Los estereotipos dañan la carrera científica de las mujeres
El pasado mes de septiembre «Materia«, la sección de ciencia de El País, publicó una noticia que me indignó, y mucho. Es la de que «El 63% de los españoles cree que las mujeres no valen para científicas de alto nivel«. Me cuesta trabajo creer que, en pleno siglo XXI, aún haya tanta gente marcada por este estereotipo. Porque, como dice la bióloga María Blasco, directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO): Los estereotipos son parte del problema y actúan desde que somos niños. Su propio hijo le dijo: Mamá, yo no quiero ser mujer porque ganan menos. Vamos, que hasta los niños conocen la falta de consideración hacia la mujer.
Veamos lo que es un estereotipo. Según la RAE: Es una imagen o idea aceptada comúnmente por un grupo o sociedad con carácter inmutable, o sea, No mudable, que no puede ni se puede cambiar. ¡Toma ya! Viene del griego stereós: sólido; y typos: impresión, molde. Vamos, que está grabado con tal fuerza que no hay quien lo modifique. Los estereotipos lo que buscan es justificar o racionalizar una cierta conducta en relación a determinada categoría social.
En este caso concreto pretende justificar que las mujeres no sirven para ser científicas de alto nivel por su falta de interés por la ciencia, perseverancia, espíritu racional, sentido práctico y espíritu analítico. Al menos eso es lo que cree el 63% de los españoles encuestados (el 67% si se tienen en cuenta el resto de países encuestados). Me pregunto yo si esas mentes «iluminadas» son conscientes de cómo han cambiado los tiempos y de que el 60% de los becarios del CSIC son mujeres. ¿Tengo que recordaros lo que cuesta conseguir una beca? Pues hay que tener un expediente brillante y que destaque sobre los demás.
Lo cierto es que de ese 60% de becarias sólo el 25% llega a profesora de investigación. ¿Me puede explicar alguien qué ha pasado con el restante 35%? ¿Se ha esfumado por arte de magia? ¿No os parece curioso que, habiendo muchos menos becarios varones, sean más los que lleguen a puestos de más responsabilidad en ciencia? Yo coincido con María Blasco en que Si todo en la sociedad está montado para que sea más difícil para las mujeres, será más difícil.
Yo misma fui víctima en su día de estos absurdos prejuicios y estereotipos. ¿Quién sabe si mi carrera profesional no habría sido más próspera si, cuando trabajaba en Doñana, me hubieran contratado para anillar aves capturadas con nasas en la marisma del Rocío, en lugar de contratar a otra persona (varón, claro), porque un «graciosillo» se inventó que yo estaba embarazada? ¿Y qué si así hubiera sido? Lo cierto es que esa persona fue catapultada y acabó teniendo un cargo de responsabilidad en la Reserva Biológica de Doñana. Aún hoy tengo esa espinita aquí clavada. Y el «graciosillo» hace ya tiempo que es alguien a quien aprecio mucho, a pesar de todo el daño que me hizo su comentario, sin ser consciente de sus consecuencias.
Me parecen muy sensatas las palabras de Carlos López-Otín, investigador de la Universidad de Oviedo, que dice: Yo no distingo. Escojo el talento. Y el talento es el bien mejor repartido en todo el planeta. Efectivamente, a ver si somos capaces de «mandar a la porra» estas creencias limitantes, como son los estereotipos, y nos centramos más en las personas y sus talentos. Estos últimos están bien repartidos y no van asociados al sexo, os lo aseguro.
Quiero animaros a firmar el manifiesto presentado en el CSIC, AYÚDANOS A «CAMBIAR LAS CIFRAS«, que exige dar visibilidad a las científicas, que sólo reciben el 18% de los premios de ciencia en España y ocupan el 20% de los puestos directivos.
¡Ojalá no tengamos que esperar mucho para ver a una mujer al frente del CSIC! (Algo que jamás ha ocurrido hasta la fecha).
Y para terminar, comparto con vosotros el vídeo de la campaña Pretty Curious, de EDF Energy, en el Reino Unido, donde sólo 1 de cada 7 personas que trabajan en ciencia, tecnología y matemáticas es mujer. Verdaderamente los estereotipos nos limitan, no cabe duda, y me parece muy triste que haya que recurrir a campañas como éstas para luchar contra esas creencias que tanto daño nos hacen. Aunque de nada servirá esta lucha contra los estereotipos si la sociedad continúa sin ponérselo fácil a las mujeres (como comentaba más arriba), provocando que sigan abandonando antes de llegar a los puestos de alto nivel.