Querida General Organa

Querida General Organa:

Star Wars no se hizo para mí. Nací en los 90, de padres suburbanos a los que la trilogía original les pilló mayores. Además nací en los 90 siendo una niña, así que no consideraron que La guerra de las galaxias fuera algo interesante para mí. De ti escuché hablar cuando salió la trilogía del 2000, pero sólo de tus peinados y tu traje blanco. No me sentí identificada con tu imagen, pero por mucho empeño que pusiera Padme mucho menos con ella. La trilogía del 2000 me pareció blanda, predecible, un blockbuster más.

Ojalá te hubiera conocido antes de los 10 años. Te hubiera amado-odiado a partes iguales. Tu valentía, tu arrojo, tu amor con Han Solo a regañadientes, tu «lo sé» burlón. Me hubiera imaginado siendo tu rival, tu amiga. Siendo tú.

Haberte descubierto a los 20 también ha sido una suerte. Aunque iba ya curtida de cine de autor pero también de mucho peliculón hollywoodiense, Star Wars me absorbió completamente. La forma de aunar culturas de George Lucas, su inspiración en la mitología y en el trabajo de Joseph Campbell sobre ella y, por qué no, que en 1979 hubiera una mujer autosuficiente y guerrera (aunque princesa) es fascinante. Creo que por eso me dolió tanto leer en un análisis de Star Wars desde el punto de vista del viaje del héroe que eras un acompañante masculino, literalmente según el texto, una tomboy.

Porque no, no eres la Princesa Leia. Como dice Anne Thériault no debes ser recordada como una princesa, sino como una general.

Leí la carta que Carrie Fisher te escribió. En ella habla de ti como del retrato de Dorian Gray, tú resplandeciente y blanca y ella envejeciendo e hinchándose. Pero, afortunadamente, pudo volver a interpretarte, porque sin Carrie Fisher quizás tú serías una anécdota.

Cuando fui a ver El despertar de la fuerza me retorcía los dedos buscando palomitas, pensando en si esta sería la puñalada final a la saga después de que la trilogía del 2000 la dejara agonizando. No fue así. Y no fue así, entre otros motivos, por ti.

Tú siempre has sido el corazón de la Rebelión. Con unos orígenes por un lado reales y por el otro lado perturbadores, fuiste capaz de seguir tus propias decisiones. En vez de dar tumbos de un lado a otro de la galaxia, fuiste fiel a tus ideales, a la rebelión. A diferencia de Luke, al que cada perturbación de la Fuerza le hacía cometer imprudencias arriesgadas, tú te mantuviste impasible. También sentías la Fuerza, pero sentías que la Rebelión valía más.

Leia le dice a Han Solo que deje de llamarla alteza.

Leia y Han Solo en una escena de El imperio contraataca vía Giphy

Y en El despertar de la fuerza se ve a la mujer hinchada y mayor que describe Carrie Fisher. Esa mujer que cuadra igualmente con la vida de Fisher que con la vida de una mujer cuyo hijo se ha vuelto lo que ella más podía temer, cuya relación de amor terminó, pero lo más importante: que fue dejada sola ante las circunstancias. Tanto Han Solo como Luke decidieron desentenderse del problema, cada uno a su manera.

Tú no. Tú retomaste las armas y te dispusiste a ser lo que siempre has sido: una líder. No puedo más que dar gracias a Carrie Fisher por habernos mostrado la evolución de Leia, la misma mujer fuerte y decidida que abraza con cariño y protección a la nueva generación de mujeres que se disponen a emprender la lucha. Porque sabe que no es fácil, pero que huir no es una actitud posible.

Algunos románticos dicen que la partida de Han te hizo irte. Cualquiera que te conozca mínimamente sabe que no es cierto. Cualquiera que te conozca sabría que, por mucho dolor que te supusiera, hubieras seguido siendo la líder de tu pueblo, no porque fuera lo que ellos necesitaban, sino porque era lo que tú querías. Tu papel terminó como termina el de Yoda, o el de Obi-Wan Kenobi; aquellos que saben que ya han cumplido un ciclo y necesitan descansar. Creo que en el episodio VIII haces un papelón, y estoy deseando verte, aunque sepa que vaya a ser la despedida final. Sin embargo, siempre te veré, ya sea como la princesa con moño de fallera o la general con ojeras marcadas. Me da igual, porque sé que siempre estarás. Lo maravilloso de la Fuerza es que nunca te has ido del todo.

Gracias por todo, Carrie Fisher. Gracias por todo, General Organa.

No conozco la autoría de este fantástico gif, si alguien lo conoce estaré encantada de citarle.

Ulises y Penélope: el reencuentro de OT

Hace 15 años los realities se llamaban “experimentos sociológicos”. Mantenían las mismas cuotas de pantalla altísimas que ahora, pero nadie buscaba información en Internet sobre un concursante en el modo incógnito del Chrome. Y no es porque en ese momento usáramos Explorer y el mejor buscador fuera Yahoo; no, es porque conmocionaron a la sociedad entera. Gran hermano pronto demostró que de experimento tenía lo que mezclar Mentos con Coca-Cola y se hacía incómodo de ver después de las noticias sentados en familia, pero Operación triunfo conquistó esos mismos sillones familiares.

OT generó emoción con aquellos chavales que parecían haberse bajado de un autobús desde Kansas, con su estilo medio moderno, medio bakala. OT produjo lloros en niñas de primaria que tenían que irse a dormir sin saber a quién habían nominado, que al medio día al llegar del colegio se veían el VHS grabado por sus padres, si ninguna suertuda había podido irse a dormir más tarde de las 12. OT fue el primer concierto para muchas, el primer acercamiento con el mundo fan teenager. Me pasé toda la adolescencia negando haberme comprado una bandana de Beth y escuchando música que representara mi ennui adolescente. A tu lado desde hacía mucho era demasiado optimista y descafeinado.

OT1, Operación triunfo, concursantes,

Vía El Mundo: El Reencuentro de los Concursantes de Operación Triunfo 1

Yo tenía 10 años cuando salió el primer OT. A mí me gustaba la música, jugar a hacer galas en los recreos y emocionarme tanto por algo en conjunto con tanta gente. Así que no me motivó tanto la relación Chenoa – Bisbal como las expulsiones y ver qué temas iban a cantar. Tampoco reaccioné tanto a que Chenoa y Bisbal lo dejaran como a que Rosa perdiera Eurovisión (qué lagrimones echamos unas amigas vestidas de comunión esa noche). Sólo recuerdo que ella estaba verdaderamente afectada mientras él, como Tarzán, saltaba de liana en liana televisiva.

Ahora, 15 años después, lo destacado del reencuentro no es cómo una productora jugó con las emociones de un grupo de chavales que pasaron, en palabras textuales, de no poder salir de casa por los fans a pasar desapercibidos. Cómo la gran mayoría no ha encontrado un futuro en la industria musical y se limitan a sobrevivir mientras los productores amasaron dinero.

No, la gran conclusión es la “cobra” de Bisbal a Chenoa.

Imagen obtenida de "Cuore": Bisbal, Chenoa, la cobra y el otro ángulo de cámara (http://www.revistacuore.com/ocio/television/noticias/bisbal-chenoa-la-cobra-y-el-otro-angulo-de-camara)

Vía Cuore: Bisbal, Chenoa, la cobra y el otro ángulo de cámara

Da igual que haya salido otro plano, otro vídeo, una declaración jurada en un estrado de los Estados Unidos. No, queremos ver a Chenoa como alguien devoto de amor más de diez años después, alguien que sigue esperando las migajas de Bisbal al que describen como jugando con ella a su antojo. El público quiere etiquetar a Chenoa en Penélope, en la mujer que siempre ama y espera por mucho daño que le hayan hecho, en disculpar que no haya tenido tiempo de llamarte en dos semanas pero sí de irse de fiesta con sus colegas, en que te proponga una relación abierta pero se enfade si te has whatsappeado con otro, en que te deje colgada con los niños para coger un ascenso laboral que el único beneficio que va a repercutir es quitarle marrones a él en casa. Pero tú lo toleras, porque en el fondo le amas, y ese amor te redime, y te da la compasión de los otros. Eres una buena mujer, no como esas que en los divorcios arramplan con todo. Eres una buena mujer porque amas y esperas.

De él se dice que no se ha comportado bien. Así, como hablarías de Pablo Escobar o Walter White porque la serie te ha llevado a empatizar con narcotraficantes. Con la boca pequeña, porque en el fondo te cae bien. Le disculpas. Le entiendes o le envidias. Él ha triunfado, y el resto sale cantando con ropa hortera y petacas que no terminan de funcionar mientras él brilla en el escenario.

Bisbal era un cantante de orquesta que entró en el casting de OT porque le convenció una novia. Una novia que le amaba y le esperaba pacientemente para las visitas de la academia. Una novia de la que prácticamente no trascendió el nombre, porque rápidamente surgió su historia de amor con Chenoa. “Qué bonito”, pensó mi yo de 10 años, y supongo que el yo de mucha gente más. Porque la historia fue un boom.

Tan poco acostumbrados entonces a los realities, creo que ninguna nos podíamos plantear que Bisbal, debajo de los rizos, podía ser un tío muy listo, que sabía que la popularidad amorosa dentro de la academia podía aumentar el share del programa y su propia cuota de popularidad y llevarle a la final. Aunque la historia de superación de Rosa nos tocó a todos la fibra y eso desplazó su romance. Porque, afortunadamente, todos preferimos ser la mejor versión de nosotros mismos que un rollete apasionado.

Y tal y como vino, su amor con Chenoa se fue. Chenoa salió verdaderamente afectada en los medios y él siguió. Siguió con otra, siguió con una carrera musical con grandes hits, y siguió con la fama. Alguien dirá “quien a hierro mata a hierro muere”, pero ser la mujer que espera y ama significa también verse superada por el amor correspondido, que debe ser aceptado a cualquier coste. Además, que yo sepa las parejas son decisiones de dos, y dejarlo o engañar probablemente de uno.

Así que Bisbal triunfó, y Chenoa creo que está de jurado en Tu cara me suena. No sé que ha hecho en estos últimos años, pero supongo que este programa es su logro más reciente desde OT. Me alegro por ella. Bisbal desarrolló una carrera prolífica, ha salido con supermodelos y se comió el escenario en el concierto. Con la historia de la famosa cobra sí se ha comentado que igual su comportamiento no fue el más adecuado, que igual le perdió la ambición, pero nadie ha pensado que diez años después tenga historias que superar de OT.

Sin embargo, seguimos dando por hecho que Chenoa sigue estancada en esa ruptura tan inesperada. En la Odisea, cuando Ulises vuelve Penélope ha hecho su propio viaje sin salir de casa. Ella ha crecido en su telar, ha tomado sus propias decisiones, cuando Ulises aparece se encuentran dos extraños. Pero preferimos la Odisea Disney, donde Penélope espera como el primer día. Porque eso hacen las mujeres que aman de verdad. Porque Chenoa era una chica simpática, porque hacían una pareja muy bonita para ponerla en la carpeta, porque Chenoa era una buena chica, y las buenas chicas aman para siempre.

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Vía Vanitatis: «Chenoa confiesa cómo vivió su historia de amor con Bisbal en Operación triunfo«

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