Story of (Timeless) Love: amor y erotismo en la madurez

Hace unos meses una serie de fotografías de Ken Griffiths para el Sunday Times conmovía a las redes sociales. Se trataba de una recopilación de retratos de una pareja de ancianos posando frente a su casa, durante doces meses, siempre en las mismas posiciones. Los cambios del clima, las diferentes estaciones, los efectos del envejecimiento en sus protagonistas, todos los elementos de las instantáneas, evocaban un recorrido vital compartido. Esta historia de amor incondicional se cerraba con la última imagen de la colección, la fotografía solitaria de uno de ellos ocupando el lugar del otro ausente.

Ken Griffiths
Imagen de Ken Griffiths via Indulgd

El proyecto de Griffiths generó una respuesta bastante emotiva y tuvo una amplia difusión en Internet. Justo en el mismo periodo, me encontré con otro proyecto fotográfico que trataba también el amor en nuestra etapa más adulta. ‘Timeless Love’, un trabajo de Marrie Bot, reflexionaba sobre el erotismo en la madurez a través de escenas íntimas de distintas parejas. La serie llamaba la atención sobre la realidad de la sexualidad a partir de determinadas edades, a menudo considerada un tabú social. Fue entonces cuando me cuestioné por qué obras como la de Bot pasan desapercibidas a pesar de que apelan, como la primera historia, a la complicidad del amor hasta el final.

Marrie Bot Liesbeth and Cor - Timeless Love
(Imagen de Marrie Bot via Cultura Inquieta)

«El amor durante la vejez no es repugnante o extraño, sino muy natural,
y….la gente mayor desnuda no es repelente o aterradora.» 

Marrie Bot, fotógrafa.

El contraste de la repercusión mediática de ambas propuestas es un ejemplo más de culto a la juventud que invade nuestro entorno y de cómo éste puede afectar a nuestras relaciones de pareja y generar una percepción distorsionada de nosotros mismos. El mensaje con el que nos bombardean es que para ser feliz el ideal al que aspirar es el amor romántico. Para conseguir dicho amor hay que gustar. Y lo que agrada de verdad es aquello que se enmarca en nuestra concepción social de belleza y perfección. Ninguna necesidad es más lucrativa para el mercado que el deseo de ser amado. Intentamos ser más atractivos, parecer más jóvenes, disimular lo más posible nuestros supuestos defectos y responder a las expectativas de comportamiento propias de cada etapa de nuestra vida, porque así nos aceptarán, porque así nos querrán. De esta forma, asistimos a rocambolescos fenómenos de consumo reflejo de la carrera por mantenernos jóvenes o leemos declaraciones de la veterana actriz Hellen Mirren bromeando con su decepción porque nadie hackease su móvil en el escándalo de los desnudos robados a estrellas de Hollywood (the fappening). Y es que para ser trending topic hay que ser joven y perfecto, la madurez no puede ser sugerente ni desafiante, ni mucho menos normalizarse en todas sus dimensiones.

A real woman is never too old

El sexo es el principal reclamo publicitario y aceptamos que invada la mayoría de los discursos de comunicación, pero siempre asociado a la juventud, o incluso a estereotipos irreales de la pornografía. Según aumenta nuestra edad, la atención dedicada a determinados aspectos de nuestra vida se resiente. Lo que no resulta apropiado en el escaparate en el que nos exhibimos para ser amados se silencia, se oculta. Pero resulta que como seres humanos adultos seguimos teniendo las mismas necesidades de contacto, afectividad física y autoafirmación que cuando éramos más jóvenes. Continuamos desarrollando nuestra sexualidad de la misma forma en que no dejamos de construir nuestro pensamiento a lo largo de los años. Con canas, celulitis o arrugas seguimos sintiendo la misma atracción por vivir y amar de forma plena. «Es totalmente falso y cruelmente arbitrario poner todo el juego y el aprendizaje en la infancia, todo el trabajo en la mediana edad, y todos los pesares en la vejez» afirmaba Margaret Mead. Y es necesario visibilizar tanto la ternura de la pareja de las fotografías de Griffiths como la sensualidad de las parejas desnudas de Bot porque ambas manifestaciones forman parte de la belleza de crecer y de la fascinante complejidad de las relaciones. Debemos reivindicar todo lo que somos como individuos, valorarnos a nosotros mismos como seres diversos, sin anular ninguna de las facetas que nos hacen felices y humanos. Considerar incómoda o vergonzosa la desnudez natural, la pasión, la autenticidad con todas sus imperfecciones, sin importar la edad, es condenarnos a la frustración personal y a una inútil y triste limitación del amor. Es preciso reclamar a las personas como referentes, NO a los roles, empoderar al amor real en vez de a las idealizaciones inalcanzables y dañinas. De ello depende el equilibrio de nuestras emociones y el respeto hacia nosotros mismos. Cuanta mayor comprensión haya sobre la riqueza de envejecer, mayor será la liberación de condicionamientos destructivos.

I'm nine hundred and three years old

You got a problem with that?

Terminaré con una cita de «Beginners» (2010), una película de Mike Mills en la que el padre del protagonista salía del armario a los 75 años en todo un ejercicio de valentía y buen humor. Y es que nunca es demasiado  tarde para ser uno mismo ni se es demasiado viejo para amar realmente.

«¿Ocurre de repente? Requiere mucho tiempo. Normalmente, para cuando eres real, la mayoría de tu pelo se ha caído, se te han salido los ojos y se te aflojan las articulaciones. Pero estas cosas no importan en absoluto porque eres real. No puedes ser feo excepto para la gente que no lo entiende».

(Visitado 562 veces, 1 visitas hoy)

The following two tabs change content below.

little human

2 comentarios

  • little human

    Muchas gracias por tu aportación, desde luego la asociación de la etapa adulta con nuestros padres está ahí, pero la negatividad con la que afrontamos el desarrollo de todas nuestras facetas a partir de ciertas edades está muy vinculada también con los elementos con los que se valoriza al individuo en nuestra sociedad. Es decir, creo que el tabú puede nacer de las dinámicas de esa otredad psicológica, pero la desvalorización de "ser mayor" es más fruto de esa especie de industrialización que también se cuela en nuestra vida privada."La modernidad tiende a hacer de la vejez un estigma. La vejez se desliza lentamente fuera del campo simbólico, porque deroga los valores centrales de la modernidad: la juventud, la seducción, la vitalidad, el trabajo, los resultados. Sin quererlo es una encarnación de lo rechazado, como el “discapacitado”, la enfermedad, la proximidad de la muerte o la muerte misma. (…)." En mi búsqueda de material para esta entrada me encontré con 'La sociología del cuerpo' de David Le Bretón, creo que es interesante el planteamiento, me lo leeré en cuanto pueda http://www.bioenergeticalatam.com.ar/docus/LeBreton.pdf

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Información básica sobre protección de datos Ver más

  • Responsable: Vega Pérez-Chirinos.
  • Finalidad:  Moderar los comentarios.
  • Legitimación:  Por consentimiento del interesado.
  • Destinatarios y encargados de tratamiento:  No se ceden o comunican datos a terceros para prestar este servicio. El Titular ha contratado los servicios de alojamiento web a Siteground que actúa como encargado de tratamiento.
  • Derechos: Acceder, rectificar y suprimir los datos.
  • Información Adicional: Puede consultar la información detallada en la Política de Privacidad.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Ver Política de cookies
Privacidad