Mujeres, amor y poder económico: las áreas grises del empoderamiento

¿Os habéis fijado alguna vez en que las esposas de futbolistas, de ricos, salieron como de una historia de princesas Disney? La disminución de la presencia de ellas en la vida pública coincide, sospechosamente, con justo el “fueron felices y comieron perdices”. Más o menos después de eso, ellas retiran a sus “aposentos”, siendo estos el cuidado de los niños, de los esposos, o de la vida familiar.

Iba en principio a criticar la película 50 sombras de Grey, pero finalmente es una fantasía y al llegar a esa conclusión, por mucho que quieras explorarla, si las mujeres necesitan ese tipo de cine para excitarse…. ¡Pues viva por ellas!

Lo único que sí chirría de 50 sombras de Grey es la típica doble barra de medir en la que los Mr. Greys pueden ser agresivos, pero sus equivalentes femeninos no. Ellos pueden hacer de tontos, pero ellas no es que no puedan actuar de tontas, sino que tienen que ser siempre listísimas, hacer todo por una razón, y estar en control en todo momento, y no pueden cagarla. Ellos sí pueden cagarla, y se les creará una justificación. Ellos pueden ser sado, pero ellas no. Los Drake del mundo pueden aparecer en su Instagram levantándose la camiseta objetivándose, pero ellas no pueden aparecer en Instagram con literalmente hilo dental como, en este caso, Amber Rose.

"Amber Rose fué Stripper desde que tenía 15 años"

«Amber Rose fue stripper desde que tenía 15 años»

Ella dijo que “de qué se va a sentir avergonzada una stripper, si esa es la manera en la que una madre soltera lleva dinero y comida a su casa. Cómo se va a sentir avergonzada de la única manera que tienen ciertas personas de mantener su familia”. Y es que Amber Rose se crió en uno de los barrios mas pobres de Filadelfia, donde se dan numerosos casos de alcoholemia y, según ella, donde estar relacionado con el streaptease «era la norma».

A día de hoy, todavía pendulan por el ciberespacio insultos hacia ella, pero ella se ríe de los dobles estándares, “que esta sociedad haga que mujeres sean strippers y luego se les critique que actúen como tal”.

Lo que pone de manifiesto es la paradoja de algunas personas de perpetuar juicios en forma de muy muy simplistas categorizaciones por las cuales toda mujer o es Manic pixie dream girl, por ser fría, elocuente e intelectual, o si no, aquellas que pasan de que el amor sea el centro de su vida, son de «clase baja». Como por ejemplo el libro The tiny wife de Andrew Kaufman, en donde el personaje principal (no deberíamos tener que resaltar que es femenino) tiene que entregar a lo mas querido, que pare ella es: una calculadora. Si fuera un hombre el personaje lo consideraríamos muy materialista, pero por ser una mujer, no solo es materialista, sino una desalmada que no debería ser mujer. Ellas solo deberían saber de cuidados y amor a niños u hombres (nunca a calculadoras), nótese el sarcasmo de esta frase. Y, siguiendo la lógica, si es a calculadoras seguro que al final es para atraer a hombres. Por un lado, si te intelectualizas no es para avanzar o ganar independencia. Porque para hacer eso, lo que deberías hacer es acostarte con tu jefe, ¿o cómo? Esa absoluta clasificación de una u otra, donde siempre tiene que existir la intencionalidad final de atraer a un hombre. Lo mismo, si se ríen de ello, o son demasiado frías haciéndose doctoras, seguro que también es para «atraer hombres», pero por mojigatas, ¿no? La cosa es reducir la existencia de alguien a solo lo sexual. ¡Que cansancito!

¡Salgan de esa dicotomía! Les invito a ello, a pensar que son víctimas, como todas las demás en el patriarcado, como Barbijaputa hace poco resaltó.

Amber Rose no solo es víctima del patriarcado, sino que intenta denunciarlo dentro de sus propias limitaciones por estar dentro de ese decimonónico sistema (¡par favar vete ya!). Sus limitaciones, como por ejemplo, siendo la personificacion de una definición de lo que es sexy que se podría argumentar impuesta por la sociedad, o esperaaaaaa, a propósito, ¡para atraer el dinero de la gente! Dinero con el que es más que un solo ser sexual: una emprendedora, sí, tiene una línea de ropa que se apropia de los insultos que, por llevar tan poca ropa, te podrían gritar por la calle.

Mi vestimenta no es darte consentimiento sexual.

«Mi vestimenta no te da consentimiento sexual».

"Puta? solo cuando yo lo digo"

«¿Puta? Solo cuando yo lo digo»

Amber Rose habla de pre-apropiación, como si antes de que Kanye soltara su “I guess it is better a blow job than no jobs”, (“Supongo que es mejor una mamada que ningún trabajo”) Amber ya se hubiera empoderado, incluso antes de que hubiera sido pensada. No es sorprendente que ambos tuvieran una corta relación, y desde que Amber rompió con él ella renació en el feminismo. Antes de socialite pop/rapper, ya era una fanática de las gafas de sol, expresión que ha llevado a la práctica creando sus propios diseños en una línea de gafas muy codiciada, y por la que varios expertos llegan incluso a razonar que es la envidia competitiva de creatividad de Kanye. Pero no me da la entrada para mostraros su presencia como activista, sus manifestaciones por los piropos callejeros, etc. Buscadla.

He visto, aun cuando los medios han manipulado los titulares, a muchas mujeres de futbolistas que, aparte de hacer un montón de obras filantrópicas,  se hayan visto como una broma de ama de casa. O como una broma de Piqué. Sí, como esas mujeres inventadas por empresas de Mr. Grey que aparecen en los anuncios de pastillas del lavavajillas, entre el Ambient, y la eterna lucha porque la copa de vino no muestre ninguna gota o marca de todas las botellas de vino que se apilan vacías. Qué curioso que nunca veas a un hombre atrapado en esa misma obsesión.

He leído de pocas que hayan pensado en crear un foro para mujeres emprendedoras, donde podrían invertir en la emancipación de la mujer. Como Johanne Wilson, que es esposa de un rico, que puede otorgarse ser una de las pocas. Porque seguro que es mejor que los padres de las futuras esposas de futbolistas les aguanten una conversación por teléfono de cómo anoche el futbolista de turno la obligó a tener sexo a las 3am cuando «el estrella» llegó de ligar con todo en la discoteca. Hubo un artículo que leí hace poco que me sorprendió, y probablemente inspiró este post. Era una lista de las mujeres más ricas del mundo, de las cuales las 9 primeras eran mujeres “esposas de” e “hijas de”. Sí, sí, se las critica, pero son una realidad.

No digo que no tengamos poder como mujeres educadas, tenemos uno muy crucial e importante, pero diferente: el de visibilizar una perpetuación de inigualdad, de la discriminación, de la brecha salarial, de analizar qué patrones «sexys» son personales y cuáles impuestos por el capitalismo patriarcal. Un poder de encontrar códigos de comunicación que lleguen a nuestras aliadas. Pero, sobre todo, un poder en la diversidad: si empezamos a afirmar que «no es feminismo», mal vamos. Y el patriarcado qué feliz se ensalza. La pluralidad nos refuerza.

When u wearing ur Instagram comments ? Fall the fuck back haters ? #VMAs

Una foto publicada por Amber Rose (@amberrose) el 30 de Ago de 2015 a la(s) 7:24 PDT

(Cuando llevas puestos comentarios (insultos) de Instagram. ¡Caeos de culo, haters!)

Amber dijo hace unas semanas en una entrevista:

Traducción: “Si estoy tumbada desnuda con un hombre desnudo y tiene su condón puesto y digo ‘¿Sabes qué? No. No quiero hacer esto. He cambiado de opinión’, eso significa no… No importa cuán lejos haya llegado o que llevo puesto, cuando diga no, significa no”.

U Guys Love Slut Shaming Huh? Good. I feed off that shit. #HowtobeAbadBitch ?

Una foto publicada por Amber Rose (@amberrose) el 7 de Mar de 2015 a la(s) 9:59 PST

(¿Os gusta avergonzar a putas? Bien. Me alimento de esa mierda)

Yo no haría striptease, por muchas dificultades que pasara. Más que nada porque me horripila la idea de estar desnuda delante de gente a la que no conozco. Es complejo posicionarse con Amber Rose, pero no lo es tanto si ella es la representación de ese incómodo recuerdo de que, aunque tengas un trabajo y una carrera, aunque seas tan privilegiada, hay alguien que ya ha recibido los peores insultos de los que te puedas imaginar, por ser «la mujer de», y luego por que fué stripper. Ella ya se ha empoderado de ellos, y te apoya por valorar tu duro trabajo; lo que Amber está expresando es que la sexualización no es justo la manera en la que debemos ser independientes aunque el sistema no te lo ponga fácil, aunque no te den ni una oportunidad, y el famoso 5% de directoras de cine del que tanto se ha hablado este año. Pero si te toca desnudarte, que por lo menos sea por algo más que por amor.

Solo habría strippers si el capitalismo no existiera. No. Solo si a través de este asqueroso capitalismo nos sobrepusiéramos al patriarcado, haya dinero o no, sea una sociedad del trueque o no, habremos acabado con él.

Os invito a ver el potencial en vez de como enemigo o como traidoras a las mujeres de los deportistas ricos, a las de «casarte te puede ‘cambiar’ la vida». Las que serán tratadas como agujero paritorio, parte de ama de casa, parte madre que sabe de decoración. Las que tienen que aceptar que las peguen, pero calladitas, que sus madres y padres las recuerdan (y no contribuyen a hacer una análisis mas avanzado) que «en la cuenta bancaria tienen 10 millones de euros, y no mucha gente puede decir eso” así que compra Louis Vuitton y sigue, que para eso tienes unos retoños. Esposas de CEO, esposas de ricos, esposas de deportistas. Porque no hay tantas mujeres que cobren cantidades desorbitadas de dinero, no hay muchas mujeres herederas de fortunas dirigiendo las empresas familiares de sus padres o Mr. Greys, porque esas mujeres deberían estar obsesionadas con el amor e hijos, según la sociedad. Porque claro, el padre CEO o Mr. Grey, que va morir, no va a dejar a heredar su empresa a sus hijas creadoras de violaciones (porque ellas van provocando), porque según él las van a estar ninguneando por el mero hecho de ser mujeres (cosa que ellos mismos perpetúan).

Damn my Auntie never lied ?

Un vídeo publicado por Amber Rose (@amberrose) el 3 de Ago de 2015 a la(s) 11:19 PDT

They like you dependent, they like you serving them, and then you don’t serve that role for them anymore. So people start talking about you, when it makes them uncomfortable». Traducción: «Les gustas dependiente, les gustas sirviéndoles, y entonces, cuando tú no sirves ese rol hacia ellos más, es cuando la gente empieza a hablar sobre ti, cuando les pone incómodos»)

Aquí es cuando pienso qué sería de una princesa Disney que quisiera por interés, como razón política. A priori, sin darse cuenta. Amber Rose es el ejemplo de la fusión de una persona en una posición de poder, que ha pasado por ese camino. En su caso creando su marca, a través de su dinero como stripper.

A Amber se la podría criticar que tiene una manera de aproximarse al feminismo seduciendo a hombres, pero es que ese es su trabajo desde el principio. Y tambien que por otro lado, la señora Rose, este basando sus campañas como celebrity a través del feminismo, y sea la primera stripper feminista, pero, es en un gran avance del empoderamiento. No estoy implicando que solo porque Amber exista todas las strippers ya no estén cosificadas, ni mucho menos. Las razones por las que a día de hoy muchas de ellas llegan a ser strippers son muy variadas y, mayoritariamente, enlazadas con todas o algunas razones patriarcales, y principalmente económicas. Amber solo se avergüenza de que las objetiven, y se apropia de las objetivaciones que ella misma recibió.

#WCE @rondarousey ???? I’m totally crushing on her ? #AmberRoseSlutWalkLA #Feminism

Un vídeo publicado por Amber Rose (@amberrose) el 2 de Ago de 2015 a la(s) 4:15 PDT

Rounda Rousey, luchadora de artes marciales UFC:  «Just because my body was developed for a purpose other than fucking millionaires, doesn’t mean it’s masculine. I think is femeniningly badass as fuck, because there is not a single muscle in my body that isn’t for a purpose. Because I am not a do nothing bitch». Traducción: «Solo porque mi cuerpo esté desarrollado para un fin que no sea el de follar a millonarios, no significa que es masculino. Creo que es femeninamente malote, porque no hay ni un solo músculo en mi cuerpo que no sea usado para algo. Porque no soy una chica que no hace nada»)

Trainwreck: cómo no pedir perdón por lo que hacen los hombres y que ninguna mujer acabe contigo en el intento

Desde hace tiempo llevo encontrándome complejas situaciones donde mujeres se ven arrinconadas por decir demasiados «lo siento». Intentando encontrar la causa, indagué sobre lo mucho que nos disculpamos como genero, en general, ante cualquier acto, tengamos responsabilidad o no en ello; hay incluso artículos que te enseñan a no caer en el exceso de uso o evitar que pedir disculpas afecte a tu trabajo. Ahora no puedo parar de fijarme en mi propio uso de esa coletilla, y sus varias consecuencias. La mayoría de los hombres a los que pregunté sobre este tipo de interacción con las mujeres en su entorno laboral se habían dado cuenta de este exceso (y curiosamente después me escribieron comentándome que sus compañeros masculinos lo usaban menos). Sin embargo, ser consciente, y empezar no usarlo casi nada, me ha llevado a enemistarme con un montón de mujeres.

Fue entonces, cuando justo al ver Trainwreck me di cuenta de que Amy no sólo no pide perdón en situaciones en las que ella misma se fuerza a tener que expresar ese sentimiento (tanto en su propio contenido, como en Hollywood) sino que lo descarta de manera bruta, hasta ofensiva. Pone su creatividad a evitarlo.

[Contiene algunos spoilers de la película. Era inevitable.]

Desde la primera escena, Amy se ve influenciada por la presencia de su padre, y su mantra más que repetido en trailers, etc.: La monogamia no existe. Y es que parecía amor, pero en el fondo su padre les recuerda que no lo es. 30 años, esta forma de ver la vida conduce a una Amy que defiende sin «perdones» lo que piensa, y usa su poder para hacer lo que quiere, como si de un hombre se tratara, sin ningún reparo; mientras, su hermana es un opuesto de Amy: monógama, casada, queriendo tener hijos, y teniendo como pareja a un hombre completamente opuesto a con los que Amy sale. Y es la hermana, la que mantiene una relación distante hacia su padre, porque eso es «lo que la gente hace».

amyplease

El personaje de Amy actúa como un hombre, como por ejemplo, su caricatura del inverso del ligón de noche. Ella presenta sin juzgarla a una mujer que se acuesta con un hombre distinto cada noche, y lo hace sin pedir disculpas: es impetuosa, habla alto, y sin sentirse culpable. Nos muestra incluso la lista de hombres saliendo de su piso cuando ella les dice que se vayan a dormir a sus casas; y aunque, varios la miran esperado que se retracte, o se sienta culpable, no se oye nada parecido, excepto alguna frase humorística.

Otro momento en que no pide disculpas es cuando Steven, persona con quien está teniendo relaciones sexuales, se enfada y Amy responde con un «no exageres», tan masculino, o su famoso derivado «no te pongas histérica». Y es en ese acto donde cierto tipo de hombre en la sala, se habrá sentido representado. Pero… un momento, no es un hombre quien lo dice. ¿Qué está pasando? Jajaja; Amy, co-escritora de esta película, invierte los estereotipos de las Rom-coms, (donde decimonónicamente el personaje femenino pierde los estribos y comienza a criticar a su pareja, y el personaje masculino reacciona evitándolo). Si bien este método no es muy novedoso, sí que lo es en estilo. Es completamente más empoderador, y más irrisorio, que Amy esté frente a la exageración del hombre más «masculino», representado por John Cena, un famoso luchador de wrestling.

http://www.comingsoon.net/movies/features/461739-cs-interview-wwe-superstar-john-cena-slams-amy-schumer-in-trainwreck#/slide/1

Amy Schumer y John Cena

Hay que resaltar que Amy brilla en lo conciso, con sus sketches, y a lo mejor la continuidad de la película, tiene demasiados silencios. Pero es como si necesitáramos de esos minutos para procesar toda la crítica social que hay detrás de cada chiste. Mas allá de haber sido ligeramente criticada Amy, por firmar lo más ligero en burla machista, ella es muy consciente de su propia broma, y  contiene una feroz guía de como ser la mas badass de las badasses de una familia de clase media.

Llega un punto donde su lista sin perdón, es casi como el rincón de su humor, el nicho donde se encuentra con mucha gente que ha estado ahí. A veces hasta duele, como toda la relación que mantiene con su hermana. Donde huele a cierto juicio personal, donde te hace posicionarte, a veces con Amy y veces con su hermana. Es gran conocida la retahíla de bromas que Amy tiene en sus sketches hacia la «típica» mujer en una relación, algo conformista hacia su pareja, y con hijos, y digamos que eso la hace bastante radical. Y esa radicalidad le hace enfrentarse a su propio discurso; un proceso interesante, porque pareciera que se ilumina al ver que el peso de la crítica no debería caer en ese arquetipo, sino que ese arquetipo y ella tienen un enemigo mas poderoso: el patriarcado y los hombres que lo defienden. (Aunque, no nos olvidemos, sigue siendo una Rom-com, y necesita un final tipo, semi Rom-com como mínimo).

Yo salí de la película refrescada, con preguntas y reflexiones, incómodamente graciosas, más que nada porque nunca me las había planteado desde ese ángulo, y porque muchas otras mujeres habrían salido de esa incapacidad de no ser ellas mismas con un “estoy muy loca” o “perdón, no pretendía decir eso”, o algo más creativo. Nuestro patriarcado ha dejado que nuestra imaginación avance, siempre y cuando sea en torno a las mil y una maneras de excusarse, ¡Que gran creatividad!

Hasta en mi opinión, habría titulado la película “Cómo no pedir perdón por cosas, que los hombres machistas no lo piden y que ninguna mujer acabe contigo en el intento”.

«Como puedes ver, estoy en terrible condición física»

Y mi pregunta, ahora: ¿qué pasaría si abandonásemos esas mil y una maneras de excusarnos por casi todo, esas maliciosas coletillas?

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