Mujeres, amor y poder económico: las áreas grises del empoderamiento
¿Os habéis fijado alguna vez en que las esposas de futbolistas, de ricos, salieron como de una historia de princesas Disney? La disminución de la presencia de ellas en la vida pública coincide, sospechosamente, con justo el “fueron felices y comieron perdices”. Más o menos después de eso, ellas retiran a sus “aposentos”, siendo estos el cuidado de los niños, de los esposos, o de la vida familiar.
Iba en principio a criticar la película 50 sombras de Grey, pero finalmente es una fantasía y al llegar a esa conclusión, por mucho que quieras explorarla, si las mujeres necesitan ese tipo de cine para excitarse…. ¡Pues viva por ellas!
Lo único que sí chirría de 50 sombras de Grey es la típica doble barra de medir en la que los Mr. Greys pueden ser agresivos, pero sus equivalentes femeninos no. Ellos pueden hacer de tontos, pero ellas no es que no puedan actuar de tontas, sino que tienen que ser siempre listísimas, hacer todo por una razón, y estar en control en todo momento, y no pueden cagarla. Ellos sí pueden cagarla, y se les creará una justificación. Ellos pueden ser sado, pero ellas no. Los Drake del mundo pueden aparecer en su Instagram levantándose la camiseta objetivándose, pero ellas no pueden aparecer en Instagram con literalmente hilo dental como, en este caso, Amber Rose.
Ella dijo que “de qué se va a sentir avergonzada una stripper, si esa es la manera en la que una madre soltera lleva dinero y comida a su casa. Cómo se va a sentir avergonzada de la única manera que tienen ciertas personas de mantener su familia”. Y es que Amber Rose se crió en uno de los barrios mas pobres de Filadelfia, donde se dan numerosos casos de alcoholemia y, según ella, donde estar relacionado con el streaptease «era la norma».
A día de hoy, todavía pendulan por el ciberespacio insultos hacia ella, pero ella se ríe de los dobles estándares, “que esta sociedad haga que mujeres sean strippers y luego se les critique que actúen como tal”.
Lo que pone de manifiesto es la paradoja de algunas personas de perpetuar juicios en forma de muy muy simplistas categorizaciones por las cuales toda mujer o es Manic pixie dream girl, por ser fría, elocuente e intelectual, o si no, aquellas que pasan de que el amor sea el centro de su vida, son de «clase baja». Como por ejemplo el libro The tiny wife de Andrew Kaufman, en donde el personaje principal (no deberíamos tener que resaltar que es femenino) tiene que entregar a lo mas querido, que pare ella es: una calculadora. Si fuera un hombre el personaje lo consideraríamos muy materialista, pero por ser una mujer, no solo es materialista, sino una desalmada que no debería ser mujer. Ellas solo deberían saber de cuidados y amor a niños u hombres (nunca a calculadoras), nótese el sarcasmo de esta frase. Y, siguiendo la lógica, si es a calculadoras seguro que al final es para atraer a hombres. Por un lado, si te intelectualizas no es para avanzar o ganar independencia. Porque para hacer eso, lo que deberías hacer es acostarte con tu jefe, ¿o cómo? Esa absoluta clasificación de una u otra, donde siempre tiene que existir la intencionalidad final de atraer a un hombre. Lo mismo, si se ríen de ello, o son demasiado frías haciéndose doctoras, seguro que también es para «atraer hombres», pero por mojigatas, ¿no? La cosa es reducir la existencia de alguien a solo lo sexual. ¡Que cansancito!
¡Salgan de esa dicotomía! Les invito a ello, a pensar que son víctimas, como todas las demás en el patriarcado, como Barbijaputa hace poco resaltó.
Amber Rose no solo es víctima del patriarcado, sino que intenta denunciarlo dentro de sus propias limitaciones por estar dentro de ese decimonónico sistema (¡par favar vete ya!). Sus limitaciones, como por ejemplo, siendo la personificacion de una definición de lo que es sexy que se podría argumentar impuesta por la sociedad, o esperaaaaaa, a propósito, ¡para atraer el dinero de la gente! Dinero con el que es más que un solo ser sexual: una emprendedora, sí, tiene una línea de ropa que se apropia de los insultos que, por llevar tan poca ropa, te podrían gritar por la calle.
Amber Rose habla de pre-apropiación, como si antes de que Kanye soltara su “I guess it is better a blow job than no jobs”, (“Supongo que es mejor una mamada que ningún trabajo”) Amber ya se hubiera empoderado, incluso antes de que hubiera sido pensada. No es sorprendente que ambos tuvieran una corta relación, y desde que Amber rompió con él ella renació en el feminismo. Antes de socialite pop/rapper, ya era una fanática de las gafas de sol, expresión que ha llevado a la práctica creando sus propios diseños en una línea de gafas muy codiciada, y por la que varios expertos llegan incluso a razonar que es la envidia competitiva de creatividad de Kanye. Pero no me da la entrada para mostraros su presencia como activista, sus manifestaciones por los piropos callejeros, etc. Buscadla.
He visto, aun cuando los medios han manipulado los titulares, a muchas mujeres de futbolistas que, aparte de hacer un montón de obras filantrópicas, se hayan visto como una broma de ama de casa. O como una broma de Piqué. Sí, como esas mujeres inventadas por empresas de Mr. Grey que aparecen en los anuncios de pastillas del lavavajillas, entre el Ambient, y la eterna lucha porque la copa de vino no muestre ninguna gota o marca de todas las botellas de vino que se apilan vacías. Qué curioso que nunca veas a un hombre atrapado en esa misma obsesión.
He leído de pocas que hayan pensado en crear un foro para mujeres emprendedoras, donde podrían invertir en la emancipación de la mujer. Como Johanne Wilson, que es esposa de un rico, que puede otorgarse ser una de las pocas. Porque seguro que es mejor que los padres de las futuras esposas de futbolistas les aguanten una conversación por teléfono de cómo anoche el futbolista de turno la obligó a tener sexo a las 3am cuando «el estrella» llegó de ligar con todo en la discoteca. Hubo un artículo que leí hace poco que me sorprendió, y probablemente inspiró este post. Era una lista de las mujeres más ricas del mundo, de las cuales las 9 primeras eran mujeres “esposas de” e “hijas de”. Sí, sí, se las critica, pero son una realidad.
No digo que no tengamos poder como mujeres educadas, tenemos uno muy crucial e importante, pero diferente: el de visibilizar una perpetuación de inigualdad, de la discriminación, de la brecha salarial, de analizar qué patrones «sexys» son personales y cuáles impuestos por el capitalismo patriarcal. Un poder de encontrar códigos de comunicación que lleguen a nuestras aliadas. Pero, sobre todo, un poder en la diversidad: si empezamos a afirmar que «no es feminismo», mal vamos. Y el patriarcado qué feliz se ensalza. La pluralidad nos refuerza.
(Cuando llevas puestos comentarios (insultos) de Instagram. ¡Caeos de culo, haters!)
Amber dijo hace unas semanas en una entrevista:
Traducción: “Si estoy tumbada desnuda con un hombre desnudo y tiene su condón puesto y digo ‘¿Sabes qué? No. No quiero hacer esto. He cambiado de opinión’, eso significa no… No importa cuán lejos haya llegado o que llevo puesto, cuando diga no, significa no”.
U Guys Love Slut Shaming Huh? Good. I feed off that shit. #HowtobeAbadBitch ?
Una foto publicada por Amber Rose (@amberrose) el 7 de Mar de 2015 a la(s) 9:59 PST
(¿Os gusta avergonzar a putas? Bien. Me alimento de esa mierda)
Yo no haría striptease, por muchas dificultades que pasara. Más que nada porque me horripila la idea de estar desnuda delante de gente a la que no conozco. Es complejo posicionarse con Amber Rose, pero no lo es tanto si ella es la representación de ese incómodo recuerdo de que, aunque tengas un trabajo y una carrera, aunque seas tan privilegiada, hay alguien que ya ha recibido los peores insultos de los que te puedas imaginar, por ser «la mujer de», y luego por que fué stripper. Ella ya se ha empoderado de ellos, y te apoya por valorar tu duro trabajo; lo que Amber está expresando es que la sexualización no es justo la manera en la que debemos ser independientes aunque el sistema no te lo ponga fácil, aunque no te den ni una oportunidad, y el famoso 5% de directoras de cine del que tanto se ha hablado este año. Pero si te toca desnudarte, que por lo menos sea por algo más que por amor.
Solo habría strippers si el capitalismo no existiera. No. Solo si a través de este asqueroso capitalismo nos sobrepusiéramos al patriarcado, haya dinero o no, sea una sociedad del trueque o no, habremos acabado con él.
Os invito a ver el potencial en vez de como enemigo o como traidoras a las mujeres de los deportistas ricos, a las de «casarte te puede ‘cambiar’ la vida». Las que serán tratadas como agujero paritorio, parte de ama de casa, parte madre que sabe de decoración. Las que tienen que aceptar que las peguen, pero calladitas, que sus madres y padres las recuerdan (y no contribuyen a hacer una análisis mas avanzado) que «en la cuenta bancaria tienen 10 millones de euros, y no mucha gente puede decir eso” así que compra Louis Vuitton y sigue, que para eso tienes unos retoños. Esposas de CEO, esposas de ricos, esposas de deportistas. Porque no hay tantas mujeres que cobren cantidades desorbitadas de dinero, no hay muchas mujeres herederas de fortunas dirigiendo las empresas familiares de sus padres o Mr. Greys, porque esas mujeres deberían estar obsesionadas con el amor e hijos, según la sociedad. Porque claro, el padre CEO o Mr. Grey, que va morir, no va a dejar a heredar su empresa a sus hijas creadoras de violaciones (porque ellas van provocando), porque según él las van a estar ninguneando por el mero hecho de ser mujeres (cosa que ellos mismos perpetúan).
(«They like you dependent, they like you serving them, and then you don’t serve that role for them anymore. So people start talking about you, when it makes them uncomfortable». Traducción: «Les gustas dependiente, les gustas sirviéndoles, y entonces, cuando tú no sirves ese rol hacia ellos más, es cuando la gente empieza a hablar sobre ti, cuando les pone incómodos»)
Aquí es cuando pienso qué sería de una princesa Disney que quisiera por interés, como razón política. A priori, sin darse cuenta. Amber Rose es el ejemplo de la fusión de una persona en una posición de poder, que ha pasado por ese camino. En su caso creando su marca, a través de su dinero como stripper.
A Amber se la podría criticar que tiene una manera de aproximarse al feminismo seduciendo a hombres, pero es que ese es su trabajo desde el principio. Y tambien que por otro lado, la señora Rose, este basando sus campañas como celebrity a través del feminismo, y sea la primera stripper feminista, pero, es en un gran avance del empoderamiento. No estoy implicando que solo porque Amber exista todas las strippers ya no estén cosificadas, ni mucho menos. Las razones por las que a día de hoy muchas de ellas llegan a ser strippers son muy variadas y, mayoritariamente, enlazadas con todas o algunas razones patriarcales, y principalmente económicas. Amber solo se avergüenza de que las objetiven, y se apropia de las objetivaciones que ella misma recibió.
#WCE @rondarousey ???? I’m totally crushing on her ? #AmberRoseSlutWalkLA #Feminism
Un vídeo publicado por Amber Rose (@amberrose) el 2 de Ago de 2015 a la(s) 4:15 PDT
Rounda Rousey, luchadora de artes marciales UFC: «Just because my body was developed for a purpose other than fucking millionaires, doesn’t mean it’s masculine. I think is femeniningly badass as fuck, because there is not a single muscle in my body that isn’t for a purpose. Because I am not a do nothing bitch». Traducción: «Solo porque mi cuerpo esté desarrollado para un fin que no sea el de follar a millonarios, no significa que es masculino. Creo que es femeninamente malote, porque no hay ni un solo músculo en mi cuerpo que no sea usado para algo. Porque no soy una chica que no hace nada»)