Por qué [no] necesito el feminismo

De un tiempo a esta parte, el vídeo de la canadiense Lauren Southern titulado Por qué no necesito el feminismo (Why I don’t need feminism) se ha hecho muy popular en las redes, a raíz de una foto que subió hace algunos años. Ya existe alguna respuesta a este vídeo, pero algunas mujeres (de cuyos nombres no quiero/puedo acordarme) estuvimos reflexionando sobre esto y creo que si no se publica, reventamos. Va con cariño para Lauren y, sobre todo, por y para ellas.

Respuesta a Lauren Southern

Esta es la foto que Lauren subió a su página en Tumblr

Esta chica se ha dedicado a desmontar el feminismo con argumentos que lo convierten en un movimiento cómplice o, como mínimo, observador pasivo de los problemas de los hombres. Todo su discurso se articula en esta línea a lo largo del vídeo, cuyo lapidario pistoletazo de partida es que el feminismo no es un movimiento que busque la igualdad, entre otras cosas porque no hay una representación igualitaria de los problemas de ambos géneros. Bueno. Respondamos por enésima vez a esta creencia, remarcando en primer lugar la confusión entre los términos igualitario y equitativo, y aclarando la confusión existente.

Según Lauren Southern el feminismo no es un movimiento que busque la igualdad. Clic para tuitear

El feminismo defiende los derechos de la mujer (género tradicionalmente oprimido) con el fin de igualarlos a los del hombre (género tradicionalmente opresor). No hay una representación equitativa de los problemas de ambos géneros porque los problemas, su calado, su amplitud, su trasfondo, su gravedad, no son iguales. El feminismo es, por lo tanto, un movimiento igualitario pero no equitativo. ¿Se traduce esto en la pretendida invisibilización de los problemas masculinos? No. ¿Se traduce en la lucha por los derechos que el machismo lleva siglos arrebatando? Sí. Punto.

Continuemos. El vídeo habla después de la cifra de hombres violados en las prisiones de Estados Unidos. Lo cierto es que desconozco la fuente de donde se han extraído estos datos, así que es tan difícil verificarlos como contrastarlos. Con la misma fiabilidad se podría decir que prácticamente la totalidad de esas violaciones han sido ejercidas por hombres (puesto que las prisiones son espacios no mixtos), así como hacernos una idea aproximada de las violaciones ejercidas por hombres en las cárceles de mujeres (sobre lo cual jamás se darán datos oficiales porque supondría señalar con el dedo a los funcionarios que trabajan en ellas). Y eso por no hablar del número de violaciones producidas en el ámbito doméstico que no son denunciadas por miedo, o las debidas al fenómeno denominado trata de blancas, el tercer negocio más rentable del mundo por detrás de la venta de armas y del narcotráfico, y cuyas víctimas son mayoritariamente mujeres y menores, en una proporción aproximada del 80%.

Según Lauren, las feministas guardan silencio sobre el tema. Sin embargo, en 2003 en Estados Unidos el feminismo lideró una coalición que defendía el Prison Rape Elimination Act of 2003 (Ley por la Eliminación de las Violaciones en Prisión). Más tarde, en 2011, la Feminist Majority Foundation estuvo luchando por cambiar la definición de violación para que esta incluyera como víctimas a los hombres (que antes no estaban incluidos) pero también otros tipos de violación, en una campaña llamada Rape is Rape. No sé si silencio es la palabra que mejor define lo que hacen las feministas con respecto de esto.

La violencia de género es siempre la ejercida contra una mujer por parte de un hombre. Clic para tuitear

Siguiente lanzamiento de datos aleatorios: Casi la mitad de las víctimas del abuso doméstico en Estados Unidos y Canadá son hombres. De nuevo me gustaría empezar aclarando la diferencia entre la violencia de género (la ejercida contra una mujer por parte de un hombre que sea o haya sido su cónyuge o a la que le haya unido una relación de afectividad, según el Instituto Nacional de Estadística) y la violencia doméstica (toda violencia ejercida por un hombre o por una mujer hacia cualquier persona de las recogidas en el artículo 173.2 del Código Penal –descendientes, ascendientes, cónyuges, hermanos, etc.– a excepción de los casos específicos de violencia de género). Es decir, que de todos los datos que voy a enumerar a continuación habría que hacer el análisis correspondiente solo en términos de violencia de género para ver el número exacto de mujeres que mueren a manos de sus maridos, exmaridos, novios o exnovios.

Habría que explicar también la diferencia entre la violencia situacional de pareja (que, efectivamente, ambos géneros ejercen por igual, pero se da en situaciones puntuales y generalmente es el resultado de una discusión, por lo que no es representativa de la violencia crónica o sistemática) y la violencia sistemática (que incluye actos cotidianos de control mediante la coacción activa o coercitiva, tanto por motivos económicos como sentimentales, sexuales, psicológicos, etc., que son los que suelen acabar en el asesinato o daños psicológicos irreversibles y el reflejo inmediato de la estructura social). Dicho lo cual, en este caso tampoco se dan a conocer las fuentes. Sin embargo, el Bureau of Justice Statistics (portal estadístico del Departamento de Justicia de los Estados Unidos), empleando como fuente el national crime victimization survey, presenta alguna comparación con un porcentaje parecido a este en alguna de sus tablas. El peligro de no contextualizar las estadísticas es una posible interpretación incorrecta. Expliquemos con datos, que de datos va el asunto:

Efectivamente, en el ámbito familiar, un 42,5% de las víctimas mortales entre 2003 y 2012 fueron hombres, mientras que el 57,5% fueron mujeres. Sin embargo, un estudio del mismo BJS afirma que el 81% de las denuncias en los 75 estados más grandes del país fueron puestas contra hombres. Además, el equilibrio entre los porcentajes de ambos géneros se da (y me avergüenza tener que escribir esto) por la muerte de menores: el 50,8% eran hijos y el 49,2% eran hijas, mientras que la relación de víctimas entre los cónyuges fue del 19% de maridos y 81% mujeres. Esto quiere decir que un alto número de asesinatos se produjo por parte del padre de familia hacia el resto de sus miembros. Esto no ocurre solo en Estados Unidos. En España, según datos del INE, de las 34.407 denuncias por violencia doméstica en 2014, 31.538 víctimas eran mujeres. En los años anteriores los números son muy similares. Me parece triste y patético justificar cualquier violencia equiparando datos, pero ya que es el argumento espada de los detractores del feminismo, equiparémoslos de forma justificada.

Para seguir con el diluvio estadístico de fuentes desconocidas, en el vídeo nos encontramos con que el 80% de los casos de suicidio son hombres, así como el 92% de las víctimas de muertes laborales, el 97% de las muertes durante las guerras y el 77% de las víctimas de homicidio. En los casos de suicidio es difícil señalar un culpable, siendo que la mayoría de ellos, sin embargo, son propiciados por la presión de la sociedad, según estudios de la OMS. Una sociedad dominada por el patriarcado. El hecho de que la mayoría de las muertes laborales y las muertes durante las guerras sean de hombres tiene una explicación tan sencilla como que los puestos de mayor riesgo laboral han estado tradicionalmente destinados a los hombres, y los ejércitos son nutridos en grandes proporciones por hombres (desde los gobernantes que las lideran hasta los soldados rasos que las luchan). Por último, de nuevo el Bureau of Justice Service afirma que, entre 1980 y 2005, el 90% de los asesinatos fueron cometidos por hombres. No añadiré nada más.

Los hombres son obligados a cumplir estándares sociales. ¿Quién les obliga? El patriarcado. Clic para tuitear

El vídeo clama que los hombres son objetivizados, violados, maltratados y obligados a cumplir estándares sociales igual que las mujeres. Bueno, en términos estadísticos no es igual, pero dejémoslo en que también son víctimas, como las mujeres. ¿Víctimas de quién? ¿Quién les obliga a cumplir esos estándares? El patriarcado. La industria, las guerras, la economía mundial, los roles, el autoritarismo, todo, está impuesto por una sociedad dominada por los hombres.

Lauren también se queja de que, en caso de divorcio, probablemente ella se quedaría con la custodia de sus hijos. Sí, esto es así porque lo normal en caso de divorcio es que sean lxs propixs progenitorxs quienes lleguen a un acuerdo, y generalmente la madre se queda con la custodia porque ella es quien carga con la mayor parte de la responsabilidad. Socialmente, a la mujer se le asigna el rol de cuidadora que asume la maternidad y al padre el rol de ciudadano que contribuye económicamente a sustentar a la familia. Es precisamente contra estos roles (entre otras cosas) contra lo que lucha el feminismo. Así pues, lo mejor que pueden hacer aquellos padres que quieran asumir el rol de la paternidad es unirse al feminismo, pues sus luchas son convergentes en este punto. Aunque la realidad legal es que no hay ninguna premisa, doctrina, ley o jurisprudencia que adjudique la custodia a la madre de forma sistemática. porque todxs somos iguales ante la ley. En el Código Civil Español, por ejemplo, todxs figuramos como progenitorxs y/o cónyuges.

Respuesta al vídeo de Lauren Southern

Captura del vídeo de Lauren Southern,Why I don’t need feminism

Por si la ración de datos aleatorios y de origen desconocido nos había sabido a poco, el vídeo continúa: Como mujer, recibiría la mitad de la condena por cometer exactamente el mismo crimen que un hombre. Literalmente, no se qué decir a esto. ¿En qué prisión? ¿En qué Estado? ¿Según qué ley? ¿Con antecedentes? ¿Sin ellos? ¿De qué crimen está hablando? No se sabe. No se sabe si es cierto o si no, si ha descontextualizado las estadísticas como ha hecho con las víctimas de la violencia doméstica, si se lo ha inventado, si es una información maquillada… No se sabe nada. No me romperé la cabeza preguntándome más acerca de este fenómeno inaudito de la justicia. Aún así, añadiré que con respecto al sistema de encarcelamiento hay una gran cantidad de mujeres feministas que luchan porque este sea honesto y justo. Algunas de ellas son Angela Davis, Sarah Lamble o Julia Sudbury.

Si acuso a alguien de violarme, me tomarían en serio. Y no se reirían de mí por no ser lo suficientemente masculina. No se por qué a estas alturas sigo sorprendiéndome. Suponiendo un mundo idílico en el que siempre te tomaran en serio por ser mujer y decir que has sido violada (¿Cómo ibas vestida?; Algo habrías hecho; Darías a entender que tú también querías; No fuiste lo suficientemente clara; Es tu novio, ¿cómo te va a haber violado?; y así podría seguir hasta el infinito), puede que sí se riesen de ti por ser un hombre violado… El patriarcado y los estereotipos que este impone. Las mujeres, como potenciales víctimas de una violación en mil millones de situaciones diferentes, generalmente no ridiculizamos a la persona agredida. Generalmente. Claro que puede pasar, pero no es lo normal. Por esta regla de tres, por cierto, es muy probable que como mujer seas ridiculizada si no eres lo suficientemente femenina.

¿Cómo ibas vestida?; Algo habrías hecho; No fuiste clara; Es tu novio, ¿cómo te va a haber violado? Clic para tuitear

Otro asunto que preocupa a Lauren es la falta de asistencia a los hombres en caso de violencia doméstica. El hecho de que las campañas de apoyo estén mayoritariamente dirigidas a ellas tiene una explicación lógica en base a la sociedad en la que se dan: el modelo de familia que aún impera responde al modelo tradicional. Volvamos a explicar este punto, que por lo visto no es tan evidente: la mujer cuida de la casa y los niños y (en menor medida, pero también) depende económicamente del hombre. Esto acorrala a la mujer en una situación que dificulta mucho dejar la casa, pues ella es la responsable de los hijos, y esa baza podría usarla el maltratador en su contra, tanto por medio de una estrategia victimista, como de indefensión o como amenaza. En el caso contrario, un hombre tiene más accesos y facilidades para abandonar el hogar, en tanto que es económicamente más independiente y domésticamente menos responsable.

De todas formas, de nuevo la realidad legal es diferente, porque la Ley de Violencia Contra las Mujeres que se aprobó en 1994 ampara tanto a hombres como a mujeres dado que, como se ha mencionado anteriormente, todxs somos iguales ante la ley.

Lauren también está convencida de que como mujer, es más probable que obtenga un puesto en el gobierno o en el ejército a pesar de no estar cualificada, solo para que cumplan una cuota de igualdad. Ay diosas, mi capacidad de asombro está rebosada. Ya no me cuestiono qué le habrá llevado a Lauren a hacer semejante afirmación, así que me limitaré a explicarla: las cuotas de igualdad existen porque existe la desigualdad en las plantillas (la propia frase de Lauren admite que esto es así). A pesar de que más del 50% de la población mundial es femenina, su representación en las empresas y en los puestos de trabajo no es ni proporcionada ni mucho menos igualitaria. Esto no quiere decir que una mujer tenga más posibilidades de ser contratada a pesar de estar menos cualificada (¿Pero dónde está la relación entre ambas cosas? Es que de verdad, de verdad que no la encuentro), quiere decir que EL NÚMERO DE CANDIDATAS A UN PUESTO AUMENTARÁ, aumentando así el abanico de mujeres, capacitadas en mayor o menor medida, a las que se entreviste. A esto se le llama discriminación positiva, no «teregalounpuestoporsermujer».

Y por último, sí Lauren, el feminismo considera que nacer hombre en un sistema dominado por los hombres te concede ciertos privilegios inherentes. Esto no significa que todos los hombres hagan uso de forma deliberada de sus privilegios, ni que las feministas odien a los hombres. Significa que los hombres son privilegiados por poder vestir lo que quieren. Son privilegiados por poder andar por su barrio sin miedo a ser violados. Son privilegiados porque siguen ganando más que nosotras, siguen teniendo más oportunidades que nosotras. Y, sobre todo, porque son ellos los ACTORES, no nosotras. Ellos son quienes se matan, quienes se exigen, quienes se apuntan al jodido ejército. Y quienes nos matan y nos exigen a nosotras. La violencia ES machista porque es ejercida por un macho, y es ejercida porque no encajas en sus cánones patriarcales. O porque él encaja demasiado bien.

El feminismo no compadece a la víctima; ataca al agresor.

El feminismo no los quiere muertos; nos quiere vivas.

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