Quiéreteme no te quiere

#Quiéreteme no te quiere

Enero llegó y nos trajo de vuelta el frío y las rebajas. Los telediarios abrían una vez más con esa imagen, que empieza a tener algo de obsoleta, de la gente agolpada frente a las puertas del Corte Inglés de Preciados esperando para pasar en tropel y hacerse con las mejores gangas.

Durante la sobremesa de un día cualquiera, la televisión suena de fondo: Quiéreteme, date un capricho amor. Quiéreteme, ponte guapa por favor. Quiéreteme, es hora de pensar en ti… Esa melodía se cuela por los oídos casi sin darte cuenta, evocando sensaciones de alegría y optimismo. En el siguiente acto estás con el móvil entre las manos y tecleando. Esperando encontrar productos que llamen tu atención. Porque te lo mereces, porque lo vales, porque te quieres.

Sin duda la cadena del triángulo verde ha ideado un spot muy pegadizo y efectivo. Seguro que podéis tararear la musiquilla sin pensarlo demasiado. Apuesto a que tampoco ha pasado desapercibida la palabra insignia de la campaña.

Quiéreteme parece una mano tendida que invita a mimarse. Pero en realidad resulta ser como un caramelo envenenado. Quiéreteme no significa que te quieras a ti. No se trata del amor que una se profesa a sí misma porque sí. Quiéreteme es sentir insatisfacción y comprar con la esperanza de que se disipe. Es ponerte guapa, arreglarte… pero nunca pensar que eres guapa sin más.

Quiéreteme es un imperativo curioso. Nos da y nos quita a la vez. Sugiere que nos queramos a modo de consejo, pero se retuerce al final añadiendo un -me. Pidiéndonos para sí aquello que nos había regalado al principio. Quereos, pero para mí, parece decirles el joven de traje gris a las muchachas del anuncio.

Quererse para una es un acto demasiado egoísta y poco atractivo para una campaña comercial. Hay que quererse con el fin de agradar y gustar. Tú preocúpate solo de sonreír. 

Quiéreteme implica no podernos querer como nos dé la gana, sino de una forma concreta. Aquella que nos sugiere todo un  sistema muy bien ensamblado.

Por ello, quiérete sin -mes y sin más. Quiérete solo, sin aditivos. Cuando estés sola o acompañada. Quiérete para ti. Porque sí, sin necesidad de ponerte guapa o atractiva o moderna o elegante. Quiérete cuando te apetezca y porque te apetece.

Sobre todo, quiérete después de que el subidón provocado al comprarte ese abrigo en las rebajas se haya ido. Quiérete cuando no tengas dinero para gastar en las tiendas, o cuando no lo quieras gastar y todo te incite a que lo hagas. O cuando al hojear un catálogo de moda pienses en todo lo que deberías cambiar en ti. Entonces quiérete, no por lo que puedas llegar a ser o por lo que un día fuiste, sino por lo que eres.

(Visitado 929 veces, 1 visitas hoy)

The following two tabs change content below.

Nerea Velázquez Berrio

Socióloga. Doctorándome en Estudios Feministas y de Género en UCM.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Información básica sobre protección de datos Ver más

  • Responsable: Vega Pérez-Chirinos.
  • Finalidad:  Moderar los comentarios.
  • Legitimación:  Por consentimiento del interesado.
  • Destinatarios y encargados de tratamiento:  No se ceden o comunican datos a terceros para prestar este servicio. El Titular ha contratado los servicios de alojamiento web a Siteground que actúa como encargado de tratamiento.
  • Derechos: Acceder, rectificar y suprimir los datos.
  • Información Adicional: Puede consultar la información detallada en la Política de Privacidad.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Ver Política de cookies
Privacidad