos aspectos, es una de las mejores series sobre relaciones humanas que he visto.

¿Qué pasa con Glee? ¿Por qué es diferente? Si no sabéis de que va la serie, os resumo el argumento: en un instituto de un pueblo de Ohio, un grupo de marginados se apunta al coro como actividad extraescolar. Lo que en los primeros capítulos te parece una serie más sobre institutos, líos amorosos y quiero-ser-popular-y-no-puedo se va
transformando en una reflexión sobre las relaciones afectivas de todo tipo. Y en una comedia con muy mala leche.

Al igual que Aristófanes hacía en sus obras, la Comedia en Glee se plasma enfrentando a personajes corrientes a situaciones cotidianas para mostrar de forma exagerada sus vicios y defectos. Y es esta exageración de las conductas de los protagonistas de la ficción lo que divierte al espectador, que es testigo de diálogos y situaciones muy políticamente incorrectas en ocasiones.Precisamente la capacidad de la serie para llevar al extremo todas las situaciones corrientes de la vida, a extremos que rozan el absurdo y el surrealismo, es lo que aporta la reflexión al espectador de cómo el mundo en el que vivimos está muy loco. Y es intransigente, lleno de prejuicios y no permite la diferencia, ni la admite. La margina.

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En esta forma de comedia se percibe un mensaje muy claro: lo más importante es aceptarte tal y como eres. Da igual que el mundo te margine, tienes que ser tú mismo y mostrarte sin máscaras. Creo que esta es la grandeza de Glee puesto que consigue que sea cuál sea tu raza, sexo, religión, orientación sexual o aspecto físico te aceptes a ti mismo como un primer paso para cambiar lo que no te gusta de la sociedad.

Sé tú mismo. Olvida el qué dirán

Una de las cosas en las que creo que Glee es un ejemplo a seguir es la manera en la que la homosexualidad se normaliza. Estamos hablando de chavales de 15 y 16 años que están empezando a descubrir las relaciones amorosas. ¿No debería ser así en la realidad? No hay grandes traumas en el argumento porque alguien descubre que es homosexual o lesbiana. El trauma viene ocasionado por la incapacidad de los demás a aceptarlo. El miedo al qué dirán. A ser juzgados por ser diferentes. De hecho, creo que la manera en que dos de las protagonistas se dan cuenta de que son lesbianas es magistral. De los besos de chicas para experimentar van dándose cuenta de que están enamoradas. Sin dramas. Sin somos-lesbianas-madre-mía. Y aunque eso no supone un problema para ellas, sí que lo es para sus familiares y para la sociedad.

Pero en todas las situaciones, el Glee Club se convierte en su santuario donde gracias a la maestría con la que el educador trata todas las cuestiones, los chavales pueden ser ellos mismos. No importa que seas lesbiana, gay, transexual o travesti, en el Glee Club nadie va a juzgarte. Y consiguen que esta visión se traslade a todo el instituto, logrando que el acoso escolar desaparezca, al menos, aparentemente. Pero hay muchísimos más ejemplos geniales como es el caso de Kurt, uno de los protagonistas de la serie. Kurt es homosexual pero intenta no serlo para complacer a su padre cuando precisamente su padre le quiere por lo que es: diferente, especial. Y no por ser homosexual, si no por su manera de enfrentarse a la sociedad, sin esconder su personalidad. Por ser capaz en un pueblo lleno de prejuicios del Medio Oeste norteamericano de no querer ocultar quién es.

O Unique, un chiquillo con una voz privilegiada que solo se siente seguro y feliz consigo mismo cuando se disfraza de chica y se sube a un escenario. O la entrañable entrenadora Shannon Beiste, que se siente acomplejada por ser muy poco femenina según dictan los cánones sociales.

Las relaciones heterosexuales son muy tóxicas. Esta toxicidad se percibe desde el primer capítulo. El profesor al cargo del Glee  Club está atrapado en un matrimonio que no le permite realizarse profesionalmente ni como persona. Y cuando lo consigue, cuando se siente bien consigo mismo enseñando la grandeza de la música y el arte a sus chavales su propia mujer quiere apartarle: «No quiero que seas feliz. Nuestro matrimonio funciona porque tú no eres feliz contigo mismo«. «Desde que te encargas del Glee Club vas por ahí pensando que eres mejor que yo«. Muy extremo, ¿verdad? Pero qué ciertas son estas afirmaciones para muchas relaciones en las que la inseguridad de uno de los cónyuges resulta tóxica para la pareja.

O los protagonistas, Rachel y Finn, dos de los chicos del Club que se atraen y acaban teniendo una relación. También en este caso es ella, llena de inseguridades por no ser popular la que le echa en cara a él que no vuelva al equipo de fútbol porque el único motivo por el que su relación funciona es porque ambos son unos marginados. Gracias a la manera en la que evoluciona la relación, al final, realmente acabarán aportándose mucho el uno al otro.

En cualquier caso, como proclama uno de los ídolos de los chicos, Lady Gaga, acabaran aceptándose tal como son. Y queriéndose unos a otrosayudándose a aceptar sus diferencias. Porque la principal batalla del ser humano empieza por aprender a quererse a uno mismo, con sus virtudes y defectos. Y gracias al Glee Club, todos se atreven a ser quienes son, a abrazar sus diferencias y a permitirse soñar con vivir por y para el arte.

Muchos pensarán que es una visión muy ingenua de la realidad. Y puede que lo sea. Pero, me remito a la declaración de intenciones del final de la serie, que me pareció absolutamente fantástica: no eres mejor ni más inteligente por ver el mundo cómo es, con su maldad e intolerancia. No eres un idiota por ver las cosas cómo te gustarían que fueran. Al contrario, eres más valiente que los demás por atreverte a ver el mundo no como es, sino como tú querrías que fuera. Al fin y al cabo, seremos nosotros, los que nos atrevemos a soñar, los que cambiaremos el mundo para que sea un sitio mejor.

Sons of Anarchy, machismo anarquista (Kurt Sutter, 2008- 2014)

Me he encontrado con pocas series tan tóxicas como Sons of Anarchy. Al menos en este milenio. Después de ver la primera temporada de esta ficción acerca de una grupo de moteros californianos que se dedican al tráfico de armas puedo afirmar que en contadas ocasiones he descubierto en formato para televisión una serie que se dedique a «cosificar» tanto a la mujer.

Y cuando digo «cosificar» me refiero al hecho de que el papel de las mujeres se limita a servir cervezas, preparar comida y tener relaciones sexuales. Como feminista este hecho me indigna y me desespera. Tengo la loca creencia de que las mujeres somos personas y muy pocas veces encuentro personajes femeninos autosuficientes (¡Ah, querida Starbuck! Ojalá aparecieras con tu viper y los mataras a todos), pero en Sons of Anarchy el machismo es un puñetero escándalo.

Poco puedo hablar de los personajes femeninos protagonistas de la serie pero allá voy. Está Gemma (Katey Sagal), la hembra alfa de la serie, cuyo máximo logro en la vida es haber conseguido ser la mujer de dos líderes de la banda y haber parido al protagonista (Charlie Hunnam), ese niñito rubio que parece salido de un anuncio de ropa interior de Calvin Klein, con andares de rapero y pinta de surfero. Todo un Poochie de los Simpsons.

Charlie-Hunnam

No obstante, mi principal crítica al personaje de Gemma es que seguramente sea el personaje más machista de toda la serie. Sí, señor. Representa el prototipo de mujer manipuladora y perversa que el patriarcado ha asignado a las mujeres desde tiempos de la Biblia. Es crítica e inflexible con el resto de mujeres de la serie (todas son unas putas menos yo) pero siempre está para apoyar a los chicos en lo que sea.

Tara, otro de los personajes femeninos principales es harina de otro costal. Nació como el resto en el mismo pueblo de mala muerte pero tuvo la rebeldía de marcharse a estudiar medicina y convertirse en cirujana. Claro que, ¿qué son 5 años en la facultad y otros tanto de residencia comparados con ser amada por el motero guapo? La relación de Tara y Jax (el apodo del rubísimo protagonista) es ciertamente tóxica. Todo lo malo que le pasa a ella parece un castigo divino por intentar crecer profesionalmente y desvincularse de este grupo de delincuentes. Menos que tiene a Jax para salvarla, para protegerla. Su relación es un tira y afloja por la incompatibilidad que supone ejercer la medicina y vivir cumpliendo la ley versus convertirse en la mujer de un motero renegado. Pero no os preocupéis, parece que ya se ha dado cuenta de que ser amada y protegida por Jax es mucho más importante que cualquier otra meta en la vida.

Sons of Anarchy baby

Y por si esto fuera poco, vamos a hablar del tema principal de la serie: el anarquismo. No os engañéis, todo el rollo de los moteros, el tráfico de armas, las sangrientas luchas entre bandas rivales y la corrupción del sistema policial no es más que la excusa de Sons of Anarchy para plantear la idea de que es posible una sociedad mejor fuera de la moral y el sistema establecido. En el primer capítulo, Jax encuentra unos escritos de su padre (uno de los fundadores de la banda de moteros) en los que relata cómo este
intento de nueva sociedad tomó forma. Tanto el nombre de la banda como el sistema de valores se inspira en este escrito, pintado en una pared:

«El anarquismo persigue la liberación de la mente humana del dominio de la religión, la liberación del cuerpo humano del dominio de la propiedad, la liberación de los grilletes y las restricciones del Gobierno. Apoya la idea de un orden social basado en la libre agrupación de los individuos«.
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Y sí, esta es la idea ciertamente, pero solo si tienes pene. Deberían haber añadido al graffiti «No aplica para mujeres». Las decisiones son votadas y consensuadas. Solo por hombres. Los planes y el desarrollo de los mismos son ejecutados por los hombres. Por eso, ¿cuál es el papel de la mujer en esta nueva sociedad tan «diferente» de la existente? El mismo o incluso peor que el que tiene en el patriarcado que llevamos milenios perpetuando.

Termino con un descubrimiento que me removió aún más la bilis. La definición de la anarquía que antes mencionaba, esas frases tan inspiradoras, fueron escritas por una mujer, Emma Goldman, activista anarquista y feminista que tuvo un papel fundamental en el desarrollo de la filosofía política anarquista en EEUU y Europa. Debe de estar revolviéndose en su tumba ya que sus palabras se han pervertido para formar parte de una serie en la que, no solo se mantiene el patriarcado, sino que retrocede hasta tiempos casi cavernícolas. Yo al menos sí me estoy revolviendo.

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