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Por qué leer «Más allá de la pareja»

Más allá de la pareja es uno de los últimos libros publicados por Continta me tienes. Se trata de la primera traducción al español de More than two, escrito por Franklin Veaux y Eve Rickert. Tiene, por cierto, un prólogo de Janet W. Hardy, autora de la archiconocida Ethical Slut, (Ética promiscua en español), lo cual es un buen indicador. Pues nada: me lo he leído de cabo a rabo para contaros qué me ha parecido. Spoiler: merece mucho la pena.

"Más allá de la pareja", de Franklin Veaux y Eve Rickert
Más allá de la pareja, de Franklin Veaux y Eve Rickert, editado en español por Continta me tienes

Lo confieso: la editorial me tiene encantada. En especial su colección La pasión de Mary Read, con títulos como (h)amor. Y es que en una época marcada por la tendencia al monopolio editorial, da gusto encontrarse con casas cuyo catálogo escapa a la lógica del mercado. Sus diferentes títulos nos sirven para analizar el poder, las relaciones, la sexualidad y el amor en un intento por crear una red relacional más sana. Un objetivo que este blog comparte. 

Un manual sobre el poliamor

El apellido del libro, una guía práctica para el poliamor ético, nos da muchas pistas sobre lo que vamos a encontrar en esta obra. Para empezar, está concebido como una guía o manual. Esto se traduce en que es muy didáctico, en que los diferentes capítulos se pueden leer por separado (acudiendo a los temas que más nos interesen) y en que su contenido es fundamentalmente práctico. 

Podemos diseccionar el texto en varias partes:

– El grueso del texto. 

– Ejemplos tomados de la experiencia de Franklin y Eve. 

– Preguntas enunciadas al final de cada capítulo para ayudarte a reflexionar sobre tu propia biografía. 

– Recursos: libros y webs para seguir aprendiendo.

Me ha gustado mucho el formato y creo que ayuda a compensar la longitud del libro. Si tuviera que ponerle alguna pega, diría que es algo repetitivo en ciertas ocasiones. No obstante, entiendo que es algo necesario porque, como ya he mencionado, los capítulos se pueden leer de forma independiente y a veces es necesario repetir cuestiones para generar contexto.

Más allá del formato… 

Cuando empecé el libro pensé que tal vez no me fuera muy útil personalmente. Tenía entre mis manos una guía práctica para el poliamor. Y yo llevo muchos años en una relación monógama y no tenemos interés en abrir la relación, así que, ¿qué podía aportarme el libro?

Contraportada del libro "Más allá de la pareja"
Contraportada del libro «Más allá de la pareja»

La realidad es que el libro me ha enseñado muchísimas cosas sobre las relaciones y también sobre mí misma. Los capítulos 6 y 7, «Problemas de comunicación» y «Estrategias de comunicación» han tenido un efecto inmediato para mí. Me he dado cuenta de que hay cosas en mi propia forma de comunicarme, y también en la forma en que otras personas se relacionan conmigo, que no me gustan y quiero cambiar. 

Es cierto que no hace falta considerarse una persona poliamorosa para que «Más allá de la pareja» te guste. Pero no debemos olvidar que este libro tiene un propósito muy claro: proporcionar herramientas en un mundo dominado por relatos monógamos. Y cumple su función con creces. Se agradece la naturalidad con la que se exponen los errores y aciertos de unas personas que se adentraron en un mundo nuevo que no tenía apenas referentes. Y que hayan abierto el camino a las que vienen después.

Después de leer el texto, creo que quizás lo más representativo de las relaciones poliamorosas frente a las monógamas es la idea de negociación y evolución: las relaciones monógamas tienden a ceñirse a un modelo preestablecido y a dar cosas por supuesto. En cambio, en las relaciones poliamorosas sentarse a hablar de cómo se sienten las diferentes personas de la relación es una cuestión básica si se quiere que la relación salga adelante. Y creo que tenemos mucho que aprender de esta concepción.

Olvídate del cuento de hadas. Felices para siempre es un mito porque las personas, al contrario que los personajes de cuentos de hadas, no son estáticas. Vivimos, evolucionamos, cambiamos. Unas vidas románticas felices y sanas requieren no solo involucrarse una y otra vez de forma continuada sino prestar atención constantemente a nuestros propios cambios y a los de nuestras relaciones y sus circunstancias. Nuestras relaciones no tienen la obligación de garantizarnos que nunca cambiarán, ni le debemos esa garantía a nadie. Y de la misma manera que cambiamos, cambian las cosas que nos hacen felices.

P. 30

Poliamor como opción

Algo que me gusta mucho del libro es que presenta el poliamor como una opción más. No considera que sea una opción mejor en sí misma. Depende de las personas en la relación que esta sea más sana, comunicativa, amorosa y que permita crecer a las distintas personas involucradas.

El poliamor no es para todo el mundo. El poliamor no es el siguiente paso en la evolución humana. Ni tampoco es una opción más inteligente, más espiritual, más progresista o más avanzada que la monogamia. La gente poliamorosa no se hace automáticamente menos celosa, más empática o mejor comunicándose que la gente monógama.

P. 34

Otra de las cosas que podemos aprender de las relaciones poliamorosas es a no depositar en una persona la responsabilidad de aportarnos todo lo que necesitamos. Esto no solo es dañino para ti, porque es imposible que nadie cubra tus expectativas al 100%, sino que genera una presión en la otra persona que solo puede generar dolor. Esta idea no tiene por qué traducirse en múltiples relaciones amorosas, pero sí implica que sería sensato que diversificaras tus afectos.

Caja de herramientas 

No tiene mucho sentido que me ponga a dar ejemplos concretos de las herramientas que ofrece la obra porque la lectura debe ir acompañada de un profundo proceso autorreflexivo y de análisis de la propia relación. Me limitaré a decir que contiene consejos para todo tipo de personas, desde aquellas que quieren abrir su relación hasta quienes buscan participar en una relación que acaba de ser abierta. También para esas personas que se encuentran en una relación monógama y a las que, de pronto, su pareja les propone tener una relación poliamorosa: 

Tu pareja es poliamorosa porque es poliamorosa. A ti no te pasa nada malo. No importa quién eres, no importa qué podrías ser o hacer, la persona con quien tienes una relación seguirá siendo poliamorosa. Si tienes un bebé y más adelante decides tener otro probablemente no lo haces porque le pase algo malo al primero. Se trata de tener más amor e intimidad en tu vida. El poliamor es igual.

P. 470

Supongo que, en realidad, esto es la clave de todo. Ya sea en forma de amistad, maternidad, relación sexoafectiva o cualquier otra variante, querer a una persona no limita el amor que podemos sentir hacia otra. El amor no es un bien escaso, tenemos amor para dar y regalar. Empezar a contarnos esto a nosotras mismas nos liberará de mucho dolor y es un primer paso para amarnos con más libertad. 

El amor no es un bien escaso. Querer a una persona no limita el amor que podemos sentir hacia otra. Clic para tuitear

Resumiendo

Más allá de la pareja es un libro que merece mucho la pena estés o no en una relación y sea esta poliamorosa o monógama. Nos da un montón de pistas sobre las relaciones humanas (no necesariamente amorosas o sexuales) y nos invita a ser mejores. ¿Qué más le podemos pedir a un libro?

La culpa es de la monogamia, abraza el poliamor: ¿repensar las relaciones para dejarlo todo igual?

Alguien me dijo un día que si algo te molesta, te da asco o te genera odio, has de pararte a pensar acerca de ello y tratar de comprobar qué dispositivo hay detrás: una cuestión de clase, de género, etnocéntrica o de cualquier otro tipo. Imagino que lo mismo ocurre con aquello que causa el fervor de grandes grupos humanos. De pronto algo se pone de moda y parece que eres imbécil si no te subes al carro de semejante modernez. Que no te enteras, colega, que esto es lo que mola ahora.

El tema de las relaciones humanas (afectivas, amorosas, de amistad…) me preocupa como persona y como socióloga. Como persona es un tema que me revuelve; me duele pensar y debatir sobre ello, y creo que es una buena señal, porque quiere decir que se están desmoronando cosas que dabas por hecho, que te habían inculcado desde las primeras etapas del aprendizaje y nunca habías podido pensar. Como socióloga, una de las cosas que me interesa es analizar la enorme complejidad que subyace a las relaciones interpersonales e intergrupales, por mucho que a veces los sociólogos nos empeñemos en reducirlas a numeritos.

Por esto me parece que, cuando la cuestión a tratar es ni más ni menos que un cambio radical del modelo de relaciones que lleva vigente (¿cuánto tiempo?), hay que avanzar con cautela, tratar de reprimir un entusiasmo exacerbado y evitar dar lecciones de superioridad moral al resto del mundo. Porque el modelo a través del cual nos relacionamos no es algo que se pueda cambiar de la noche a la mañana.

Ya hemos dicho en este blog que el amor romántico se basa en numerosos mitos, que hemos interiorizado eficazmente y que por ello le sirven de firme sustento: la media naranja, los celos como regalo, el control como muestra de afecto, el dolor como algo inherente al amor, etc. Queda claro que todos estos mitos son perjudiciales, crean relaciones insanas y debemos trabajar para que, poco a poco, desaparezcan del imaginario colectivo, sustituyéndolos por representaciones orientadas al bienestar y no al sacrificio. Por eso me preocupa que la alternativa que se está poniendo de moda estos días, la del poliamor (con sus subcategorías), llegue rodeada de más mitos e irrealidades, de grandilocuencia y de esa actitud de superioridad moral.

Corazones

Imagen vía Morguefile

Creo que coincidiremos en que buscar una pluralidad de modelos de relación es algo positivo. Que cada uno pueda elegir la opción que mejor se le adapte sin coacción. Está claro que la monogamia no es para todo el mundo, pero ¿no es para nadie? ¿Y es para todo el mundo el poliamor? La cuestión central es que, a día de hoy, la monogamia es la única opción posible. Esto entraña dos problemas: el primero es que no hay tal cosa como «elegir» ser monógamo y el segundo que cuando eliges no serlo, te espera rechazo y boicot por parte de mucha gente.Para mí la monogamia, a pesar de ser la base del amor romántico, no lo agota. La monogamia es sólo un rasgo del enorme entramado del amor romántico, en el que se entremezclan la dominación de los hombres sobre las mujeres, de los heterosexuales sobre otras sexualidades, de la monogamia sobre el poliamor, del capitalismo sobre otras formas de organización económico-social, etc. Dominación. Dominación y violencia. Entiendo que para atacar a un sistema firmemente arraigado es más fácil atacarlo en su conjunto que andar haciendo concesiones a alguno de sus rasgos, porque la crítica pierde fuerza, pero me da un poco de miedo también la crítica totalizadora, acrítica de tan ambiciosa que es. Me preocupa que se piense que atacando la monogamia cambiará todo, cuando el amor romántico es mucho más que eso. Me preocupa esa festividad en torno al poliamor, como si fuera la fórmula que nos liberará de todos nuestros males. Y, sobre todo, lo poco que se exponen los problemas que esta alternativa lleva aparejados.

Creo que la teoría y la práctica han de ir unidas. No podemos pasarnos la vida teorizando sin llevar a la práctica los cambios que pretendemos llevar a cabo. Pero tampoco tiene sentido pretender hacer un cambio de modelo para dejarlo todo igual. Y mucho me temo que tener varias parejas (y aquí estoy simplificando los rasgos del poliamor, pero precisamente me preocupa la ligereza con la que se expone esta propuesta por parte de quienes la defienden) no va a acabar por sí mismo con el amor romántico. Se pueden tener numerosas relaciones paralelas y repetir los patrones de violencia del amor romántico.

Es muy probable que una relación monógama sea más dañina que una poliamorosa. Que aprender a compatibilizar varias relaciones pueda llevar, a la larga, a un mayor bienestar. Pero creo que también se pueden construir relaciones sanas desde la monogamia, desde un planteamiento radical de la misma en la que se luche por hacer de ésta una opción más, lo que implica incluir en la ecuación tantos otros modelos de relación sana como seamos capaces de imaginar y construir.

Imagen vía Morguefile

Imagen vía Morguefile

La anarquía relacional, dentro de las variantes del poliamor (y por lo poco que sé de ella) es una de las propuestas que más me agrada. Me gusta porque (corregidme si me equivoco) pretende equiparar todas las relaciones de amistad, desjerarquizándolas. Para mí la amistad es sin duda la base del amor y creo que desde ahí, desde la amistad, debemos repensar las relaciones. Alguien me dijo una vez dos palabras que me marcaron y desde entonces me acompañan: independencia compartida. Creo que esa es la base de las relaciones. Que dos espacios completos, el tuyo y el mío, decidan en un momento determinado y en base a unos acuerdos concretos unirse mientras siguen siendo dos. Un acuerdo revisable en todo momento, en evolución continua al tiempo que evolucionan las dos partes.

Luchemos por lo que nos hace felices y por hacer felices a las demás. Seamos honestas con nosotras mismas y el resto. Respetémonos y respetemos a los otros.

Y, como dice el Relationsanarkii 8 punkter: Eso sí, luchemos por lo que realmente queremos, no simplemente contra las normas.





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