Premiadas pero transparentes: por qué es importante el #AskHerMore

Febrero es el mes del amor romántico, pero también es el mes de los premios cinematográficos. Y cada año, además de las porras sobre quién se llevará los galardones y las repeticiones hasta la saciedad de los chistes más polémicos de cada gala (dentro de lo que se permite una polémica en una gala), se repite también la tradición más insustancial de todas: la alfombra roja.

Reconozco que el fenómeno del photocall me parece totalmente absurdo y por tanto no soy objetiva. Olga tuvo a bien explicarme la importancia que este momento pre-gala tiene para los diseñadores como ocasión única de mostrar sus creaciones, y, está bien, lo acepto. Pero me parece un momento destinado puramente a celebrar a la mujer como percha (para diseñadores, por supuesto, masculinos), sean quienes sean estas mujeres. Porque las actrices serán preciosas (otro problema que tendríamos que hacernos mirar) pero no son modelos, ni tienen por qué serlo. Y porque en Hollywood debería haber mucho más que actrices, como señalaba Carmen en su post de la semana pasada, y debería valorarse su talento y no su elegancia.

Lucir un determinado modelo no es sólo un «valor añadido» o un favor mutuo que se hacen actriz y diseñador. Es una pantalla que se superpone a la ocasión que ellas tienen para presentar su trabajo de todo un año. A ellos se les pregunta por sus proyectos, recientes y futuros; a ellas, «¿quién te ha vestido?». Y ojo a la enunciación de esta frase, que las coloca de nuevo en la posición de muñecas a la que tanto se empeñan en devolvernos. Una práctica que no sólo se realiza en estas ocasiones especiales, donde efectivamente el atuendo es importante, sino también en las entrevistas de promoción de sus películas, como recalcó Scarlett Johansson en la promoción de Los Vengadores ante la insistencia de la prensa en saber si podía llevar ropa interior bajo su traje, o las preguntas sobre su dieta.

Afortunadamente, y gracias en gran parte al trabajo de concienciación de Amy Poehler y Tina Fey en los Globos de Oro, varios medios han tratado de poner esta práctica en evidencia, adhiriéndose a la iniciativa #AskHerMore del The Representation Project. Por ejemplo, BuzzFeed UK preguntándole a los actores las típicas preguntas dirigidas a mujeres en los BAFTA. Desconcertándoles por completo, claro está.

El problema, al final, no son las alfombras rojas, sino el tipo de relación que se establece con las mujeres en los medios. Tras la polémica camisa de Matt Taylor, director del proyecto Rosetta-Philae, mi hermana me preguntaba por qué me parecía tan mal y las reacciones de las personas ante las quejas eran «no es tan importante, lo importante es su trabajo». Bueno, pues diariamente las mujeres se enfrentan a esa misma situación: el «giro» que le piden a Eddie Redmayne puso en evidencia el sexismo en la prensa deportiva, ya que fue la tenista Eugenie Bouchard la que se enfrentó a esta solicitud en la cancha, a la que Serena Williams se negó rotundamente preguntando si Federer o Nadal recibían la misma petición por parte de la prensa. La cosmonauta rusa Yelena Serova se ha enfrentado a preguntas sobre cómo cuidar de su pelo y maquillarse en el espacio (que, como todo el mundo sabe, es una preocupación fundamental de cualquier cosmonauta… mujer).

The Daily Share, por su parte, ha llevado las preguntas recopiladas a través del Amy Poehler’s Smart Girls a los photocalls, como en los Screen Actors Guild Awards, sumándose a BuzzFeed y preguntando a estas mujeres no sólo por su estilo, sino por sus valores, habilidades, trayectorias y aspiraciones personales. Algo absolutamente imprescindible si queremos construir modelos diferentes a los tradicionales de la mujer en Hollywood.

Patricia Arquette ha marcado un hito demandando igualdad salarial en su discurso de aceptación, pero otras artistas están haciendo un enorme trabajo cotidiano que no se está viendo en los medios, como Geena Davis y su Institute on Gender in Media, Reese Witherspoon y su salto a la producción para garantizar que haya papeles femeninos realmente relevantes, o, fuera de la industria cinematográfica, el School of Doodle para animar a las niñas a emprender carreras artísticas. De todo esto es de lo que las queremos oír hablar, periodistas.

Y es que las mujeres de la industria del espectáculo no son, ni mucho menos, sólo perchas

 

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Vega Perez-Chirinos Churruca

Iniciadora de este proyecto. Redactora en varios medios y blogs
Un día empecé a preguntarme por los modelos románticos que copaban las letras de mis canciones favoritas, me di cuenta de que las pensaba mejor cuando lo hacía con amigas... Y aquí terminamos.

8 comentarios

  • Olga Lareo

    Lo que sucede es que es un tema de marketing, un pez que se muerde la cola. Las actrices saben que tienen que vender su imagen en esta gala y todas, pero todas, tienen estilistas. Estos o estas estilistas son los que aconsejan o deciden desde el peinado hasta los zapatos y ninguna paga un duro por el vestido o las joyas que lucen. Se convierten en maquinís de los diferentes diseñadores (el otro día vi el boceto del Chanel que Karl Lagerfeld diseñó especialmente para Julianne Moore).
    Cuanto más exclusiva sea la firma y el modelito en cuestión, más valor tiene la actriz. Todos compiten por vestir a las nominadas a mejor actriz. Y las joyas son también protagonistas: todas son prestadas. Que Tiffany's o Cartier les preste diamantes o creaciones famosas o exclusivas es un símbolo más de status. Que Jimmy Choo diseñe unos zapatos especiales para el modelo les da más caché.
    No podemos olvidarnos que las creaciones de alta costura que los diseñadores presentan en sus colecciones de pasarela son IMPOSIBLES de llevar. Son puro espectáculo. Pensad es esas transparencias imposibles, esos largos que ninguna llevaría en ningún caso o peor, cuando se lanzan con accesorios que tapan la cara (¿Os acordáis de los "burkas/ bolsas" de David Delfín?).
    Para eso se crearon los desfiles de Prêt a Porter, aunque, incluso en ellos, lo que la mayoría de las mortales acabamos llevando son las tendencias que se proponen. Las tendencias que la élite de la moda decide que tenemos que llevar. Y aún así, es un tema de puro marketing, porque estos desfiles no tienen tanto impacto como lo que llevan las celebrities en las alfombras rojas. Por eso, en uno de los eventos con más audiencia del año, en definitiva, con más alcance para el público objetivo, las actrices son maniquís, porque las revistas de moda se van a limitar a agrupar las tendencias de la alfombra roja y a explicar qué firma las ha vestido.
    Mi argumento es que si tú te prestas al juego de llevar un modelito, unos zapatos y una joyas prestadas por un marca, luego te tienes que comer todas las preguntas de qué marca te lo ha "cedido". Y además muchas veces se los regalan… Es el precio a pagar, ni más ni menos, porque la marca no te ha cedido esa gargantilla o esos pendientes de diamantes y rubies que valen millones de dólares por amor al arte, sino para que hagas publicidad. Son marcas, no ONG's. Si entras en ese juego, te atienes a las consecuencias.
    No digo que el juego sea justo pero es lo que hay. El día que todas se pongan deacuerdo en ir con vaqueros y camiseta a unos premios, será el día que esto se termine.

  • Olga Lareo

    (Sigo que me ha quedado tan largo, que no me cabía todo en una intervención :P)

    A mi ellas me dan 0 pena. Pobrecita, Patricia Arquette, que cobra un millón de dólares menos o dos, que sus compañeros masculinos de reparto… Sin comentarios. Lo que me da rabia es que esos modelitos imposibles en personas que dedican gran parte de su tiempo diario a estar estupendas (como si todas pudiéramos dedicar 4 horas diarias al gimnasio y nos diseñaran dietas a medida) luego se convierten en modelos Low Cost de Zara, Mango, H&M… de la talla 34 que ni una barbie podría llevar.
    Y lo que te comenté, luego tú tienes un bautizo, comunión, boda o lo que sea y solo encuentras vestidos basados en esas tendencias que, además de que ser pequeños, son horripilantes. Me apuesto algo a que en breve veremos el vestido tipo saco blanco que llevaba Marion Cotillard en los Oscars. Googleado. Un horror.
    Y esto es así. Os reto a encontrar unos vaqueros de campana. Hace unos años sufrimos la plaga de los vaqueros de tiro bajo. Imposible no lucir hucha, amén de que eran incómodos a matar. Y así con todo. Intenta encontrar una prenda que se salga de la tendencia en una de las tiendas que os comentaba antes. Misión imposible. Me acuerdo que hace un par de inviernos le suplicaba a una dependienta de Maximo Dutti que me consiguiera unos vaqueros rectos, que llevaba 5 tiendas recorridas y todos eran pitillo y me negaba.
    Pues eso. La tiranía de la moda. Por eso creo que eventos como los Oscars y por culpa de las actrices, el resto de las mujeres nos tenemos que tragar una serie de tendencias que al 90% nos quedan como una patada en el culo.

  • Vega Perez-Chirinos Churruca

    ¿La culpa es de las actrices? No, no lo creo. Porque nadie va a copiar el traje de chaqueta de Jared Leto, ¿verdad? La culpa es de una sociedad que convierte a las mujeres en perchas.
    Yo no compro ropa jamás. Tengo los mismos vestidos para ir de boda que hace diez años. La moda es un sistema en el que yo puedo entrar o no porque no me dedico a ello. Pero que sea un paso obligado para unas personas que viven de su talento me parece terrible.
    Patricia Arquette no me da pena ninguna, pero sí que creo que deberían preguntarle por su labor social o por la experiencia de rodar una película durante doce años, que, total, sólo es una experiencia PIONERA en el mundo del cine, en lugar de si se ha hecho las uñas durante media hora o tres.
    http://www.hollywoodreporter.com/news/oscars-2015-patricia-arquette-blasts-776269
    La culpa es de todas las personas que juzgamos a los demás por su aspecto, de las que entramos en la rueda de la moda, de la industria que vive de ello y que no tiene reparo ninguno en provocar que las personas se maten de hambre para parecerse a unos estándares de belleza insanos. Las actrices se están quejando, pero nadie las escucha: eso es lo que es una vergüenza, y no que no haya pantalones de campana en Zara.

  • Olga Lareo

    Vale, Vega, la culpa es de la industria de la moda, pero ellas también entran en el juego. Incluso Emma Watson, que ha sido imagen de Burberry y de un perfume de Lancôme. Si todas se pusieran deacuerdo en llevar camisetas y vaqueros como te decía, ésto no pasaría.

  • Carmen Simon Rubio

    Nada de acuerdo con Olga en que vestir con el modelito más exclusivo les da más "caché". Quizás les de más portadas de revistas pero desde luego no les ofrecen mejores papeles en sus próximas películas por ello.

    A los hombres también les ceden sus tuxedos grandes diseñadores y raramente se les pregunta "quién le ha vestido". Esa manera de preguntar que me horroriza, por otra parte…

    Y lo de que cobre "un millón o dos" pues mira a mi si me molesta mucho. Porque sí, es una barbaridad lo que cobra un actor por hacer una película de superhéroes pero me gustaría que igual de barbaridad fuera para su coprotagonista mujer. Porque creo que el problema es la barbaridad de dinero, pero la barbaridad debería ser igual.

    Fan de huelga de moda en Hollywood 🙂

    En cualquier caso enhorabuena por el post a Vega y gracias Olga por los comentarios, lo que hace falta es que se hable sobre ello!

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