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¿Elemental, querido Watson?: Sherlock Holmes y el Amor

El día de Año Nuevo de 2016 se estrenará en televisión el especial de la serie de la BBC Sherlock (adaptación a la vida del siglo XXI de la aventuras de los inolvidables personajes creados por Arthur Conan Doyle). Curiosamente, en y solo para el especial se recuperará la ambientación en el siglo XIX. Poco sabemos del episodio más allá del título: «The abominable bride» («La novia abominable») y lo que nos han revelado los tráilers:

En Parece amor, pero no lo es, hemos querido aprovechar la ocasión para realizar una pequeña revisión y análisis de la idea de amor que nos ha transmitido a la cultura popular la obra de Arthur Conan Doyle y en especial la última adaptación a la pequeña pantalla de la BBC, Sherlock, con algunas pequeñas referencias a otras adapciones. Las adaptaciones de la obra de Conan Doyle son innumerables e intentar analizarlas todas y cada una de ellas en un post hubiese sido demasiado ambicioso. Este tema podría dar para tesis doctoral, que no es el caso. Así que lean… y espero que disfruten. The game is on! 

El mito y la ¿realidad?: ¿es la relación de Sherlock Holmes y John Watson de naturaleza homosexual? 

Si las miradas hablasen…

Uno de los mitos más populares sobre Sherlock Holmes y John Watson, sobre todo entre los profanos del personaje que lo conocen por cultura general y por haber visto alguna que otra adaptación cinematográfica, es que la relación de Holmes y Watson es encubiertamente de carácter homosexual. ¿Realidad? ¿Mito? En realidad ninguna de las dos cosas. Arthur Conan Doyle no hizo, y nunca hubiese hecho, referencia clara a este tipo de relación en su obra teniendo en cuenta la sociedad y contexto histórico en el que vivía. De haber tenido una relación homosexual, lo lógico en la época victoriana en la que se desarrolla la historia original es que ésta se hubiese mantenido en secreto y seguramente sus protagonistas hubiesen llevado una doble vida. De hecho, John Watson llega a casarse no una, sino varias veces, en la trama de Arthur Conan Doyle. Las dudas sobre la orientación de Watson están justificadas por las múltiples referencias en las obras del canon a su gusto por las mujeres y su popularidad entre el sexo opuesto debido a sus galantes modales. Por lo tanto, podemos considerar dos teorías:

  • Que John Watson fuese un personaje bisexual «sin salir del armario».
  • O que Conan Doyle no tuviera en mente una atracción homosexual entre los protagonistas al menos recíproca: la orientación sexual de Sherlock Holmes no queda clara en ningún momento en su obra.

La única relación heterosexual «no platónica» que se le atribuye a Holmes en el Canon Holmesiano es su compromiso con la criada de Charles Augustus Milverton en una de las historias de la colección El regreso de Sherlock Holmes. El compromiso no llega a cumplirse, siendo éste una estratagema de Holmes para resolver el caso que trataba de resolver.

A la falta de relaciones heterosexuales debemos sumar ciertos comentarios del detective que rayan la misoginia o que hacen dudar de su orientación: Nunca se debe uno fiar completamente de una mujer, no es lo mejor de ellas (El signo de los cuatro) y especialmente No soy un ferviente admirador de las mujeres, como bien sabe, Watson (El valle del terror), para que los sherlockianos y las siguientes generaciones de dramaturgos y cineastas especulasen o bromeasen con la idea de que Sherlock Holmes fuese en realidad, gay. El maestro Billy Wilder fue uno de los cineastas que mejor supo sacar partido a los rumores, con grandes notas de humor, en La vida privada de Sherlock Holmessin dejar clara —como en la mayoría de adaptaciones, y seguramente tal como Conan Doyle hubiese querido— la orientación sexual del personaje.

En todas las adaptaciones tienen un punto de «matrimonio viejo». También la de los años 30-40.

Precisamente es la adaptación de la BBC Sherlock, a pesar de las bromas en torno a la homosexualidad de sus personajes, la que mejor resuelve este dilema: John, debes saber que estoy casado con mi trabajo. Una frase que revela mucho más que lo que pudiera parecer en una primera lectura: en realidad, no podemos analizar a Sherlock Holmes bajo ese prisma por el cual definimos a las personas-personajes por su orientación sexual y sus relaciones románticas. Como leemos en el comienzo de Escándalo en Bohemia

Todas las emociones, y esa en particular [El Amor Romántico] resultaban abominables para su precisa pero admirablemente equilibrada inteligencia. (…) era la máquina de observar y razonar más perfecta que el mundo había conocido, pero como amante no habría sabido qué hacer. (…) Para un razonador experto admitir estas intrusiones en su delicado y bien ajustado temperamento equivalía a introducir un elemento de distracción que podría sembrar dudas acerca de los resultados de su mente (…).

Por lo tanto, podemos decir que Sherlock Holmes decide prescindir del amor romántico y las relaciones sexuales en su vida —independientemente de su orientación— para que sus emociones no influyan en sus análisis deductivos. Sin embargo, en el canon sí se nos deja entrever el lado más emocional del detective, y esto nos lleva a Irene Adler.

«La Mujer»: Irene Adler

«La Mujer» en BBC’s Sherlock

Es precisamente en el relato Escándalo en Bohemia donde leemos: Para Sherlock Holmes ella es siempre La Mujer. A sus ojos, ella eclipsa y domina todo su sexo. No es que sintiese ninguna sensación semejante al amor hacia Irene Adler. (…) Y aún así, no hubo más que una mujer para él, y esa fue la difunta Irene Adler (…). ¿Significa esto que Sherlock Holmes se enamoró de Irene Adler? Pues tampoco. Como hemos expuesto anteriormente, la perspectiva romántica no puede aplicarse a las emociones del personaje de Sherlock Holmes. Irene Adler es en el canon una bella, inteligente y talentosa cantante de ópera envuelta en un escándalo político muy de factura del siglo XIX (no desvelaremos más detalles para no estropear la lectura a los que no hayan leído el relato) que ostenta el título de ser el único personaje capaz de vencer intelectualmente a Sherlock Holmes. Bien sea por la sorpresa que causa a Holmes verse por primera vez vencido, o bien sea por una admiración auténtica hacia las numerosas cualidades de la cantante y actriz, la atracción de Sherlock hacia Irene es innegable. Sin embargo, de nuevo, no podemos volver a juzgar los sentimientos y motivaciones del detective bajo un prisma romántico. La relación nunca llega a consumarse, y si Irene Adler ocupa un lugar en la mente y corazón de Sherlock Holmes, éste decide no hacer nada al respecto, continuando su «matrimonio» con su trabajo.

Irene & Sherlock en la adaptación de Guy Ritchie

El personaje de Irene Adler es uno de los más interesantes del canon holmesiano, y esto ha tenido como consecuencia que guionistas y cineastas fantaseasen con una relación romántica entre Sherlock e Irene. Mientras que en las películas de los años 30 y 40 protagonizadas por Basil Rathbone y Nigel Bruce no se hace referencia en absoluto a la cantante, centrándose totalmente en las aventuras y en la camaradería de los protagonistas, a partir de los años 60 —Haz el amor y no la guerra, ya sabéis— varias adaptaciones llegan incluso a imaginar un hijo para los dos, de cuyo cuidado se encarga Irene. Esto nos lleva a las adaptaciones de Guy Ritchie en las que no sólo vemos una clara tensión sexual entre el detective e Irene Adler, sino en las que La Mujer no es ya una actriz o artista sino una criminal y por lo tanto antagonista de Holmes. La serie de la BBC reinterpreta el personaje en clave siglo XXI y la convierte en una dominatrix (una artista en lo suyo, podríamos decir) chantajista aliada con Moriarty, principal enemigo de Sherlock Holmes. Las motivaciones de Irene Adler en la adaptación de la BBC no quedan nunca demasiado claras, a pesar del coqueteo constante entre los personajes, convirtiéndola en un personaje complejo e interesantísimo. De nuevo en esta adaptación de la BBC podemos ver cómo Irene sí importa a Sherlock, pero, como era de esperar, la relación no es consumada en términos románticos, o al menos esto no se deja claro de forma explícita.

Este beso no es canon

De hecho, en la Sherlock de la BBC  Irene Adler no sólo constituye una amenaza para la estabilidad profesional, mental y emocional de Sherlock, sino que también se presenta como una amenaza para la estabilidad de la relación entre John y Sherlock, produciéndose algunas escenas de «celos» por parte del inseparable compañero de nuestro detective. De hecho, en esta adaptación, parece como si ninguna relación romántica heterosexual pudiera equipararse al vínculo entre Sherlock y John, y esto me lleva a Mary Morstan. [Atención, a partir de aquí hay SPOILERS de la serie y del canon holmesiano].

Matrimonio, romaticentrismo y amor: Nada resulta más engañoso que un hecho evidente.

Mary Morstan es en el canon holmesiano una mujer joven que acude a Holmes para resolver un misterio que le afecta emocional y económicamente, en la novela El signo de los cuatro. Tras la resolución del caso, Watson le propone matrimonio y ella acepta, debido a la fuerte atracción y conexión mutua. Watson deja de vivir con Holmes debido al matrimonio, y cuando Mary muere (por causa que no se explica en los libros), John Watson vuelve a vivir con Sherlock al 221B de Baker Street. Como podemos ver, el mismo Conan Doyle deja entrever en su obra que el vínculo más duradero es la amistad entre Sherlock y John, manteniéndose a lo largo de toda la vida e incluso siendo preferible la convivencia entre los dos hombres a la que John mantenía con su esposa. Al menos en una primera lectura.

En la Sherlock de la BBC, Mary Morstan es mucho más que «la mujer de Watson» y es una amenaza total para Sherlock, para su marido e, incluso, para sí misma. Personaje aún más complejo que Irene Adler, y con muchos más secretos, en esta adaptación Mary es una exasesina a sueldo redimida. Cuando su secreto se descubre en la trama, se hace patente que Mary haría cualquier cosa para que John no descubra su pasado y no perderlePero las mentiras tienen las patas muy cortas, y John acaba descubriendo la verdad y, cómo no, volviendo a vivir con Sherlock. ¿Tenemos que mentir por amor? ¿Es el amor de alguien como Watson capaz de «curarnos»? Porque en esta adaptación, además de expiación de Mary por el amor de John, se nos presenta una lectura interesante del «vacío» que el matrimonio de John supone para Sherlock, volviendo este a recaer en su adicción a las drogas (mientras que en el canon holmesiano su consumo de una disolución de cocaína al 7% se presenta como «un hábito que había seguido manteniendo»).

Aunque en el canon holmesiano, por tanto, podríamos entender que Arthur Conan Doyle nos quiso presentar una amistad y vínculo duradero entre dos hombres que se complementan y entienden como nadie, en la última adaptación de la BBC se va más allá y se juega con dos ideas:

  • Que el amor de John, un personaje que se siente atraído por las personas inestables y las situaciones peligrosas, puede «salvar» al otro y aportarle la estabilidad emocional. Una idea muy asentada en nuestra sociedad.
  • Que las relaciones románticas heterosexuales son una amenaza para la estabilidad de la relación entre los dos hombres protagonistas.

En una primera lectura podríamos entender que los guionistas de la serie quieren hacernos entender que los afectos románticos son únicos y que deben centrarse en una sola persona, que Sherlock no puede amar a John y a Irene al mismo tiempo, que John no puede amar a Sherlock y a Mary a la vez. Pero, en realidad, ¿quién no ha sentido cierta pena cuando un amigo al que nos sentíamos bastante unidos comienza una relación de pareja y le vemos menos? Los humanos somos seres complejos y nuestro ego nos juega malas pasadas. Además, en la Sherlock de la BBC Mary parece aceptar y hasta apoyar la relación de Sherlock y John. Por lo tanto, tanto en el canon como en la adapción de la BBC: Nada resulta más engañoso que un hecho evidenteAunque en el canon holmesiano no veamos en ningún momento estas debilidades tan humanas en el detective como los celos o las dudas sobre sus sentimientos, y debamos extraerlas de nuestra lectura, precisamente la serie de la BBC brilla por su empeño en mostrarnos el Sherlock Holmes más humano, la emoción que se esconde tras esa elección consciente por la lógica y el intelecto. Seguramente esta sea una de las grandes razones de su éxito.

De hecho, uno de los momentos más emotivos de la serie es cuando Charles Augustus Magnussen, un personaje capaz de descubrir las «debilidades emocionales» de las personas, analiza a Sherlock y descubre que el listado de «puntos de presión» es mucho más largo que en otros. En ese listado podemos ver a John, a su hermano Mycroft, a la Señora Hudson, a Irene Adler… muchas personas que le importan. Esta escena da una profundidad y calado al personaje más allá de las descripciones de «la máquina de observar y razonar más perfecta» y nos presenta sus motivaciones. Al fin y al cabo, ¿por qué Sherlock Holmes decide ser detective asesor y «cazar dragones» (como le dice su hermano Mycroft en la serie) y no utilizar su talento e inteligencia para el crimen, como elige Moriarty, su antagonista?

¿Puede que sea precisamente… por Amor? Sí, amor hacia todos las personas que le importan, desde John a la Señora Hudson, pasando por Irene Adler. Pero tampoco es un amor como solemos entenderlo, un amor romántico, sino un Amor mucho menos egoísta: el amor hacia la justicia, hacia las mejores cualidades de una humanidad tan capaz de cometer los crímenes más atroces como de las más bellas obras. Aún así, definir de esta forma a Sherlock Holmes, especialmente en su versión de la BBC, es algo maniqueo y obvio por la complejidad del personaje: No conviertas a la gente en héroes, John. Si existieran los héroes yo no sería uno de ellos.

Sea cual sea la motivación del detective para elegir estar en el lado de los ángeles»(tal como se dice en la serie), está claro que aunque queramos juzgarlos en base a nuestro romanticentrismo y visión heropatriarcal,  los personajes de Arthur Conan Doyle escaparán siempre de esa visión por la cual los humanos nos definimos las relaciones románticas que mantenemos con los demás y que presupone que amar a una persona implica que no podemos amar a otras y que el amor hacia una única pareja debe ser una de nuestras grandes motivaciones y aportarnos estabilidad emocional. No es sólo John. No es sólo Irene. No es sólo Mary. No es sólo Sherlock.

Tal vez por eso Sherlock Homes y John Watson, su relación y sus relaciones con el resto de personajes han capturado la mente y los corazones de tantas personas desde el siglo XIX, más allá de las aventuras. Y seguirán haciéndolo, porque tenemos mucho que aprender de ellos sobre qué significa amar de verdad, más allá de las normas  y de la visión que nos impone la sociedad.

Y mañana tendremos la suerte de reencontrarnos con ellos. 🙂

Y vosotros, ¿qué opináis de las relaciones entre los protagonistas de la obra de Arthur Conan Doyle y lo que han transmitido a la cultura popular sobre el amor? Espero vuestros comentarios… al fin y al cabo para eso están los blogs. 😉

¡Y feliz 2016!

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