Virginia Woolf

El pasado 28 de marzo se cumplieron 75 años desde la muerte de Virginia Woolf. Sus textos, sin embargo, son imperecederos. Aunque no cabe duda de que hemos avanzado mucho en las últimas décadas, tampoco cabe duda de que queda mucho por hacer. Y es, por ejemplo, cuando leemos relatos escritos hace tanto tiempo, cuando nos damos cuenta.

Adeline Virginia Stephen (más conocida como Virginia Woolf) denunciaba en 1929 el hecho de que las mujeres no podían disponer en muchos casos una habitación propia, imprescindible para escribir. No tenían independencia económica. Y tampoco eran, en definitiva, valoradas igual que los hombres, como no lo eran sus escritos.

Virginia Woolf vía Deviantart

Virginia Woolf vía Deviantart

Woolf escribía:

Me aventuraría a decir que Anon, que escribió tantos poemas sin firmarlos, era a menudo una mujer. (p.37)

Nunca lo sabremos. Pero sí sabemos que, a día de hoy, el trabajo de las mujeres no se reconoce -ni salarialmente ni a nivel valorativo- en la misma medida que el de los hombres. Sabemos que solo unas pocas mujeres ocupan altos cargos. Que el techo de cristal es una realidad muy visible. No habría sido extraño que muchas mujeres, sabedoras del rechazo que generaría hacia su libro ver su nombre de mujer en la portada, decidieran sacar a la luz de forma anónima su obra. De hecho es algo que seguimos viviendo: J. K. Rowling escondió su nombre tras sus iniciales cuando sacó Harry Potter por recomendación de sus editores.

Ser mujer no está de moda. Y menos aún decir esto, decir que el feminismo sigue siendo enormemente necesario. Que hay que continuar la labor de denuncia de Virginia y de tantas otras mujeres a lo largo de la historia. Mujeres cuya lucha ha permitido que hoy podamos expresarnos políticamente, abortar o no hacerlo según sea nuestra voluntad o tener nuestra propia habitación, nuestros propios ingresos nuestros textos publicados con nuestro nombre en la portada.

La historia de la oposición de los hombres a la emancipación de las mujeres es más interesante quizá que el relato de la emancipación misma. (p.41)

Hace unos días, uno de mis artículos recibía un comentario de un chico que decía haberse sentido excluido al ver la última película de Star Wars: el despertar de la fuerza. Para él, los personajes masculinos de la entrega eran «planos» y creía estar viendo «una película de Barbie». Déjame contestarte desde aquí y decirte que nosotras tenemos que soportar película tras película ser «la» mujer de la película. La única. Frente a los variados personajes «planos» que aparecen en Star Wars-Barbie, las mujeres somos representadas a menudo en la ficción como una única mujer que, por supuesto, no puede condensar la enorme diversidad del género femenino y acaba siendo, por tanto, un personaje enormemente estereotipado, en lo que se conoce como «El principio de la Pitufina«. Déjame pedirte un esfuerzo de empatía, porque si tú te sientes excluido viendo una película, imagínate cómo nos sentiremos nosotras viendo tantas otras. O caminando por la calle. O en una discoteca. O incluso en nuestro trabajo, nuestra asamblea o nuestra casa. Permíteme decirte que, si el feminismo de Star Wars te ofende, más nos ofende a nosotras que te ofenda. El feminismo no es ofensivo. Las mujeres empoderadas no son ofensivas. El machismo es ofensivo. Y mata.

Woolf hablaba de «hombres sin más calificación aparente que la de no ser mujeres». Esos que parece que saben más y tienen mucho más que decir que tú, mujer, por el hecho de ser leídos como hombres. Y quedan muchos.

Por esto, hoy, quiero reivindicar, como hizo Virginia, el feminismo:

Porque aquí nos acercamos de nuevo a este interesante y oscuro complejo masculino que ha tenido tanta influencia sobre el movimiento feminista; este deseo profundamente arraigado en el hombre no tanto de que ella sea inferior, sino más bien de ser él superior […]. (p.73)

Porque cada vez que rechazas el feminismo y dices que «lo importante son las personas» o que «debería llamarse igualitarismo» estás rechazando y dando la espalda a un movimiento que reivindica eso. Precisamente, lo importante son las personas, así que ¿por qué tanto rechazo? ¿Porque «te sientes excluido»? Las mujeres estamos verdaderamente excluidas (como lo están otros colectivos como las personas migrantes, las trans, las homosexuales, etc.) así que intenta mirar dentro de ti y pregúntate si nosotras queremos excluirte o lo que temes es perder tus privilegios.

Puedes leer Una habitación propia aquí.

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Coordinadora de este proyecto. Socióloga feminista y correctora de textos. Escribo y leo para entender mejor la sociedad y a mí misma.

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