El futuro es femenino
Mañana es ocho de marzo, el día internacional de la mujer. En este día, pero no solo, el mundo exalta a las mujeres, sus derechos, su empoderamiento, sus logros y su posición en el mundo actual. En este día, escucharemos innumerables discursos, veremos pomposas celebraciones, etc. Todos estos discursos, palabras y eslóganes, repetidos por enésima vez, son muy bonitos. Pero esto no es suficiente.
Necesitamos acciones concretas. Necesitamos personas que tengan el corazón puesto en el feminismo y las cuestiones de la mujer. Necesitamos personas abnegadas que pongan sus corazones y almas en una causa que, antes que nada, es una causa humana y universal. Los derechos de la mujer no son un privilegio, una especie de favor por parte de los hombres, sino una prioridad absoluta. La igualdad no es un eslogan, sino una convicción que tenemos que hacer efectiva mañana y todos los días del año y en todos los ámbitos de nuestra sociedad. Los derechos de las mujeres y su seguridad son con mucho más urgentes que ciertas cosas como el ego masculino frágil de algunos hombres que se sintieron atacados por una simple publicidad que les solicita redoblar esfuerzos y cambiar de actitud. Pero, señores, las mujeres entendemos vuestro dolor y enojo. Porque todo eso es mas grave que el 80% de mujeres que sufren el acoso sexual en los espacios públicos. Porque todo eso es más preocupante que el 22% de mujeres maltratadas por su padre, hermano o marido. Porque todo eso es más urgente que las 206 mujeres y niñas que son violadas, cada día, en todo el mundo.
Pero no es demasiado tarde para arreglar estos problemas. Empecemos por las niñas y niños, intentemos transmitirles los valores necesarios para poner fin al sexismo y la violencia de género. Enseñemos a nuestras niñas sus derechos como futuras mujeres y cómo defenderse en los casos de agresión en la calle o en otro lugar. Enseñemos a las chicas a decir no explícitamente a los chicos cuando no lo quieren. Enseñemos a nuestras chicas a ser independientes emocionalmente para que no sean objeto de manipulación psicológica e independientes financieramente para que no sean dependientes de un hombre o cualquier otra persona. Enseñémosles que son unos seres humanos completos y que no necesitan un hombre para completarlas. Enseñemos a las chicas que son bellas, inteligentes y poderosas como los chicos.
Y enseñemos también a nuestros niños que no hay diferencia entre ellos y las niñas. Enseñémosles los principios del consentimiento sexual, que sí es sí y no es no. Enseñémosles que las mujeres no son objetos sexuales sino seres humanos con corazones, cerebros y almas, al igual que ellos. Enseñemos a los chicos que las mujeres son su pareja en la construcción de una sociedad más justa.
Yo, tú, ellos y ellas somos los actores del cambio social. Creo firmemente que el cambio es posible y que el futuro es femenino.
¡Larga vida al matriarcado!