404, la fractura de la espera
Sepas o no lo que significa exactamente, el 404 es un error informático que existe y seguro que te lo has encontrado más de una vez. A grandes rasgos es que la comunicación con la página que buscas se puede realizar, pero la información que contiene no existe o no se encuentra. Un enlace en mal estado, en resumidas cuentas. El cortometraje va precisamente de eso, de una comunicación que de hecho se produce, pero que no llega donde debería llegar.
Dentro del proyecto Números, el cortometraje 404 explora la forma actual en la que nos comunicamos. Y cómo la tecnología aparece como mediadora en las relaciones de pareja. Te acerca a la posibilidad de retener los impulsos, a la rectificación reflexiva de un mensaje de texto, al cambio de conversación, a los silencios. Reflexiona sobre la facilidad de sincerarse sin la interpelación de una mirada, cuando los canales de la empatía se pueden anular leyendo dos de cada tres palabras. Sobre la unidireccionalidad de los mensajes.
Pero dentro de la pieza hay tres elementos que llaman poderosamente mi atención. Por una parte, la competencia digital de las mujeres y si profundizar en ella puede darnos ventajas en algunos ámbitos de nuestra vida. Y por otra, dos pinceladas que recorren el personaje de Eva: la visibilización del alcoholismo y la ruptura del ciclo de la espera.
Me explico, lo prometo. Vamos por partes.
En defensa de romper con tu pareja por WhatsApp
Toda la vida nos han dicho que las relaciones hay que terminarlas cara a cara. Que hay que quedar con la pareja para volver a tener una discusión que ya has tenido por teléfono. Y nos han reprendido en numerosas ocasiones por decir a través del móvil algo que resulta le molesto a la otra persona (véase «acabo de descubrir que me has mentido» o algo similar).Pero resulta que la mediación tecnológica evita todo componente corporal y eso, a veces, es una ventaja que no puedes tener en otra situación. Evitar el cuerpo es evitar y esconder el tono de voz. Es anular la posibilidad de contacto físico. Es la oportunidad de no leer la respuesta, si no quieres. Y es, en último término, suprimir la posibilidad de una agresión corporal.
Todo esto ha sido siempre de cobardes (a la vez que nos han dicho continuamente que el cementerio está lleno de valientes), pero es sin duda una ventaja que podemos y debemos aprovechar.
Si, como se ve en el corto, que Pablo no llama a Eva para charlar un rato, para decir te quiero… Eva está completamente legitimada a terminar con Pablo por los mismos medios. «Me pregunto si te hubiese temblado la voz» es la imagen misma de la venganza.
Un arma en mano de las mujeres
La brecha digital que años atrás era muy significativa entre hombres y mujeres, en los estudios estadísticos actuales se ha reducido considerablemente.
Sería interesante plantearnos si las mujeres estamos adquiriendo mayor dominio de las nuevas tecnologías y si esto no nos beneficia a la hora de abordar un tema complejo como es el poner fin a una relación. La posibilidad de anular la disposición corporal, el tono de voz y en términos más extremos, el peligro a una agresión. Huir en el sentido más amplio de la palabra.
Dibujando una Eva poco convencional
El personaje de Eva rompe con el papel tradicional de las princesas de cuento. Al principio del corto Pablo, el príncipe que en pos de un ascenso social, económico y profesional acepta las condiciones de movilidad que su trabajo como ejecutivo le propone, le explica a Eva que «a partir de ahora funciona así». Le pide que espere, que espere a que vuelva, a que vuelva cada vez que salga de viaje. Que espere a Bonny, el perro que, por supuesto, es solo de ella, aunque vivan los tres juntos.
Las mujeres hemos sido educadas para esperar. Esperar en casa sin resistirnos. Sentirnos abandonadas. Y explotar por ello. Porque también nos han educado para eso. Para vivir la distancia como un abandono. Pero Eva rompe el círculo de las reconciliaciones. Un punto de no retorno. Probablemente porque Bonny volverá cuando le parezca y porque Pablo hará lo mismo.
Por una vez es Eva quien bebe para superarlo. Tan acostumbrados que estamos a ver en los relatos que son ellos quienes tienen mayor prevalencia al alcoholismo cuando la realidad les supera. Porque también eso es un comportamiento culturalmente masculino.Sin embargo es ella la que dice que está cansada de esperar, que está borracha, que está cansada que Pablo se esconda tras una pantalla para no afrontar los problemas que tienen en la pareja. Ella le lanza un certero «no quiero escuchar lo que vas a decirme sino ver cómo lo dices», pero los kilómetros de distancia y los interminables minutos de espera los separan.

Ana Gonzalez

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