Amor romántico: qué es y cómo contribuye a nuestra idea de amor
Hace unos días vi la película A tres metros sobre el cielo, protagonizada por María Valverde y Mario Casas, basada en el libro de mismo título y que narra la historia de amor adolescente entre Babi y Hache. A pesar de que la película parece la inocente historia de dos adolescentes enamorados, en realidad es violencia disfrazada de romanticismo, en la que se ve cómo Hache no duda en humillar y violentar a Babi para intentar que ella se fije en él, y Babi se enamora perdidamente de él a pesar de todo lo que la hace pasar.

Esta es una de las muchas historias que podemos encontrar en el cine, los libros, las canciones y que contribuyen a crear la concepción social que tenemos del amor y de las relaciones de pareja. Sin embargo que esta visión esté plagada de violencia puede ser una idea inquietante ya que eso contribuye a que las relaciones sean desiguales y fomente comportamientos tóxicos. Para entender qué mecanismos hay detrás de todo esto hay que hablar del amor romántico, de qué es y de cómo ha ido moldeando la idea que tenemos de las relaciones amorosas en la sociedad occidental.
¿Qué es el amor romántico?
El amor romántico podría definirse como la concepción del amor actual en nuestra sociedad y que sirve de modelo a la hora de establecer las relaciones de pareja, así como a la idea que se tiene de estas. El amor romántico se basa en la pareja monógama y heterosexual, en la institución matrimonial y en la familia nuclear.
Cuando decimos que el amor romántico se basa en la heterosexualidad queremos decir que la idea de pareja que tenemos es aquella formada por una mujer y un hombre, en esto no hay más que ver los medios de comunicación y culturales, donde habitualmente las parejas que se representan son heterosexuales. Asimismo, se considera que las parejas tienen que ser monógamas, no se contempla la posibilidad de otros modelos como las relaciones abiertas o el poliamor. Esto se debe en parte porque se espera que las parejas en el futuro consoliden su relación a través del matrimonio y la familia nuclear (aquella formada por un padre, una madre y los hijos e hijas).
El patrón chico/a conoce a chica/o, se enamoran, lo pasan mal porque su amor es complicado, para finalmente terminar juntos, casarse y formar una familia ha sido repetido desde los cuentos infantiles acabados con la famosa frase se casaron y comieron perdices, hasta la actualidad, en diferentes historias, independientemente de su origen y de su género. Esta estructura es la base de las películas románticas, entre ellas las orientadas al público adolescente, muy sensible a las historias que se muestran en ellas ya que son su modelo a seguir.
Mitos del amor romántico
El amor romántico alimenta, y a su vez se basa, en una serie de mitos como los celos, el del amor verdadero que es para siempre, que el amor lo puede todo, la media naranja y un largo etcétera. A través del amor romántico se ha creado la idea en el imaginario colectivo de que somos seres incompletos que vagamos a lo largo de nuestra existencia para encontrar una pareja, para encontrar ese amor verdadero que nos complete y de sentido a nuestra vida. Asimismo, según la visión actual de las relaciones, una vez tenemos pareja esta tiene que ser el centro de nuestra vida, es lo más importante que tenemos y por ello debemos hacer todo lo posible por mantener el amor incluso cuando es dañino para nosotros.
Todo esto contribuye a crear una imagen irreal e inalcanzable del amor que únicamente crea frustraciones, como el no tener pareja y por lo tanto pensar que algo está mal con nosotros mismos o que la relación no sea esa montaña rusa de emociones que nos imaginamos y nos parezca que no es amor de verdad.
Del amor a la violencia
También contribuyen a crear una idea nociva de amor que genera violencia. En el amor romántico la pareja es similar a una propiedad privada ya que el propio modelo crea una idea de pertenencia, de ahí la justificación de los celos como símbolo de amor. Es muy peligroso ver a la pareja como un objeto y no como un ser humano con plenas facultades de decisión y de relación, lo que fomenta el control y los celos, siendo esta la idea que se esconde detrás del maltratador que mata a la mujer con la justificación de que “era mía”.
Todo el mundo tiene inseguridades y al haber sido educados en este modelo relacional es normal sentir celos, la diferencia radica en cómo se gestionan esos celos: se puede intentar hablar con la pareja explicándole la situación emocional, pero sobre todo debemos entender qué nos genera esos celos para poder resolverlo y comprender que no somos los dueños de nadie y que nuestra(s) pareja(s) tiene(n) derecho a relacionarse con el resto del mundo.
Igualmente, habría que erradicar la idea de que el amor todo lo puede. No, no es así, el amor no puede con todo ni es para siempre. Que una relación se termine no es un fracaso, es simplemente que se ha acabado, y eso no implica que sea algo malo. Tampoco hay que fomentar la idea de que el amor hay que cuidarlo incondicionalmente. No se tiene que estar en una relación que provoca sufrimiento, ya que esto indica que no es una buena relación y por lo tanto es mejor acabar con ella en cuanto se pueda, aunque no sea algo fácil y si no somos parte de ella intentar ayudar a aquellas personas que estén en una relación de maltrato.
¿Qué podemos hacer al respecto?
Tras todo esto podemos pensar que en nuestras relaciones no reproducimos, o lo hacemos ligeramente, todo lo dicho anteriormente. Sin embargo, vemos que las cifras de violencia de género cada año aumentan entre los más jóvenes, quienes reproducen los patrones del amor romántico. Por ello es fundamental que a través de la cultura y la sociedad se generen modelos más sanos, que reflejen relaciones de pareja que no fomenten los estereotipos de género ni refuercen los mitos del amor romántico.
Todo esto pasa por crear nuevas historias con nuevos referentes, que incluyan la representación del colectivo LGTBI+, así como nuevos modelos que reflejen relaciones más equitativas en las que el amor no sea algo idealizado y deformado, sino un sentimiento positivo compartido y disfrutado, que no genere sufrimiento y violencia y que nos permita ser un poco más felices. Asimismo que se muestren otros tipos de amor, a los amigos, a la familia, a uno mismo, que también son fundamentales para el desarrollo personal. Construyendo nuevas formas de ver y entender el amor se podrán desarrollar relaciones más positivas que, apoyadas a través de la cultura y la sociedad, permitan crear lazos más fuertes y sanos.


La chica de las lentejas

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Wow, bastante bueno, me ha servido de mucho, gracias 🙂
¡Gracias por leernos! 🙂
Un articulo genial, muy bien explicado de manera clara, gracias por sacar a la luz este tema y asi empezar a remover consciencias!
Muchas gracias por tu comentario, Yaiza, nos alegra que te haya gustado el artículo 🙂